Josep Lluís Galiana: Tenor Saxophone Solos. València: LIQUEN RECORDS. DL: V-2740-2018 — LRCD011. PVP: 15€
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Josep Lluís Galiana, spanish saxophonist, improviser and writer, publishes his first solo album in LIQUEN RECORDS.
TENOR SAXOPHONE SOLOS is a selection of improvisations recorded on March 19th, October 1st and November 19th, 2017 and May 30th, 2018 at Liquen Studios, Pedralba, València, Spain.
Recorded and mixed by Josep Lluís Galiana and mastered by Enrique Soriano (CROSSFADE). Produced by Josep Lluís Galiana, who plays Tenor Saxophone Buffet Crampon S1.
Graphic design by J. Chagall. Cover photo by Roberto Domínguez and Inside photo by Mara B. Stones. Text by Joan Gómez Alemany and translated to English by Juan José Palomar.
No borders of any kind
The creation of a solo album like “Tenor Saxophone Solos” is not only a proposal of a great bravery. It´s something else. The listener can also feel not only a great control of the instrument, but the sensation of hearing someone who has played with many people. This interaction with other musicians, as present in Chamber Music, is much more important and difficult in free improvised music than in music already written and therefore ruled in advance.
Let´s think about musicians like Bach, one of the greatest musical improvisers of all time. Even with the obvious absence of any records of their performances, these improvisations are well known after what has been written about them and, much more significant, what has been reflected in their pieces. They show us that the synergy between a great instrumental technique and an immense knowledge of the instrument lets the musician to create a music that, even if made with a monodic instrument (in Bach´s pieces for solo cello, violin or flute, for instance), can offer to us a very rich and interesting texture, as in Chamber Music. Several lines sounding simultaneously, which create the sonic illusion of listening to more than one person at once.
Josep Lluís Galiana achieves this in “Tenor Saxophone Solos”, his first solo album. His music knows no borders of any kind. Galiana´s rich musical expression combines disparate aesthetics without persisting in a limited orthodox thinking. He keeps a constant interest of listeners by a continuous updating of their expectations. This demonstrates a great technique and an intense control of sonorous materials, with an infinite palette that includes almost all: from the noisiest and amorphous sounds to a great formal complexity. Fragments interacting with different sonic materials (that shameless tonguing!) mixed with melodious and concrete tones.
This enormous variety and some other interesting characteristics make this record a noble and audacious project. Worthy of being heard, without any doubt!
Joan Gómez Alemany
TRACKLIST
- City Life
- Sequenza I per sassofono tenore
- Fantaisie par quartier
- Fragment…
- …With Variations
- Seat 13
- Lost In Piccadilly
- Rhythm & Funk
- Julia (How To Improvise What I Want To Say You)
PRESS
lunes, 15 de junio de 2020
«La improvisación ha sido desde hace muchos siglos la manifestación más importante de la música. Eso si no tenemos en cuenta las manifestaciones musicales primitivas, las cuales eran de transmisión oral, pues aún no existía la notación. Es a partir de principios del siglo XX cuando la improvisación pierde su ancestral protagonismo. La evolución técnica de los instrumentos, la complejidad de las estructuras musicales y sus métodos compositivos y el afán de los compositores por plasmar mediante una notación musical cada vez más sofisticada y estricta sus ideas musicales han sido las razones de este paulatino abandono de la práctica improvisatoria por parte de los músicos clásicos occidentales.»
«No obstante, y desde hace unas cuatro décadas, muchos compositores e intérpretes de música contemporánea y sobre todo músicos procedentes del jazz y del rock progresivo han recuperado esta práctica de la libre y espontánea expresión sonora. Bien desde estéticas diferentes como la aleatoriedad, indeterminación, minimalismo, neolirismo, sonido ambiente, ruidismo, neotonalismo, mimetismo o las músicas étnicas, bien desde géneros musicales tan diversos como el jazz, el rock, el pop, la creación electroacústica, la performance sonora, el teatro musical, la vídeo instalación (multimedia), o la live electronics, la improvisación ha recobrado su vida sonora dentro de la música occidental».
Con estas palabras, extraídas de un artículo de Josep Lluís Galiana (Valencia, 1961) publicado por el diario Levante-EMV el 9 de julio de 2009, el propio compositor y saxofonista valenciano, en su faceta de musicógrafo, nos ponía hace más de diez años en antecedentes de la importancia que en su creación musical tiene la improvisación: práctica por medio de la cual nos hemos adentrado en su catálogo de obras a lo largo de las últimas semanas, con excelentes ejemplos como sus lanzamientos en el sello Liquen Records de Interaccions sonores (2019) —allí, de la mano del joven compositor valenciano Joan Gómez Alemany en la electrónica—, así como de las piezas electroacústicas compuestas por Josep Lluís Galiana entre los años 1999 y 2019: obras en las que el saxofón (instrumento habitual de Galiana) tenía una fuerte presencia, ahondando en esa hibridación de lo acústico y lo electrónico que es una de las señas de identidad del músico valenciano, así como uno de sus temas de reflexión privilegiados, como daremos a conocer a nuestros lectores este mismo mes, en la reseña del libro Emociones sonoras. De la creación electroacústica, la improvisación libre, el arte sonoro y otras músicas experimentales (2020), volumen publicado por EdictOràlia: otro de los muchos proyectos de un Josep Lluís Galiana que a lo largo de las últimas décadas ha sido, como compositor, interprete, programador, editor y escritor, una de las más lúcidas y críticas miradas a la realidad artístico-musical de la Valencia de finales del siglo XX y principios del XXI.
Mientras esperamos a la reseña de Emociones sonoras, en nuestra tercera visita al catálogo de la discográfica valenciana Liquen Records nos encontramos hoy con el primer álbum de solos publicado por Josep Lluís Galiana; un compacto que, como no podía ser de otro modo, tiene al saxofón como instrumento protagonista; en este caso, un saxofón tenor Buffet Crampon S1 de una sonoridad muy bella, bien timbrada y compacta, del que Galiana extrae una cantidad de colores y matices dignos de mención, contribuyendo a que este compacto —titulado Tenor Saxophone Solos— nos vuelva a recordar al citado artículo que encabeza esta reseña, pues en él Galiana se refería, asimismo, a la conocida como «Soundpainting», técnica del músico y educador norteamericano Walter Thompson que Josep Lluís Galiana asimilaba al trabajo de compositores como La Monte Young, John Zorn, o Agustí Fernández, para facilitar «la libre expresión sonora colectiva y su modelaje». Las nueve piezas reunidas en Tenor Saxophone Solos explotan de forma muy especial ese concepto y esa técnica de la pintura musical, permitiéndonos afirmar que estamos, por tanto, ante un verdadero ejercicio de saxpainting (por tirar de las posibilidades a las que el neologismo original de Walter Thompson daba lugar) cuyos resultados ofrecen un rico paisaje sonoro sobre el siempre sutil lienzo del silencio.
Por supuesto, en el caso de Josep Lluís Galiana improvisación libre no quiere decir ni libre albedrío ni libertinaje musical, sino un proceso de expresión muy sólidamente injertado en la historia, así como consciente de la misma y de sus muchas rutas estéticas y recursos técnicos. Es por ello que Galiana, utilizando tal libertad asociada a ese gran catálogo de posibilidades, nos ofrece aquí un disco muy plural en sus dejes estilísticos, que van de ecos de la música norteamericana más interesante de las últimas décadas (presencias del free jazz y del rock progresivo incluidas) a vínculos muy sólidos con la música contemporánea europea; de hecho, con leer algunos de los títulos que jalonan Tenor Saxophone Solos nuestra mente viajará a la más firme tradición reciente, como la del Luciano Berio de las Sequenze (1958-2002), que casi parecen evocadas y homenajeadas por el título de la segunda pieza de este compacto, Sequenza I per sassofono tenore (si bien en el caso de Luciano Berio es la Sequenza IXb (1981) la escrita para saxofón). Un Berio, por cierto, que constituye una de las referencias musicales, artísticas y humanas para Josep Lluís Galiana, como podemos leer, muy especialmente, en la séptima parte de Emociones sonoras, si bien la presencia del trasalpino nos espolea con su lucidez en diversas páginas del libro.
Sequenza I per sassofono tenore es una de las propuestas más sólidas de este compacto; ejemplificando, además, de forma muy evidente la doble naturaleza del mismo: entre lo más rugoso y ruidista, por un lado, y, partiendo de esa exploración de texturas, una manifiesta evolución hacia un saxofón gestual, inquieto y atávico que, progresivamente, se va movilizando en su totalidad hasta llegar a un final que se acerca más a ese grito torrencial e histriónico, a esas masas rítmicas tan energéticas y direccionales que habíamos escuchado en las primera piezas del disco, como City Life o Fantaisie par quartier, rozando en sus últimos minutos la Sequenza I lo obsesivo y lo espasmódico.
Fragment… es otra de las piezas en las que Galiana incide, desde su comienzo, en una búsqueda de texturas de tipo ruidista, jugando con el aire, los armónicos y un sonido silbante que nos vuelve a remitir a los paisajes de la electrónica, por cómo el saxofonista valenciano es capaz de tramar una polifonía en diversas capas de un virtuosismo técnico arrollador, superponiendo desmaterializaciones armónicas y una rugosidad que parece se arrastrase por el instrumento, friccionando sus superficies metálicas. Todo un tour de force y una demostración más de maestría en el dominio del saxofón que hace de Fragment… una de las mejores y más modernas obras de este disco…
…tal y como sus puntos suspensivos nos dan a entender, Fragment… tiene su continuación en …With Variations, una pieza en la que se desdobla el proceso que, de algún modo, había consensado y sintetizado en una sola obra la previa Sequenza I, por cuanto estas variaciones nos vuelven a llevar de lo ruidista a un saxofón más movilizado por medio de alturas, incidiendo una vez más en lo gestual, en las figuraciones y en un sentido torrencial que no deja, en todo caso, de mostrar una búsqueda de la unidad dentro de sus muy diversas formas de explotar y explorar los materiales, por lo que, volviendo a esa responsabilidad histórica a la que antes me refería con respecto a la improvisación libre, no creo exagerado señalar aquí la impronta de compositores como el Schönberg de las Variationen für Orchester opus 31 (1926-28), o el Webern de las Variationen für Klavier opus 27 (1935-36), cimentando y dotando de coherencia a cada una de las vueltas y revueltas que el saxofón de Josep Lluís Galiana da sobre sí mismo en busca de una nueva salida. Frente a los compositores de la Segunda Escuela de Viena, Galiana se muestra, en todo caso, menos estructural y rígido, soltando su instrumento con mayor atavismo, sin que la construcción estrictamente autorreferencial, ni mucho menos, el serialismo, sean precisos para mostrar cómo los materiales musicales son capaces de progresar desplegando cuanto palpita en su interior como germen y latencia. En sus últimos minutos, …With Variations gira sobre sí misma y visita sus paisajes fundacionales (sin por ello retrogradarse), hasta reencontrarse con las técnicas ruidistas de Fragment…; con lo que el conjunto de ambas obras (o partes de un mismo todo) se convierte en la propuesta más completa y potente de este compacto.
Seat 13 se sitúa entre ambos mundos (el ruidista y el armónico), uniéndolos por medio de un manejo de la armonía muy refinado y sin miramientos, en el que los súbitos saltos interválicos, unidos a una continua modulación dinámica de orden cuasi escultórico (y a otras técnicas de tipo más extendido, como el slap o el flujo de aire sin tono), consiguen transitar entre la tradición, lo que sería un universo sonoro progresivo y el ruidismo de la avantgarde europea. Es por ello que esta vibrante pieza nos vuelve a mostrar una muy interesante pluralidad de ideas, así como la inserción en la tradición de la improvisación como conciencia histórica y, por supuesto, un dominio técnico impresionante, pues lo realizado por Josep Lluís Galiana en cuanto a digitación y control de la proyección de aire es digno de mención. De este modo, obras como Seat 13 dan sentido a lo que Josep Lluís Galiana define en Emociones sonoras (recogiendo un artículo publicado en sulponticello.com) como «improvisación positiva»: un proceso heurístico-musical que «hace mención a esa creatividad, a ese pensamiento divergente que nos ayuda a dar soluciones a situaciones a las que no estamos acostumbrados», considerando la improvisación libre «como un proceso creativo y no como un producto acabado».
En Lost In Picadilly, Josep Lluís Galiana lleva a cabo un viaje, en cierto modo, inverso, yendo de la gestualidad y de los ecos norteamericanos a un ruidismo rugoso y extendido en sus pasajes centrales, del que vuelve a los materiales iniciales; si bien, en todo caso, ya no siendo el mismo, pues uno y otro lenguaje se con-funden e sincretizan en su final. De algún modo, ese mismo recorrido e hibridación de lenguajes podríamos decir que se dibuja en el conjunto de Tenor Saxophone Solos como globalidad, pues en las breves y finales Rhythm & Funk y Julia (How To Improvise What I Want To Say You) volvemos a escuchar ecos del comienzo del disco, con sus más libres y melódicas improntas del free jazz, el blues y el funk, incluida la sensualidad de la última pieza, ya en clave personal y afectiva del propio Galiana, que cierra con este guiño un recorrido muy completo, variado y exigente, como el que supone enfrentarse a esta gran improvisación positiva y heurística en los nueve capítulos que, a largo de casi 50 minutos, este disco nos propone.
Como en los anteriores compactos de Liquen Records que hemos reseñado en mundoclasico.com, las tomas de sonido son realmente buenas, con mucho cuerpo, timbre realista y una redondez en la percepción del instrumento que se agradece. Al igual que en el disco que contenía Interaccions sonores, o en el dedicado por el sello valenciano a la música electroacústica de Joan Gómez Alemany, las notas (precisamente, a cargo de este último) vienen impresas en el propio cartón del disco. En ellas, Joan Gómez se retrotrae a Johann Sebastian Bach para glosar la labor del músico como improvisador, así como la entidad y la seriedad musical de tal aventura, con los logros históricos que conocemos, a los que podemos añadir, desde Valencia, los cosechados por el propio Josep Lluís Galiana en sus estupendos Tenor Saxophone Solos, dando forma y salida a lo que Galiana expone en otro de sus textos recogidos en Emociones sonoras:
«El arte es pura experimentación. También espontaneidad y azar, capacidad de comunicación y libertad de expresión, inmediatez del discurso y búsqueda de belleza y verdad, cultivo de la individualidad y construcción de una voz propia y la posibilidad de emocionarnos… No entiendo la creación musical sin la experimentación, sin explorar nuevos límites a nuestro intelecto, ni desafiar a cada instante nuestra percepción para ir más allá de las fronteras conocidas».
Este disco ha sido enviado para su recensión por Liquen Records
Publicado por CORONEL MORTIMER en lunes, febrero 25, 2019
INTRO:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
FOR THOSE ABOUT TO MOCK!//////////////////////////////////
Hay que partir de la base de que los conocimientos técnicos sobre el saxofón que yo pueda siquiera dilucidar en esta reseña son inversamente proporcionales al estatus musical, profesional y humano que alguien como JOSEP LLUÍS GALIANA tiene. Dicho de otra forma, mi forma de abordar este tremendo Tenor Saxophones Solos será parcial, posiblemente equivocada en expresión, y ni por asomo objetiva.
Ya no es solo que alguien con el bagaje musical literario de Galiana me sobrecoja a la hora de intentar siquiera desgranar acertadamente sus discos (esta vez su primer trabajo en solitario) porque bueno, bien es sabido que se trata de un experto en la materia sobre la improvisación libre como así atestiguan sus doctos libros, es que atreverse a soltar párrafos sobre un álbum en el que los parámetros musicales están emborronados (así queda de manifiesto en el fantástico texto introductorio de Juan Gómez Alemany que visionariamente se llama No Borders Of Any Kind) es para pensárselo un par de veces.
Pero oigan, la música es del Pueblo y si me amilano es con el respeto profundo que me inspira un músico que tiene la facultad de ser académico, pero académico del pueblo. Así lo he constatado viéndolo en directo tocar y así se le nota en el trato aunque yo ahora mismo esté usando mi esfínter anal como almohada cervical del miedo que tengo. No es miedo al fracaso sino miedo al bloqueo, a no saber expresar con palabras lo que siento y creedme cuando digo que es una sensación de vértigo espantosa.
Y cuando digo Pueblo estoy mimetizando una visión abstracta de una música que me sugiere cosas cotidianas a pesar del nivel de abstracción que pueda alcanzar. Es decir; algo puede ser tan matemático y bien urdido como para crear un Paradigma pero con la música de Galiana siempre podrás destilar un producto que podrá consumir cualquiera… o mejor dicho, cualquiera que ame la música. La música de Galiana puede ser Popular si tú lo crees porque por muy densa, dispersa o avanzada que resulte proviene de la tráquea y aparato respiratorio (y por ende digestivo) de un ser antropomórfico que piensa, siente y escupe en saliva sus vivencias y eso, pese a ser Misterio, pertenece a todos y todas.
Por ello voy a contradecir eso del NO BORDERS OF ANY KIND porque hay un matiz sobre el que tengo que expresarme. Sí que hay bordes y fronteras, y es el del oyente. Galiana borra las fronteras con el esfumino sonoro de las ondas, pero esas mismas ondas acaban convirtiéndose en barreras otra vez cuando el oyente no quiere derrocarlas, cosa que resulta todavía más grave y dantesca cuando el oyente es un experto en la materia.
A veces y por desgracia, mientras más lees, más escuchas y más sabes, más barreras pones en tus prejuicios internos y es el PUEBLO (otra vez), el que sin nada que perder recibe en su simpleza el 100% de la pureza de la música improvisada. El oyente medio, el “pasaba por aquí”, el “no sé de jazz pero esto me representa”, a veces es capaz de escarbar incólume entre escalas, sordinas, tapings y demás técnicas imposibles que el utillero literario en su afán por describir acaba matando en alma.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::MÚSICA
////////////////////////////////////////////////////WHE SALUTE YOU!
“Un disco de un cuarteto es una Space Opera. Un disco de un trío es una Suite. Un disco de un dúo es un Duelo, y un disco en solitario es una Masturbación Junguiana”.
Coronel Mortimer Dixit
Editado en el atrincherado reducto cultural LIQUEN RECORDS, masterizado por Enrique Soriano y con sendas fotografías (portada e interior) de Roberto Domínguez y Mara B. Stones, Tenor Saxophones Solos son 50 minutos de una paleta expresiva polivalente que abarca descripciones sonoras tan variadas como pueden ser el ruido de una sinapsis neuronal o cómo diablos suena una calle en un día cotidiano.
“City Life” es una meditación con fuerte aroma Coltraniano pero en clave minimalista. Un saxo tenor contenido despliega una cantidad asombrosa de notas acotadas que nunca terminan de estallar. Son notas amputadas que salen de un instrumento que se nota domesticado. La asombrosa técnica que aquí se muestra se sublima en “Sequenza I per Sassofono Tenore”, intrincado corte en el que la amputación de las notas es similar al tema anterior pero ocurre antes.
Si esto fuese medicina el primero sería infracondíleo y este Sequenza sin duda supracondíleo. La melodía yace enterrada en notas rápidas en cascada y hay que unirla como en esos dibujos que se hacen por secuencia de puntos. Fotogramas e instantáneas que juntas adquieren la sensación de movimiento.
La calidez que se le presupone al saxo tenor llega en “Fantaisie Par Quartier”, muy fluido y lírico, tiene esa impronta meditabunda del jazz de club cargado de humo, del cine noir francés y la espiritualidad de la New Thing.
Si esto fuese un disco de música electrónica, “Fragment…” sin duda estaría dentro del minimalismo y lo concreto, con algo de la salvaje disyuntura de lo Dadaísta y el Tape Collaging pero claro, tengo que centrarme en la improvisación y no puedo obviar a la SPONTANEOUS MUSIC ENSEMBLE y sus ejercicios matemáticos rotatorios y mantenidos sobre una misma nota, algo así como hacía al soprano TREVOR WATTS o como maneja la intensidad EVAN PARKER, capaz de convertir un sonido que empieza en brisa en un auténtico tornado sin solución de continuidad, como sin solución de continuidad sigue “… With Variations” explorando la misma senda en una agreste y salvaje rendición al Jazz europeo avanzado durante 12 minutos.
En un rango que roza las posibilidades altas del saxo tenor llega “Seat 13”, corte que gracias a sus subidas y bajadas casi simultáneas en el espectro de notas hace que la ilusión de varios instrumentos se realce. Musicalmente es una delicia que me recuerda a los intensos momentos de PAUL DUNMALL que aunque se centre más en Saxello, Barítono y Soprano sí que en cuanto a técnica y abordaje podría ser similar.
Terminando este bloque de cuatro temas está “Lost In Picadilly”, continuación natural de la anterior. Un clímax alucinante de caos ordenado gracias a una disposición de las notas no aleatorias pero sí con la suficiente velocidad para hablar de virtuosismo, inmediatez y presteza.
Antonio Martín, La muerte tenía un blog
Edita: Liquen Records, Valencia, España. 2018
Miguel Ángel Pérez Martín – 19/12/2018 – docenotas.com
Al parecer el gran maestro de la improvisación en el freejazz, Cecil Taylor, tenía una gran recomendación para los músicos: no ensayes, ¡practica!. Practicar supone coger el instrumento y hacerle sonar…para reproducir algo “compuesto” o para hacer una “composición instantánea”. A veces de estas últimas surge un gran concepto musical a desarrollar, o una canción…los arcanos musicales son así.
Ya he dicho en estas páginas en otras ocasiones que improvisación NO es siempre Jazz o música contemporánea, hay estaciones intermedias. Se improvisa en el rock y en el folk también. Incluso puede haber sonidos inclasificables en un estilo si se mezcla la electrónica. Es el caso de Josep Lluís Galiana, a caballo entre el jazz (del que toma sonoridad y fraseados principales) pero amplía sus ideas hacia la vertiente “contemporánea”, dando a los desarrollos una cierta aleatoriedad, serialismo, eliminando aristas excesivamente dramáticas y centrándose en fraseados muy rítmicos y a veces muy cálidos donde el virtuosismo aparece, pero no se impone.
Tras varias escuchas de esta obra se me ocurre una especie de paseo por otras referencias creativas —plásticas por ejemplo— con las que podía interactuar su interpretación. La veo más cercana a la sala de exposiciones o al acompañamiento de poemas o textos literarios que a la mera contemplación en una sala de conciertos, donde seguro que también funciona.
Podría ser una especie de “suite” sonora para saxofón, pero Josep Lluís Galiana prefiere darle una visión tradicional, de tema tras tema, cada uno funciona por su cuenta y se centra en diferentes formas expresivas. Desde las más centradas en la ruptura del fraseado, muy picado y quebrado a las más jazzys basadas en glisandos…, algunas combinan las dos, como Fragment. En otras ocasiones acercando el saxofón al sonido de un instrumento de percusión más que melódico, o el más mainstrean en Rhythm & Funk.
Imagino que una dificultad añadida es dar título a las composiciones sin acudir a la denominación de Anthony Braxton, “composition 456” por ejemplo.
Acompañar el sonido con la imagen del intérprete —o sea, escuchar esta música en directo— es más que conveniente, suele tener una componente espectacular de movimiento más que importante.
Amantes de la improvisación: no abstenerse.
Pedido a liquenrecords.com
Singular sounds, these CDs by four improvisers from three different countries demonstrate how each uniquely copes with propelling innate creativity figuratively clad in nothing more than reeds, keys, ligature and metal. The four are Dutch tenor saxophonist, clarinetist and shakuhachi player Ab Baars: tenor saxophonists Antonio Raia from Italy and Josep Lluís Galiana from Spain; and Italian baritone saxophonist Giuseppe Doronzo, all of who have comprehensive credentials in bands and/or academe.
Concentrating on the tenor saxophone, València-based Galiana, who has performed with numerous bands as well as teaching at the university level, attests to his experiments in saxophone sound advancement with this CD, his first recorded solo effort. Like Baars, he can build sequences from moderato story-telling while also outlining responses to the melody, as he does on “Fantaisie par quartier” and more profoundly on “Lost in Piccadilly”. That second improvisation finds high-pitched breaths succeeded by a series of timbral extensions whose logic is expressed with wide ranging cries and paced with barely there growls, puffs and tongue slaps. Broadening his palate to pure experimentation other tracks feature a potpourri of exceptional technical exercises, but ones that come across as more accessible than off-putting. “Sequenza I per sassofono tenore” for instance, upsurges its exposition from tongue slaps and snorts to excavation of low pitches from the instrument’s bow. Diaphragm intensity is brought into play on “Seat 13” as a multiphonic double burr is separated into layers of colored air. However the pivotal tracks here are “Fragment…” and “…With Variations”. The wispy melody introduces on the first track that’s defined with higher-than-altissimo pitches that narrow and sharpen into aviary affiliated split tones by the end, are further expanded on the second. Huge circular movements of irregularly and intensely vibrated tongue stops and reed bites are repeated on “…With Variations” to the extent that it appears that timbral augmentation will never stop. Then in the penultimate minutes the narrative deflates to near-silence, becoming muted and lower-pitched by the shaking finale.
«Todo un despliegue de recursos al servicio de la libertad de discurso y con unas notas al disco bien interesantes de Joan Gómez Alemany…, que cita además con mucha razón que hay determinados instrumentistas que logran una gran simbiosis con su instrumento y con sabiduría crean una música que, pese a ser monofónica, nos ofrecen más texturas y una serie de sonidos que nos hacen creer que estamos escuchando a más de un músico a la vez. Esto lo consigue Josep Lluís Galiana con amplitud de recursos, pero sobre todo los armónicos, recurso que le gusta mucho utilizar para superponer los dos sonidos del saxo e interrumpirse el discurso y llegar a la libertad interpretativa absoluta. Un disco muy equilibrado entre el riesgo y lo irreverente y lo más formal (con unas comillas bien gordas)»
Sergio Cabanillas, Universos Paralelos