Joan Gómez Alemany. 7 WORKS FOR CHAMBER MUSIC AND ENSEMBLE. València: LIQUEN RECORDS. DL: V-638-2022 — LRCD021. PVP: 15€
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We would like to thank our sponsor / supporter Österreichische HochschülerInnenschaft an der Kunstuniversität Graz (ÖH-KUG) and thank all the musicians and festivals.
Container Ensemble: Jacobo Hernández – violin Leo Morello – cello Joan Jordi Oliver – saxophone Carlo Siega – electric guitar Miguel Ángel García – percussion I Roberto Maqueda – percussion II Víctor Barceló – percussion III
Live recording: 06/05/2019, Ensems Festival, Palau de la Música, Valencia. Sound engineer: Contra Vent i Fusta.
Live concert video: https://www.youtube.com/watch?v=GkIHQpg6lbo&t=2s Video projection version: https://youtu.be/btXObLLbmsE
This piece was commissioned by the Institut Valencià de Cultura for the Ensems Festival in collaboration with the Mixtur Festival
Joan Gómez Alemany in his exhibition Between the visual and the sound. Reappropriation of matter and material at La Posta Foundation
BIOGRAFÍA
Joan Gómez Alemany (Valencia, 1990). Inicia el Grado en Composición con Oliver Rappoport (Conservatori del Liceu) y lo termina con Clemens Gadenstätter (Kunst Universität Graz). Es Máster en Composición (KUG) con Franck Bedrossian y Máster en Ópera y Musik-Theater (KUG) con Gadenstätter. Además es Título Superior de Piano, iniciándolo en el Conservatorio Superior de Música Joaquín Rodrigo y terminándolo en el Conservatori del Liceu y Licenciado en Bellas Artes (Universitat Politècnica de València). Actualmente está doctorándose (UPV) con una tesis sobre la interdisciplinariedad artística. Recibió lecciones individuales con los compositores Mark Andre, Pierluigi Billone, Raphaël Cendo, Brian Ferneyhough, Ashley Fure, Dmitri Kourliandski, José Manuel López López, Michael Maierhof, Hèctor Parra, Alberto Posadas, Jorge Sánchez-Chiong, Yann Robin, Rebecca Saunders, Mauricio Sotelo, entre otros.
Gómez Alemany compagina la creación musical, las artes visuales y el cine, en continuo diálogo, con la escritura de ensayo y crítica principalmente sobre música y arte. Sus composiciones han sido encargadas o interpretadas en festivales como el Darmstädter Ferienkurse, impuls, ManiFeste-IRCAM, reMusik.org, Ensems, Mixtur, Mostra Sonora Sueca, etc., e interpretadas por músicos o ensembles como Arditti, Nikel, Recherche, Multilatérale, Schallfed, Adapter, Parcours, MCME, Container, Aer Duo, IEMA, Szene Instrumental, BCN216, entre otros. También han estrenado música suya las orquestas como la SWR bajo la dirección de Gregor Mayrhofer y JOGV bajo la dirección de Pablo Rus Broseta. En 2022 estrenó su primera ópera de cámara (proyecto interdisciplinar) en la Ópera de Graz bajo la dirección de Leonhard Garms.
Algunas de sus composiciones están publicadas por la editorial BabelScores y editadas por la discográfica Liquen Records. Ha escrito en diversas revistas especializadas destacando Sul Ponticello, donde mensualmente desde 2018 escribe en su sección propia Interacciones. Ha sido coordinador y escritor del libro Valencia y la abstracción, construcciones con geometría y color. Trayectoria vital y creativa del artista Vicente Gómez García (1926-2012) y ha escrito junto a Alfonso de la Torre Cartas en torno a Manolo Millares y Pablo Palazuelo, ambos publicados por EdictOràlia. También ha sido coordinador del libro digital A book about Festival Mixtur para la conmemoración de su décimo aniversario. Su obra cinematográfica consta hasta la fecha de cuatro largometrajes, tres mediometrajes y once cortometrajes. Algunos de sus trabajos sonoros y visuales se han mostrado en museos como el Centro Pompidou, IVAM, CCCC Centro del Carmen, Fundación Luis Seoane destacando su exposición individual titulada Entre lo visual y lo sonoro. Reapropiación de la materia y el material en la Fundación la Posta.
BIOGRAPHY
Joan Gómez Alemany (Valencia, 1990). He begins the Bachelor in Composition with Oliver Rappoport (Conservatori del Liceu) and finishes it with Clemens Gadenstätter (Kunst Universität Graz). He has a Master’s in Composition (KUG) with Franck Bedrossian and a Master’s in Opera and Musik-Theater (KUG) with Gadenstätter. He also has a Degree in Piano, starting at the Joaquín Rodrigo Superior Conservatory of Music and finishing at the Conservatori del Liceu and a Degree in Fine Arts (Universitat Politècnica de València) . He is currently making a PhD (UPV) with a thesis on artistic interdisciplinarity. He received individual lessons with composers Mark Andre, Pierluigi Billone, Raphaël Cendo, Brian Ferneyhough, Ashley Fure, Dmitri Kourliandski, José Manuel López López, Michael Maierhof, Hèctor Parra, Alberto Posadas, Jorge Sánchez-Chiong, Yann Robin, Rebecca Saunders, Mauricio Sotelo, among others.
Gómez Alemany combines musical creation, visual arts and cinema, in continuous dialogue, with writing essays and criticism mainly on music and art. His compositions have been commissioned or performed by festivals such as the Darmstädter Ferienkurse, impuls, ManiFeste-IRCAM, reMusik.org, Ensems, Mixtur, Mostra Sonora Sueca, etc., and performed by musicians or ensembles such as Arditti, Nikel, Recherche, Multilatérale, Schalfed, Adapter, Parcours, MCME, Container, Aer Duo, IEMA, Szene Instrumental, BCN216, among others. His music has also been premiered by the orchestras such as SWR under the direction of Gregor Mayrhofer and JOGV under the direction of Pablo Rus Broseta. In 2022 he premiered his first chamber opera (interdisciplinary project) at the Graz Opera the direction of Leonhard Garms.
Some of his compositions are published by the BabelScores and edited by the Liquen Records. He has written in several specialized magazines, highlighting Sul Ponticello, where he writes monthly since 2018 in his own in his own section Interacciones. He has been coordinator and writer of the book Valencia y la abstracción, construcciones con geometría y color. Trayectoria vital y creativa del artista Vicente Gómez García (1926-2012) and has written together with Alfonso de la Torre Cartas en torno a Manolo Millares y Pablo Palazuelo, both published by EdictOràlia. He has also been coordinator of the digital book A book about Festival Mixtur for the commemoration of its tenth anniversary. To date, his cinematographic work consists of four long films, three medium-length films and eleven short films. Some of his sound and visual works have been shown in museums such as the Pompidou Center, IVAM, CCCC Centro del Carmen, Fundación Luis Seoane highlighting his individual exhibition entitled Between the visual and the sound. Reappropriation of matter and material at the Fundación la Posta.
El Cuarteto de cuerdas nº 1 (átanoSonata) (2017) de Joan Gómez Alemany (1990) es áspero y crespo como una arpillera de Millares. Los Ardittis parecen pasárselo en grande con esta obra de joven pluma heredera de Lachenmann y amplificadora de las mayores rugosidades de aquel. El proceso de deformación del material es tal que, más allá de música concreta instrumental, podríamos evocar el noise y lo industrial. La no-escuela de un Maurizio Bianchi se contagia irradiándose en las suciedades texturales de esta colección de piezas de cámara de una manera mucho más evidente incluso que en un disco precedente centrado en la creación electroacústica del valenciano.
Lo duro y lo blando (1917) pone al Multilatérale ante un fresco en el que la saturación adquiere una densidad casi espiritual, como un Scelsi puesto de esteroides. La música de Gómez Alemany es incómoda y gresca, estupenda medicina para los agoreros que llevan queriendo matar una idea de la vanguardia tan vigente ahora como hace cincuenta años. La religión del sonido (2016) es una declaración de intenciones, una guía para que los visitantes se atengan a las consecuencias. Como prueba de una actitud todavía en formación, una obra como TV=TN=TNT (2019), con sus intersticios de ruido blanco y crítica a los mass media, tira por otro derrotero estético de exploración multimedia.
La indagación fonética se hace pertinente en eros-tans-tngi-ugog-celö-esel (2019) con instrumentos resonadores de resuellos y alientos y la firmeza de pluma y el control del material —el compositor sabe perfectamente cerrar las obras, no dilatándolas inútilmente— lo vemos en 4 disparates de Goya (2018). Un retrato de gran valor, asumiendo las diferentes calidades de registros tan dispares. Queda pendiente seguir escrutando en el futuro próximo hacia que inestabilidades se va decantando su autor.
No es algo nuevo la relación de la música con las artes plásticas. Nos referimos a la plenamente consciente, que indaga desde la intencionalidad, el sentido. Esto se da, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, y no ha dejado de constituir un espacio de interés para muchos compositores. En el caso de Joan Gómez Alemany que, además, tiene la ventaja de participar también de la actividad plástica, esta búsqueda sobre lo plástico en la música resulta bastante especial. Su interés por lo textural en un Millares o un Pollock no deja de lado otros artistas muy diferentes en su concepción de lo matérico, como Palazuelo o Vicente Gómez García, donde la forma adquiere un carácter más geométrico. Su música, en apariencia, se nos muestra más cerca de los primeros, utilizando lo que podríamos llamar ‘tímbrica textural’, trabajando sobre los instrumentos con intervenciones y técnicas extendidas, de forma natural, orgánica, sin artificiosidad. Hay un predominio de la rugosidad, incluso cuando toma el pasado, como es el caso de Goya, donde Gómez Alemany escoge los Disparates, serie de grabados donde lo textural juega un papel importante. Esto no quiere decir que la obra de este autor valenciano obedezca únicamente a una intención matérica o de saturación. Por el contrario, en este disco publicado por Liquen Records puede observarse muy bien que cada una de las piezas mantiene una tensión con los diferentes aspectos que las conforman, indagando tanto en aspectos constructivos y de movimiento, lo geométrico y palindrómico (String Quartet No. 1 y Una Tierra fragmentada), el trabajo sobre lo ceremonial (La religión del sonido), lo fonético (eros-tans-tngi-ugog-celö-esel), o el mundo onírico (los ya citados 4 Disparates de Goya). Por otro lado, la música de Gómez Alemany hace un uso del silencio que toma su herencia de autores como Nono o Scelsi, reinterpretados y actualizados. Respecto a la interpretación, son grupos de primer nivel los que podemos escuchar en estas grabaciones: Arditti Quartet, Ens. Multilatérale, Schallfeld Ens., BCN216, Shifter Ens. o Container Ens. Interpretaciones que aumentan, si cabe, el grado de interés que suscita este nuevo registro.
Joan Gomez Alemany: 7 works for chamber music and ensemble. Obras de Joan Gómez Alemany interpretadas por: Arditti Quartet, Ensemble Multilaterale, Schallfeld Ensemble, BCN216, Shifter Ensemble, Container Ensemble. Edita: Liquen Records, Valencia 2022
Antes de comenzar la reseña propiamente dicha vaya una breve “filípica” teórica, un mero mapa de ideas para transitar mejor por estos caminos, nada complicados por otra parte.
Estamos todos de acuerdo que el “universo sonoro” se compone de sonido y silencios, su combinación intencionada o aleatoria sería “el ritmo”. De igual manera esto que denomino “sonido” para nuestro interés serían las “notas” y los “ruidos”.
Notas: frecuencias determinadas en una escala con sus correspondientes armónicos (múltiplos) que escribimos ya con cierta facilidad y capacidad de reconocimiento por parte de oídos entrenados y “ruidos”: amalgama caótica de frecuencias que a veces producen extrañamiento en nuestra escucha.
Hasta la Segunda Escuela de Viena, incluida, se trabajó fundamentalmente con “las notas” y sus jerarquías, pero con la entrada en escena de la electrónica (Cage, Stockhausen) o los Futuristas antes de la Primera Guerra Mundial, lo que denominamos “ruido” saca entonces la patita y empieza a ser un elemento muy importante.
En el jazz y el rock, por ejemplo, hablamos incluso de “guitarristas ruidistas” improvisadores o no.
En la denominada “música contemporánea” (facción díscola y respondona del sistema clásico, sus jerarquías y notación) desde el final de la Segunda Guerra Mundial se ve la producción de ruidos-notas como un buen objetivo y para ello se usan los instrumentos acústicos habituales y sus formaciones tradicionales: desde el solista hasta la orquesta de cámara. Especialmente en el ámbito geográfico centroeuropeo, Francia, Gran Bretaña. Desde Zimmermann a Lachemann, el espectralismo francés o la “saturación sonora” que representa en este caso Joan Gómez Alemany. Se construye un nuevo espacio de juego, más conceptual, de búsqueda expresiva, más matérico – se trabaja sobre la sonoridad y el timbre de los instrumentos-. Un buen símil sería la pintura de Tapies y sus maderas y arpilleras coloreadas, o la saturación de grises y negros de los grabados de Goya. ¿Expresionismo musical? Puede, no sería mala aproximación, o Pollock.
Las piezas reflejan este deseo de contar, narrar, con sonidos que provienen de instrumentos tradicionales, “otras historias”, lo que la música mainstream a veces nos impide. Otros universos quizá ocultos pero que están con nosotros como las sombras alargadas de las ramas al caer de la tarde…todo esto lo resume bien el tema que escucho mientras escribo: La religión del sonido.
Joan Gómez Alemany trabaja fundamentalmente en Austria-Alemania-Suiza lugares donde se practica este tipo de experiencias sonoras radicales – hemos reseñado en estas páginas dos de sus obras anteriores: Electroacustic Works e Interaccions Sonores– y hemos podido asistir en directo a conciertos en Berlín que nos exponen directamente a este tipo de experiencias.
Esto último es importante para entender estas obras: el directo. Todas están grabadas en directo lo que seguro que añade signos y gestos visuales que completan las obras y ayudan a comprender en su totalidad formas expresivas que en estudio serían complicadas de percibir: ecos, distancias, interacciones sonoras y entre los intérpretes.
Las obras abarcan el periodo entre 2017 y 2020 y por mi afición a la guitarra eléctrica- muy utilizada en la música que llamamos contemporánea- la que más he repetido es Tierra Fragmentada para cuatro guitarras eléctricas con afinaciones alteradas, muy interesante e imagino que endiablada de conjuntar.
La obra final, TV=TN=TNT refleja con claridad el dominio sobre las conciencias y la sociedad que están aplicando los mass-media y el complejo industrial-tecnológico, ha sido grabada en Valencia en el Festival Ensems, por cierto, acogido en uno de los templos de la “academia” y del establishment clásico: Palau de la Música. Interpreta el Container Ensemble, formación a seguir.
¿Obras para expertos y conocedores? Yo creo que no, se trata de un compendio de investigaciones musicales y sonoras, conceptuales por tanto, que tendrán en breve reflejo en los avances de esta disciplina musical y que pueden llegar fácilmente en directo a públicos más amplios. Lo vemos cada año en muestras y festivales, aún en los márgenes por desgracia para la formación musical de nuestros públicos.
Muy recomendable: escuchas y reflexionas a la vez.
Con vuestro permiso o sin él, me vais a permitir una serie de licencias literarias y estilísticas a la hora de abordar el impresionante 7 Works for Chamber Music and Ensemble del valenciano Joan Gómez Alemany. Y con esto quiero decir que voy a intentar sintetizar y llevarme a mi terreno lo que en el fabuloso ensayo de Paco Yáñez se explica académicamente con pelos y señales, en profundidad y con una sapiencia descomunal, cargadísima de rigor y calidad y que bueno, no tendréis pérdida porque el texto de Yáñez es el que acompaña al libreto del digipack que como siempre en estas lides sonoras es editado por LIQUEN RECORDS de Josep Galiana (garantía de ruptura abrupta de sinapsis neuronales), además con apartado gráfico del propio Alemany.
Eso sí, antes de proseguir os emplazo a las anteriores reseñas recogidas por un servidor sobre la música de Alemany donde ya presentaba profusamente al genial y jovencísimo artista valenciano: Interacions Sonores (2019, con Josep Lluís Galiana), Electroacustic Works 2016-19 o el fabuloso proyecto Parcours (2020, junto a Voro García y Marc García Vitòria). En el apartado técnico de 7 Works for Chamber Music and Ensemble destacar la magnífica masterización de Julio Valdeolmillos (Shark Estudios) que le da una pátina mate oscura fabulosa al asunto. No hay creo que ahondar en que los siete temas son composiciones de Joan Gómez Alemany.
Y diréis… ¿por qué no sigues el texto de Yañez que es garantía de éxito? Pues básicamente porque los 73 minutos del álbum suenan lo suficientemente oscuros, abruptos y claustrofóbicos como para poder llevarlos al cien por cien a mi zona de confort. Aunque tema equivocarme, no menos cierto es que la música admite numerosos acercamientos y es que pocas veces la Música de Cámara fermenta y metastasia tan a la perfección con los acetábulos que articulan primero hacia el minimalismo y la música Concreta, posteriormente al Noise o al Industrial (imaginad a Throbbing Gristle con instrumentos de orquesta analógicos); pocas veces lo marcial irrumpe dentro de la clásica con tantísima epicidad y sobre todo, pocas veces un disco de estas características trasciende el terreno autolimitado de lo académico para embeberse de connotaciones cinematográficas verdaderamente funcionales (desde Basil Poledouris hasta referencias ineludibles como Penderecky, Xenakis, Cage o Riley). Además, y no puedo evitarlo porque voy a reventar, tengo que traer a colación los poliédricos submundos del Downtown Neoyorquino Zorniano (Cobra, Hemophiliac) e invocar una suerte de Lounge Esquiveliano pasado por el filtro de lo camaretístico. Lo mejor es que empecemos:
«String Quartet Nº1 (átanoSonata)» son 11 fastuosos minutos interpretados por el aclamado Arditti Quartet(Irvine Arditti, Ashot Sarkissjan a los violines // Ralf Ehlers a la viola y Lucas Fels al cello). Omito un poco los datos técnicos de fechas y lugar de grabación para hacer el texto mas ágil. Al más puro Industrial, los instrumentos de cuerda fabrican ruedas y engranajes sonoros que chirrían dentro de la más pura atonalidad. Desmesuradas sordinas que limitan al extremo la sonoridad de instrumentos que de por sí debieran ser recorridos en toda su extensión con los arcos, son por el contrario reducidos a múltiples y acortados embites como puñaladas. Lentamente, una poderosa decrepitud se va instalando y se pasa del minimalismo y la Concrete Music a una amenazante atmósfera muy deudora tanto de Penderecki como de Bernard Herrman.
Es tanta la intensidad que me atrevería a decir que los músicos entran en un nivel de conciencia mediúmnico donde los instrumentos son catalizados con violencia a través de lo psicorrágico. Si creéis que esto no es Noise o Industrial, simplemente os emplazo a los dos últimos minutos.
Sigue «Lo Duro y lo Suave», otros 11 minutos de una versión reducida de la Ensemble Multilatèrale (Alain Billard al clarinete bajo, Aurélie Saraf al arpa, Pablo Tognan al cello, Nicolas Crosse al contrabajo y Léo Warynski como conductor). Nuevamente texturas muy apelmazadas y atonales pero dentro de un tempo lento y sugerente, cargado de cromatismo y que es imposible separar del Noise. Drones densos y muy lúgubres de las cuerdas conviven con soplos casi etéricos del clarinete que intenta dialogar a base de cortas ráfagas espaciadas propias de la Improvisación Libre. Por cierto, fabulosa la original manera de introducir lo percusivo donde aparentemente no lo hay y fabuloso igualmente como se pasa tras un largo silencio de lo genuinamente abstracto inicial a líneas mucho más harmónicas en la parte final (lo duro y lo suave…). Imaginad un cruce entre la Spontaneous Music Ensemble, Univers Zero y por supuesto, la Clásica Contemporánea.
«La Religión del Sonido» es interpretada por la austríaca Schallfeld Ensemble (Elisa Azzará a la flauta, Szilárd Benes al clarinete, Matej Bunderla al saxofón, Lorenzo Derinni al violín, Myriam García Fidalgo al cello, Margarethe Maierhofer-Lischka al contrabajo, María Flavia Cerrato al piano, Manuel Alcaraz Clemente a la percusión y la batuta de Leonhard Garms).
Una poliinstrumentada formación que permite llevar la música a un terreno bastante colorido, cargado de expresión y sin duda cinematográfico. Es curioso como la poderosa percusión puede recordar a unos Popol Vuh pasados de rosca en las bandas sonoras de Herzog, aunque quizás la referencia más clara sería Poledouris. Lo mistérico y hermético se abre paso con pasajes procesionarios con cierto regusto litúrgico pasándose con facilidad pasmosa de lo a penas insinuado a momentos que me atrevería a citar como cruce entre el Morricone de la Nuova Consonanza y el Dark Ambient puro y duro. Arriesgado, pero si le quitas la portada al álbum y los créditos y haces un estudio ciego con oyentes posiblemente nos llevaríamos una sorpresa mayor. Fabuloso el fin de fiesta con el saxofón abriendo tímpanos con la afilada presteza de un cirujano sonoro en agudísimas notas mantenidas y las elongadas notas de un piano que parece metido dentro del Doom Jazz de los Bohren and der Club of Gore o nuevamente las psicológicas caídas en picado de Bernard Herrman.
Siguen «4 Disparates de Goya», interpretada porla longevaBCN 216 (Xavi Castillo al clarinete, Erica L. Wise al cello, Jordi Masó al piano, Miquel Vich a la percussion, Frédéric Le Bel a la difusión electrónica y Francesc Prat como conductor). Nuevamente una abigarrada composición que es una versión de la ya recogida en versión electroacústica en la referencia de Liquen Records 008. Espectro sonoro bastante vibrátil y oscuro con intrusiones electrónicas que recuerdan a las primeras grabaciones en música Clásica con las Ondas Martenot. Magníficas ecolalias antropomórficas de voces que vienen de Detrás del Umbral y que bien pudieran haber sido las mismas que dialogaban con la particular psique de Goya.
La espectral sonoridad del clarinete junto al piano preparado altera la realidad construyendo una suite que ataca los tímpanos de forma frontal sumiendo al oyente en una malsana y oscura recreación sonora de la realidad del genial artista aragonés.
Repite la Schallfeld Ensemble con «eros-tans-tngi-ugog-celö-esel» que toma su nombre de un texto del escritor austríaco Thomas Antonic pero para qué os voy a engañar… yo he pensado en algo Lovecraftiano así de sopetón. 13 minutos de cuasi ruidismo con brillos de la sobriedad de la Cámara. Lo cierto es que es un corte que no termina de enclavarse en un estilo en concreto y muta continuamente como si de un virus multiresistente se tratara…. desde partes más Pendereckianas a momentos a lo Cage o Schaffer aunque quizás con momentos donde hay mucha preponderancia de los vientos. Por cierto la formación aquí varía y la Schafeld Ensemble son Audrey G. Perreault a la flauta, Johannes Feuchter al clarinete, Patrick Skrilecz al piano, Lorenzo Derinni al violín y Myriam García Fidalgo al cello.
Si la Música de Cámara siempre tiene algo de suspense, aquí se lleva sin duda al terreno de lo Noir ya no solo por las melodías en sí sino por los usos del silencio y la espaciosidad entre notas de viento y piano. Además sin duda, el sustrato que se posa con la flauta y lo tribal es terreno del maravilloso MU de Don Cherry / Blackwell con ligeras especias aromatizadas del Cuarto Mundo de Jon Hassell.
Cuatro (Francesco Palmieri, Pietro Paolo Dinapoli, Ruben Mattia Santorsa y Giuseppe Mennuti) de las seis guitarras del Shifter Sextet forman el Shifter Ensemble que se encargan de interpretar «Una Tierra Fragmentada». Microtonalidades, clústeres imposibles y el espíritu inmanente de Ribot, Frith o los Cassiber se encargan de transformar y evolucionar la antigua pieza «Un Fragmento de Tierra» de (2017). Armonía basada en mini bloques o microtonalidades que bien podrían también recordar a Derek Bailey pero expandido en abanico hasta que las posibilidades son tantas, los tempos tan varios y los recursos tan ilimitados que las composiciones de Alemany aquí suenan brutalmente Zornianas (Naked City por ejemplo). Para que me entendáis, vendría a ser el equivalente musical de estilo `puntillista´ pictórico.
Notas que caen y crean estalagtitas / estalagmitas sonoras, cuerdas que emulan vibráfonos, asomos desérticos, oxímorons guitarreros y estructuras palindrómicas. Resultado… densidad cuasi metalera en las partes intensas (incluso casi diría que tienen la mántrica insistencia del tribalismo americano) y sensación ritualística en las más lentas. Soberbio.
El disco lo cierra «TV (TeleVision) = TN (TransNacional) = TNT (TurnerNetworkTelevision) (TriNitroToulene)» interpretada por Container Ensemble (Jacobo Hernández al violín, Leo Morello al cello, Joan Jordi Oliver al saxofón, Carlo Siega a la guitarra eléctrica y Miguel Ángel García, Roberto Maqueda y Víctor Barceló a las percusiones). Con trasfondo social al que os podéis hacer una idea por el título y que es de largo la más electrónica de las piezas. Acoples diversos de jacks en cópula divagan junto a un saxofón áspero como el primer Free Jazz mientras sonoridades electroacústicas de ruido puro irrumpen desde la realidad que habita al otro lado del ruido blanco televisivo. Difícil saber qué es parte de la guitarra eléctrica (la sexta cuerda está manipulada y crea una retroalimentación ruidista tremenda) y cual proviene de las cuerdas tocadas en agudos extremos.
Sea lo que fuere, el resultado es desangelante como pocos. Experimental, Avantgarde y apabullantemente imaginativo, convive lo analógico con la electrónica (inclusive partes vocales de diversas procedencias). La composición de Alemany llega al punto álgido y recorre el camino inverso a través de una des-composición en cascada efervescente (burbujas pseudo industriales que estallan y se vuelven a generar), violenta y con espíritu Lo-Fi. Como una grabación de campo en una emisión porno ilegal captada a través de lóbregas antenas conectadas por radio al mismísmo Proyecto Seti.
Poco más que añadir. DISCO ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLE.
Joan Gómez Alemany (València, 1990) és un artista multidisciplinar especialitzat en música i arts visuals; de trajectòria força productiva malgrat la seua joventut. És llicenciat en Belles Arts per la Universitat Politècnica de València (UPV) i graduat en piano pel Conservatori del Lliceu de Barcelona i en composició per la Kunst Universität Graz (Àustria). En l’actualitat està doctorant-se sobre interdisciplinarietat artística per la UPV. En el seu catàleg musical hi ha més de mig centenar de composicions per a tots els gèneres. Ha publicat ja quatre CD amb Liquen Records. Ha col·laborat musicalment amb uns quants creadors i la seua música ha aparegut en curtmetratges internacionals. Com a artista visual, està especialitzat en cinema, fotografia i pintura. El passat 24 de maig va estrenar la seua primera òpera a Graz.
Per què ets músic?
No sabria dir-te molt bé per què. Segurament, es tracta d’una necessitat interior o, tal vegada, com crec que se’m dóna bé, estic dedicant-m’hi… En síntesi, potser perquè m’aporta un enriquiment sensible i espiritual com poques coses en aquest món.
Quan hi vares començar i per què?
La meua mare em va apuntar a classes de piano als 9 anys. Es tracta d’una casualitat o element atzarós perquè no hi ha cap familiar proper que se n’hi dedique. En tot cas, ella va rebre classes de piano de menuda, però no hi va continuar. Per altra banda, el meu pare és un gran apassionat de la música i el meu avi patern, també. Amb tot, ells es van dedicar a les arts plàstiques, no pas sonores. No obstant això, el pare del meu avi va ser afinador d’instruments. Tal vegada siga aquesta la meua “genealogia musical”…
Com és possible que, essent tan jove, hages ja creat més de mig centenar de composicions musicals?
Treballant molt, de manera ben organitzada i, sobretot, amb la passió que les arts m’inspiren.
Creus que hi ha algun nexe comú entre elles?
En general, la meua música s’estructura mitjançant tres eixos recurrents. El primer és el treball interdisciplinari, que fa dialogar el so amb les arts visuals, literàries i cinematogràfiques en igualtat de condicions i sense les jerarquies habituals que trobem en l’art convencional.
El segon és la investigació sonora a l’hora d’explorar les possibilitats instrumentals, més enllà del seu ús corrent; com també el treball matèric o escultòric que el so pot aportar. Això fa que la meua música estiga influenciada per la improvisació lliure i es fusione amb músiques d’altres cultures no occidentals, folklòriques o les que estudia l’etnomusicologia, ja que tenen una qualitat sonora diferent a l’habitual, gens acadèmica o que busque un so pur ideal. Aquestes influències fa que algunes de les meues obres també tinguen un caràcter ritual i que reflexionen sobre la transcendència del so.
Finalment, el tercer eix és el treball amb la història de la música, atès el context actual del paradigma de l’arxiu que ha generat Internet. Per això, algunes de les meues composicions dialoguen i reflexionen mitjançant l’ús de materials històrics i cites sobre el passat de la música o de la història de l’art.
També em sembla molt interessant que t’hages dedicat a la creació de peces musicals, quan hui hi ha molts músics que interpreten però que no creen…
Sí, hi ha molt més intèrprets. En general, estan millor valorats, tenen més treball i estan millor remunerats que els compositors.
Tanmateix, a mi sempre m’ha atret la creació i l’he trobada més complexa i enriquidora que la interpretació. Tinc el grau superior en interpretació al piano i he fet alguns concerts, per això crec que puc valorar bé les dues modalitats.
Amb tot el respecte, la interpretació se’m feia personalment massa redundant, repetitiva i poc original. Per això vaig deixar de tocar el piano i renunciar a una carrera d’intèrpret o concertista i vaig apostar per la creació. Molt més arriscada, menys valorada i més marginada, però, per a mi, més original, enriquidora i emancipadora.
A quines tradicions et sents vinculat?
En síntesi, a les tradicions centreeuropees, molt més que no pas a les mediterrànies. Per això, tant musicalment com literària i artística, les prenc de la tradició austro-alemanya o francesa.
Òbviament, això no vol dir que siga eurocentrista o menyspree la nostra riquesa local o universal, ans al contrari. Sempre busque els millors i més interessants resultats que qualsevol cultura puga aportar. Per a mi, és molt important un pensament multicultural, que enllace allò global amb allò de local. Escolte molta música japonesa, àrab, hindú, etc. A més, he llegit sobre la seua filosofia i les seues arts. No obstant això, no és la meua cultura propera i no puc tindre un contacte directe i profund tal com voldria.
Per altra banda, la tradició nord-americana, amb un pensament imperialista i uniformador, propagador d’una cultura de l’entreteniment i el consum, que, malauradament, hui és omnipresent a tot arreu, no m’interessa en absolut. Tot i que té moltes més connexions amb el nostre context històric que no pas les cultures llunyanes.
Darrerament, treballes a la ciutat austríaca de Graz. Amb Viena, és l’única ciutat austríaca progressista que vota partits molt esquerrans, mentre que la resta del país, fortament agrària, és molt conservadora. Creus que aquest progressisme incideix en la cultura i les arts en general i en la música en particular?
Sens dubte. Una cultura progressista, renovadora, il·lustrada, laica, que busque l’avantguarda i els resultats més acords amb un món canviant i amb ànims de justícia social és l’única possible que pot conviure i enriquir-se amb una política autènticament esquerrana.
La “mentalitat agrària i rural”, netament conservadora i reaccionària, està molt lligada, encara que semble mentida, a un pensament medieval i religiós. No s’ha enriquit amb les noves idees del pensament il·lustrat, urbà i revolucionari. Aquesta mentalitat segueix tancada en una tradició còmoda i obsoleta. A Àustria, el catolicisme i el pensament conservador estan fortament vinculats fora de les principals urbs del país, com son Viena i Graz. Actualment, a Viena governa el Partit Socialista (SPÖ) i a Graz el més esquerrà Partit Comunista (KPÖ). La dualitat entre allò urbà i allò de rural no és res nou. En la nostra Guerra Civil, coneguda com la “Guerra d’Espanya” fora, els qui van donar suport a Franco van ser, sobretot, les zones rurals o les ciutats xicotetes. En canvi, les zones més avançades i progressistes, les gran ciutats, com ara València, Barcelona o Madrid, van donar suport a la República.
Les teues composicions han estat encarregades o interpretades per músics de prestigi internacional en festivals de renom. Podries enumerar-nos-en algunes?
Pel que fa als festivals, en el Darmstädter Ferienkurse (Darmstadt, Alemània), Impuls (Graz), ManiFeste-IRCAM (París), reMusik.org (San Petersburg), Ensems (València), Mixtur (Barcelona), KLANG Avantgarde Music Festival (Copenhagen), etc.
Quant als músics que han interpretat alguna composició meua, destacaria les agrupacions o ensembles com Arditti, Nikel, Recherche, Multilatérale, Schallfed, Adapter, Parcours, MCME, Container, Aer Duo, IEMA, Szene Intrumental, BCN216, entre altres.
Com és possible sobreviure malgrat la brutal pressió de les multinacionals que potencien una música “moderna” plena de vacuïtat?
Es tracta d’un tema força complex. La música de nova creació o música contemporània de qualitat és molt minoritària i poc coneguda. Entre altres raons, perquè no es fomenta ni rep ajudes i, amb prou feines, és programada pels auditoris principals.
A més a més i per la seua banda, les multinacionals pressionen tot potenciant una cultura fàcil i buida de l’entreteniment que neutralitza les persones lliures i amb una mentalitat emancipadora i contestatària. És així com converteixen un repertori clàssic en un producte banal de fàcil compravenda, en lloc de donar suport al de major profunditat, exigència intel·lectual i potència enriquidora. Justament, la música actual més compromesa està en contra de l’art com a “bagatel·la de consum” i, en conseqüència, s’oposa i enfronta a la “cultura” dominant.
Com poden sobreviure, en aquestes condicions, una música digna, tant culta com popular?
Crec que la resistència al poder hegemònic i la creació d’espais lliures i alternatius és, ara per ara, l’única manera que donar a conèixer la música i l’art més interessants. Sense oblidar que un suport públic i desinteressat, allunyat de la rendibilitat fàcil i del “fonamentalisme” del mercat, serien fonamentals per a engrandir la música del nostre temps.
L’art és un valor en ell mateix, lliure i autònom, no pas un instrument per a enriquir les multinacionals i manipular la gent. Sols així l’art autèntic, allunyat de tota mercaderia, podrà sobreviure, ser conegut i arribar a molta més gent del que arriba actualment.
A Graz en particular i a Viena en general, s’ajuda els artistes?
Sí, moltíssim més que no pas ací. És la causa principal de “l’exili” de molts artistes. L’educació pública és de gran qualitat i pràcticament gratuïta. Les polítiques neoliberals que potencien la privatització, les retallades i l’austeritat, tot i que han arribat a tot Europa, a Àustria no són tan fortes, afortunadament, com ho son malauradament al sud d’Europa.
Quin tipus d’ajut hi ha?
De molts tipus i públics. Hi fomenten la iniciativa personal i alternativa. A més a més, els tràmits burocràtics no son tan complexos ni exigents com en altres llocs.
On s’ha publicat la teua música?
Algunes de les meues partitures, en BabelScores. Alguns textos musicals o reflexius, en la revista digital Sul Ponticello i en l’editorial EdictOràlia. Pel que fa als CDs, tinc unes quantes composicions en 4 CDs de Liquen Records i, ara mateix, està produint-se un en IBS Classical i un altre en la discogràfica de la Kunst Universität Graz (KUG).
Amb qui has col·laborat?
Com que seria massa llarg, només n’esmentaré uns quants… Musicalment, he col·laborat amb l’improvisador Josep Lluís Galiana en nombrosos actes, presentacions i concerts. També amb directors musicals que han dirigit la meua música com Leonhard Garms, Pablo Rus Broseta i Gregor Mayrhofer. Amb Alfonso de la Torre en propostes musicals per a les exposicions que ha comissariat, com ara “Reinas negras” de la Fundación Martín Chirino, “Arte y espiritualidad. Imaginar lo extraordinario” de la colecció BBVA i “WITH HANDS, SIGNS GROW” de la la 59ª Biennale di Venezia.
Pel que fa al cinema, relacionat amb música, he col·laborat amb el director de cinema Peter Tscherkassky fent-li la banda sonora d’un curtmetratge. Per altra banda, posant música a un curtmetratge meu, he col·laborat amb els compositors Alberto Arroyo, Alberto Bernal, Sergio Blardony, Manuel Sánchez García, Carles Rojo, José Mª Sánchez-Verdú i l’ensemble Continuum XXI. Finalment, he col·laborat amb el poeta Manel Rodríguez-Castelló, que va recitar uns poemes de Miguel Hernández per a un curtmetratge que vaig fer, i amb el crític musical Paco Yáñez en unes quantes videocartes.
Per què vas estudiar Belles Arts?
Supose que és perquè tinc uns quants referents familiars molt directes. Tant el meu pare com el meu avi patern van estudiar Belles Arts. De fet, el meu avi —Vicente Gómez García— ha estat un destacat pintor —encara que, malauradament, poc conegut— de l’avantguarda valenciana, junt als seus companys i amics —molt més coneguts que no pas ell—, com ara Juan Genovés, Joaquim Michavila i Eusebi Sempere.
Amb bons quadres a casa, sentint constantment converses sobre art i tenint des de menut facilitat per a la pintura i el dibuix, vaig poder compaginar-les amb els meus estudis musicals. A més a més, l’obra abstracta de Vicente Gómez García és força musical. A la fi, doncs, tant les arts visuals com les sonores estan en estreta relació.
En què t’hi has especialitzat?
Vaig començar amb la pintura i el dibuix, però vaig anar derivant cap a la fotografia i el cinema. Ara bé, també he utilitzat la vessant plàstica en la creació de partitures gràfiques.
Per què?
La pintura i el dibuix em venen donades pel llegat familiar, així que era fàcil que les reprenguera. Ara bé, com son disciplines prou clàssiques, he anat derivant cap a mitjans més actuals, com el cinema i la fotografia. No obstant això, sempre intente cuidar molt la imatge i reprendre la tradició pictòricac per crear un híbrid entre disciplines. Pel mateix motiu, els coneixements que vaig aprendre a Belles Arts sobre el color i els gest m’han servit per a crearer algunes partitures gràfiques que potencien aquestes qualitats.
Què podries dir-nos de la generació musical a la qual pertanys?
És un tema molt ampli, així que simplificaré moltíssim. Bàsicament, l’actualitat musical es divideix en partidaris de les últimes tecnologies amb el seu component fortament visual, la cultura digital i la de masses. Per altra banda, n’hi ha qui potencia el so per ell mateix, però tampoc no neguen el potencial tecnològic actual. Així, no s’hi esclavitzen perquè en fan un ús controlat que no depèn d’una cultura de consum que la fomenta per tal de crear una música alternativa i allunyada del context mercantil.
El passat 24 de maig es va estrenar a Graz la teua òpera. Podries parlar-nos-en?
El seu llarg i, tal vegada, complex títol és “Glücklich, die wissen, dass hinter allen Sprachen das Unsägliche steht” (Feliços els que saben que darrere de tots els llenguatges es troba allò que és indicible). Es tracta d’una cita de la novena elegia de Rilke.
Per què t’interessa l’òpera?
Perquè sempre m’ha agradat molt. Hi he vist moltes representacions, sobretot en DVD, i he estudiat moltes partitures i llibrets. La unió de totes les arts que Wagner va veure en l’òpera és fonamental per a mi; com el meu interés a potenciar la interdisciplinarietat. Per això, junt al cinema, l’òpera és un camp artístic immens per a explorar la hibridació artística.
Què penses de l’escenografia?
És una part fonamental que condiciona l’escolta de la música i l’enteniment del llibret. Ara bé, crec que, malauradament, la majoria d’escenografies que es fan en els teatres operístics —incloent-hi els que tenen més mitjans— son prou dolentes, perquè estan centrades en un pensament prou banal i amb poca profunditat artística. Les escenografies que solen interessar-me son aquelles que crea un bon artista visual o un cineasta. El resultat sol ser molt reeixit.
Quines influències operístiques n’hi ha en la teua?
He de dir que el meu llibret no és narratiu i està format per textos d’alguns autors que van del segle XV al XX. Ara bé, les influències són prou concretes, ja que el plantejament avantguardista és molt escàs en l’òpera, no pas en la literatura.
El compositor Luigi Nono, un dels més destacats compositors de música contemporània i d’òpera, n’és una clara referència. En algunes de les seues òperes, utilitza aquest plantejament que potencia el collage i una dramatúrgia reflexiva i crítica, no pas una narració melodramàtica, com és l’habitual.
Beat Furrer, un compositor viu actualment, també és molt destacat en el camp operístic i, en algunes òperes, utilitza aquest plantejament.
No obstant això, també he pres i he estudiat en la meua òpera referents clàssics, com ara algunes òperes de Wagner (especialment el “Tristan und Isolde” i la tetralogia), Puccini (sobretot “Tosca”) i Alban Berg (que fa un ús pioner del cine en “Lulú” i les tècniques de “muntatge musical” en “Wozzeck”).
Què has potenciat en la teua òpera?
La ruptura de la causalitat narrativa, el muntatge i l’obertura de tots els elements amb una lectura ambigua i no reductiva (com sol ser l’habitual).
El tema del cinema és fonamental. Concretament, l’he considerada òpera-cine, ja que ambdues disciplines es combinen en termes d’igualtat i es retroalimenten. La projecció d’imatges a l’escenari és un altre protagonista i no està supeditat al llibret ni és una il·lustració efectista, com sol ocórrer. El cinema amb la seua estructura quant al muntatge en potencia també el musical mitjançant la inclusió de nombroses cites del repertori operístic dins de la composició. A més a més, en comptes de crear un desenvolupament orgànic i narratiu del sons, solc utilitzar una estratègia contrària: els sons “topen” entre ells i generen situacions de canvis bruscos que trenquen la “comoditat habitual” del públic a fi que es posicione com a espectador de manera activa i reflexiva davant una de passiva i contemplativa.
Què tens en preparació?
Ara mateix, estic treballant en una obra per a clarinet i electrònica anomenada “Hurlements en faveur de Sade, parce que le cri est mon esprit”. La primera part del títol fa referència a una obra cinematogràfica de Guy Debord que és sonorament citada en l’electrònica. La segona part correspon al material sonor principal de la composició, que és el crit. Per això son citades també referències sonores d’Artaud i Henri Chopin.
També estic acabant un llargmetratge titulat “Temps i espai” amb el pintor Josep-Marí Gómez Lozano, a qui he filmat durant anys repintat un quadre de Vicente Gómez García per a l’exposició “La Casa de Ciutat i el Bon Govern”, en la Sala d’Exposicions de l’Ajuntament de València.
Com poden connectar els nostres lectors amb tu?
En Internet hi ha unes quantes obres meues, sobretot musicals, com ara YouTube. Però, sobretot, en el meu compte en Soundcloud: https://soundcloud.com/joan-g-mez
Entrevista al artista multidisciplinar JOAN GOMEZ ALEMANY (Valencia, 1990). A pesar de su juventud, estrenó el 24 de mayo de 2022 una innovadora ópera en Graz (Austria). Nuestro entrevistado cuenta con un prolífico historial creativo: está especializado en música y artes visuales. Es licenciado en BBAA por la Universidad Politécnica de Valencia, graduado en piano por el Conservatorio del Liceo de Barcelona y graduado en composición por la Kunst Universität Graz de Austria, donde realizó dos másteres, uno en composición y otro en ópera. En la actualidad está doctorándose sobre el tema la interdisciplinariedad artística por la UPV.
El compositor valencià de 32 anys Joan Gómez Alemany ens ha presentat el seu nou disc, "7 works for chamber music and ensemble", que ha publicat Liquen Records. Conté set composicions de cambra seves, interpretades per diferents grups i formacions de música de cambra: l'Arditti Quartet; l'Ensemble Multilaterale, dirigit per Léo Warynski; el Schallfeld Ensemble, dirigit per Leonhard Garms; el BCN 216, dirigit per Francesc Prat; el Shifter Ensemble, i l'Ensemble Contenidor. Gómez Alemany combina la creació musical amb les arts plàstiques i el cinema, en diàleg continu, i també amb l'escriptura d'assaigs i crítica, sobretot sobre música i art.
Parcours: NOVES TRADICIONS. Obres de Voro Garcia, Joan Gómez Alemany i Marc Garcia Vitòria. València: LIQUEN RECORDS. DL: V-2685-2020 — LRCD018. PVP: 15€
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NOVES TRADICIONS
Música contemporània valenciana per a saxofon, percussió i electrònica interpretada per PARCOURS
( versión en castellano abajo & english version below )
Aquesta producció reuneix per primera vegada diverses obres de tres compositors valencians —Marc Garcia Vitòria, Voro Garcia i Joan Gómez Alemany— interpretades pel grup PARCOURS i es basa en dues idees fonamentals: la unió de la música «tradicional» des d’un llenguatge contemporani junt a la música més «tecnològica i de nova creació» a través del so electrònic. La primera idea es veu reflectida en els dos duets del disc. En el primer d’ells, Immagine sonora di Tarab II (dedicat a PARCOURS), explica el seu compositor en les notes de la partitura: «El terme Tarab (en àrab «arravatament», també «estat extàtic», «embadaliment místic») va donar origen a la paraula trobador. Tarab s’emprava en al-Andalus per designar el cant. No es tracta d’una recreació sonora de temps i espais passats, presos en aquest cas de la cultura àrab. […] Es tracta de desenvolupar una gramàtica que té a la perspectiva acústica com a tema central i crear un paisatge sonor en contínua «evolució». Dit d’una altra manera, l’elaboració d’un discurs sonor a través de la deconstrució d’un altre. Sense ànim de literalitat, més aviat com una font d’inspiració que, en el resultat sonor final, pot diferir completament de l’estímul primari.»
Per altra banda i també des d’un plantejament similar, el segon duet es titula Azhan (encarregat per i dedicat a PARCOURS). Dividit en dues parts relacionades parteix, com l’obra anterior, d’una música «tradicional» sense voler recrear aquesta, per poder reflexionar des de la contemporaneïtat. La font d’inspiració és un viatge a Terra Santa que va realitzar el compositor entre finals del 2017 i inicis del 2018, poc després de la Tercera Intifada. Allà vaig poder apreciar la mixtura cultural de les tres religions monoteistes (islam, judaisme i cristianisme) en la seua convivència i tensió. L’obra s’inspira sobretot en el cant àrab, però també en una relectura del instrument jueu xofar, de la mateixa manera que en la sonoritat de la campana associada a les esglésies cristianes. Tot i que aquests elements sonors són un punt de partida, les noves tècniques instrumentals i la improvisació tenen un paper molt important.
Al mateix temps, les dues peces per a instrument solista i electrònica aprofundeixen sobre la idea de la tecnologia aplicada al procés musical. La primera d’elles, The P Project (dedicat a Adrien Lajoumard i escrita a l’IRCAM) du a terme una forta simbiosi del so acústic del saxofon amb el so d’origen electrònic, retro-alimentant-se mútuament. L’obra es una espècie de simulació d’un conjunt de jazz en el que els sons del saxofon recreen els rols que podrien tindre una bateria o un baix, i l’electrònica està programada per a que reaccione al que seria una «improvisació escrita per a saxofon».
En refeèrencia a la segona obra solista, Microscopi 2b (dedicada a Miquel Vich), la transparència de la seua escriptura ens permet apreciar l’evolució de les cèl·lules rítmiques i els motius de manera quasi científica. A la vegada, aquestes miniatures formants són sintetitzades per l’electrònica en camps sonors que les engloben i fusionen en un gran conjunt. Totes les obres incloses (que han estat enregistrades per primera vegada en un CD per PARCOURS) volen crear una original integració de temps, tecnologies, cultures i llenguatges sonors, des de la visió local d’uns compositors valencians que es relacionen igualment amb allò global (unió que conforma el que recentment s’ha anomenat com a «glocal»). Així confrontar i veure quins són els punts d’unió entre dues idees a priori antagòniques, com és el cas de «tradició» i «modernitat».
helena otero correa (saxofons) · PARCOURS · miquel vich vila (percussions)
Parcours
Notes a les obres
1 Immagine sonora di Tarab 2 (2006, rev. 2020)– saxofon soprano i percussió – Voro García. Com diu el compositor a les notes de la partitura: “El terme Tarab (en àrab ‘arravatament’, també ‘estat extàtic’, ‘embadaliment místic’) va donar origen a la paraula trobador. Tarab s’emprava en al-Andalus per designar el cant. No es tracta d’una recreació sonora de temps i espais passats, presos en aquest cas de la cultura àrab. […] Es tracta de desenvolupar una gramàtica que té a la perspectiva acústica com a tema central i crear un paisatge sonor en contínua ‘evolució’. Dit d’una altra manera, l’elaboració d’un discurs sonor a través de la deconstrució d’un altre. Sense ànim de literalitat, més aviat com una font d’inspiració que, en el resultat sonor final, pot diferir completament de l’estímul primari.” La primera versió d’aquesta obra està dedicada a Marcus Weiss i Christian Dierstein. La segona versió que s’inclou en aquest CD a PARCOURS.
2 Azhan I (2018) – saxofon alt i percussió – Joan Gómez Alemany. Azhan és la fórmula que es fa servir en l’Islam per convocar els fidels a l’oració. Usualment la recita el muetzí des del minaret de la mesquita. Esta obra parteix d’una música “tradicional” sense voler recrear aquesta, per poder reflexionar des de la contemporaneïtat. La font d’inspiració d’aquest treball és un viatge a Terra Santa que va realitzar el compositor, entre finals del 2017 i inicis del 2018, poc després de la Tercera Intifada. Allà va poder apreciar la mixtura cultural de les tres religions monoteistes (islam, judaisme i cristianisme) en la seua convivència i tensió. L’obra s’inspira sobretot en el cant àrab, però també en una relectura del instrument jueu xofar, de la mateixa manera que en la sonoritat de la campana associada a les esglésies cristianes. Tot i que aquests elements sonors són un punt de partida, les noves tècniques instrumentals i la improvisació tenen un paper molt important. Aquesta obra ha estat escrita expressament i dedicada a PARCOURS.
3 Azhan II (2018) – saxofon alt i percussió – Joan Gómez Alemany. Segon moviment de l’obra anterior que també pot interpretar-se de forma aïllada. En aquest segon moviment destaca una part improvisada pel saxofon a partir d’unes fórmules, que el relaciona amb les practiques no escrites de la tradició àrab i altres músiques no escrites.
4 The P Project (2010) – saxofon baríton i electrònica – Marc Garcia Vitòria. Peça escrita durant el Cursus 1 al IRCAM dedicada a Adrien Lajoumard, du a terme una forta simbiosi del so acústic del saxofon amb el so d’origen electrònic, retro-alimentant-se mútuament. L’obra es una espècie de simulació d’un conjunt de jazz en el qual els sons del saxofon recreen els rols que podrien tindre una bateria o un baix, i l’electrònica està programada per a que reaccione al que seria una “improvisació escrita per a saxofon”.
5 Microscopi 2b (2008, rev. 2020) – percussió i electrònica – Marc Garcia Vitòria. La transparència de la seua escriptura ens permet apreciar l’evolució de les cèl·lules rítmiques, creades a partir del tradicional Bolero de L’Alcúdia, i els motius de manera quasi científica. A la vegada, aquestes miniatures formants són sintetitzades per l’electrònica en camps sonors que les engloben i fusionen en un gran conjunt. Aqueta obra està dedicada a Miquel Vich, percussionista de PARCOURS.
BioGrafies
Voro Garcia (Sueca, València, 1970), titulat en diferents especialitats musicals, amplia la seua formació amb Mauricio Sotelo i José Manuel López, entre altres. Doctor en Música per l’UPV. Ha rebut encàrrecs de diferents institucions i intèrprets com l’INAEM, JONDE, CDMC, IVC, Auditorio Nacional, Festclásica, Ensems, Mixtur, Ascolta Ensemble o Ministeri de Cultura Francès. Entre els guardons aconseguits destaca el Premi de l’Institut Nacional de la Joventut (2004). Les seues obres han sigut interpretades en diferents festivals per prestigiosos intèrprets i grups. Fundador i creador de l’Ensemble Espai Sonor. en 2003. En la seua faceta de director, ha realitzat l’estrena absoluta i/o en Espanya de multitut d’obres. Compositor resident del Grup Instrumental (2001-02), JONDE (2006-07), MNCARS (2009), JOGV (2009-10), SOMELGRUP (2013), SBALZ (2018) i AGORA (2019). Director artístic de la Mostra Sonora de Sueca (2005-2017). En l’actualitat és catedràtic de composició al Conservatori Superior de Música de València i director artístic d’Ensems. Més informació en: http://www.vorogarcia.com/es/
Joan Gómez Alemany (València, 1990) inicia els seues estudis de composició amb Oliver Rappoport en el Conservatori de Liceu i continua en la Kunstuniversität Graz amb Clemens Gadenstätter i Franck Bedrossian, on finalitza el grau en composició, el máster de composició i màster d’òpera i tratre-musical. També és graduat en piano i llicenciat en Belles Arts per la UPV. Ha rebut classes individuals dels compositors com Mark André, Pierluigi Billone, Raphaël Cendo, Brian Ferneyhough, Ashley Fure, Alberto Posadas, Stefan Prins, Yann Robin, Rebecca Saunders i Mauricio Sotelo entre d’altres. Ha rebut encàrrecs de festivals com Impuls, Ensems, Internationales Musikinstitut Darmstadt i l’Horta Sonora. Les seues obres s’han estrenat en altres festivals com reMusik (Sant Petersburg) Mixtur (Barcelona), Manifeste-IRCAM (París), etc. La seua música ha estat interpretat per orquestres com la SWR i JOGV i per Ensembles i solistes com Multilatérale, Nikel, Adapter, Schallfed, PARCOURS, Container, BCN216, Josep Lluís Galiana, Arturo Barba Sevillano, etc. S’ha retransmès per la ràdios de la À Punt, ORF, SWR, UNDAE Círculo Bellas Artes entre altres. Actualment es troba composant una òpera de cambra que s’estrenarà en l’Òpera de Graz (Àustria) el 2022 baix la direcció de Beat Furrer.
Marc Garcia Vitòria (Castelló de Rugat, 1985), estudia al Conservatori Professional d’Ontinyent, a l’Esmuc de Barcelona, a la HEM de Ginebra i a l’Ircam de París. Desenvolupa una carrera de compositor a nivell europeu, que li ha valgut premis com el de la Fundació SGAE i la Universitat d’Aberdeen, i encàrrecs de diverses orquestres i grups com la BBC Scottish Symphony Orchestra, l’Ensemble Intercontemporain o l’Ernst von Siemens Musikstiftung. Després de ser assistent de composició i professor de contrapunt a la HEM de Ginebra, i professor de composició al Conservatori Superior de Música d’Alacant, actualment és professor de composició i orquestració al Conservatori Superior de Música de València. Més informació en: https://garcia-vitoria.com/
PARCOURS, format per Helena Otero Correa (saxos) i Miquel Vich Vila (percussió), neix de la voluntat de crear una proposta artística amb un marcat caràcter expressiu i innovador. Els programes que s’aborden aspiren a ser tota una experiència sonora per al públic, un desafiament per als intèrprets i una oportunitat per donar veu a nous compositors.
El grup es forma durant l’etapa d’estudis dels seus components a l’ESMUC i des de 2014 ha participat en les edicions de 2015 i 2017 del festival internacional de música contemporània IMPULS (Graz, Àustria) on s’han format amb el prestigiós grup de cambra Trio Accanto (Marcus Weiss, Christian Dierstein i Nicholas Hodge), han estat finalistes del Tribuna Sax Ensemble, tocant en els festivals de música de Tres Cantos 2018 i el festival Música para el Tercer Milenio 2018, i han participat al Festival Barcelona Modern 2019.
Apassionats de les músiques de nova creació i de la música de cambra, els membres de PARCOURS formen part d’altres projectes i ensembles (FRAMES PERCUSSION, Duo Dimensiones, Crossing Lines ensemble, asLan ensemble, etc.), cosa que els ha portat a tocar en importants cicles i festivals com l’Ensems de València, “Jóvenes Intérpretes” de la Fundación Juan March de Madrid, Prototype VI de la Foundation Royaumont de París o Sampler Sèries de Barcelona.
Les ganes d’explorar altres possibilitats expressives i de comunicació més enllà del format de concert ha portat el grup a crear l’espectacle [IM]Perceptions que han tocat en els festivals Detours de Babel de 2018 (Grenoble) i What’s Up? 2019 (Lió), a participar en el cicle «Música i Cinema» (2018) del Prat de Llobregat col·laborant amb l’artista «c r n d s» o ha ofert un taller/concert sobre noves músiques al Conservatori Professional de Música de Lugo el 2017.
Els membres del grup han treballat amb compositors i compositores d’àmbit nacional i internacional com són Pablo Carrascosa, Joan Gómez Alemany i Manuel Rodríguez-Valenzuela (València); Gemma Rodríguez, Gerard Valverde Ros, Luis Codera Puzo (Catalunya); Núria Giménez-Comas, Hèctor Parra i Sirah Martínez (Catalunya/França); Rocío Cano Valiño i Demian Rudel Rey (Argentina/França), Philippe Hurel (França), Rebecca Saunders (UK), Elena Rykova (EEUU/Rússia) o Alberto Bernal i Jose Manuel López-López (Madrid).
VERSIÓN EN CASTELLANO
NOVES TRADICIONS
Música contemporánea valenciana para saxofón, percusión y electrónica interpretada por PARCOURS
Esta producción reúne por primera vez varias obras de tres compositores valencianos interpretadas por el grupo PARCOURS y se basa en dos ideas fundamentales: la unión de la música «tradicional» desde un lenguaje contemporanio junto con la música más «tecnológica y de nueva creación» a través del sonido electrónico. La primera idea se ve reflejada en los dos duos del disco. En el primero de ellos, Immagine sonora di Tarab II (dedicado a PARCOURS), explica su compositor en las notas de la partitura: » El término Tarab (en árabe «arrebato», también «estado extático», «embeleso místico»), dio origen a la palabra trovador. Tarab se empleaba en al-Andalus para designar el canto. No se trata de una recreación sonora de tiempos y espacios pasados, tomados en este caso de la cultura árabe. […] Se trata de desarrollar una gramática que tiene a la perspectiva acústica como tema central y crear un paisaje sonoro en continua “evolución”. Dicho de otro modo, la elaboración de un discurso sonoro a través de la deconstrución de otro. Sin ánimo de literalidad, más bien como una fuente de inspiración que, en el resultado sonoro final, puede diferir completamente del estímulo primario.» Por otra parte, el segundo dúo se titula Azhan (encargado por y dedicado a PARCOURS). Dividido en dos partes relacionadas, que como la obra anterior también parte de una música «tradicional» sin querer recrear esta, para poder reflexionar desde la contemporaneidad. La fuente de inspiración de este trabajo es un viaje a Tierra Santa que realizó el compositor, entre finales del 2017 e inicios del 2018, poco después de la Tercera Intifada. Allí pudo apreciar la mixtura cultural de las tres religiones monoteístas (islam, judaísmo y cristianismo) en su convivencia y tensión. La obra se inspira sobre todo en el canto árabe, pero también en una relectura del instrumento judío shofar, del mismo modo que en la sonoridad de la campana asociadas a las iglesias cristianas. Aunque estos elementos sonoros son un punto de partida, las nuevas técnicas instrumentales y la improvisación tienen un papel muy importante. Por otra parte, las dos piezas para instrumento solista y electrónica profundizan sobre la idea de la tecnología aplicada al proceso musical. La primera de ellas, The P Project (dedicada a Adrien Lajoumard y escrita en el IRCAM), lleva a cabo una fuerte simbiosis del sonido acústico del saxofón con el sonido de origen electrónico, retro-alimentándose mutuamente. La obra es una especie de simulación de un conjunto de jazz en el que los sonidos del saxofón recrean los roles que podrían tener una batería o un bajo, y la electrónica está programada para que reaccione a lo que sería una «improvisación escrita para saxofón». En referencia a la segunda obra solista, Microscopio 2b (dedicada a Miquel Vich), la transparencia de su escritura nos permite apreciar la evolución de las células rítmicas, creadas a partir del tradicional Bolero de Alcudia, y los motivos de manera casi científica. A la vez, estas miniaturas formantes son sintetizadas por la electrónica en campos sonoros que las engloban y fusionan en un gran conjunto. Todas las obras incluidas (que han sido grabadas por primera vez en un CD por PARCOURS) quieren crear una original integración de tiempos, tecnologías, culturas y lenguajes sonoros, desde la visión local de unos compositores valencianos que se relacionan igualmente con lo global (unión que conforma lo que recientemente se ha denominado como «glocal»). Así confrontar y ver cuáles son los puntos de unión entre dos ideas a priori antagónicas, como es el caso de «tradición» y «modernidad».
Joan Gómez Alemany
Notas a las obras
1 Immagine sonora di Tarab II (2006, rev. 2020) – saxofón soprano y percusión – Voro Garcia. Como dices el compositor a las notas de la partitura: «El término Tarab (en árabe ‘arrebato’, también estado extático’,’embeleso místico’) dio origen a la palabra trovador. Tarab se empleaba en al-Andalus para designar el canto. No se trata de una recreación sonora de tiempos y espacios pasados, tomados en este caso de la cultura árabe. […] Se trata de desarrollar una gramática que tiene la perspectiva acústica como tema central y crear un paisaje sonoro en continua ‘evolución’. Dicho de otro modo, la elaboración de un discurso sonoro a través de la deconstrución de otro. Sin ánimo de literalidad, más bien como una fuente de inspiración que, en el resultado sonoro final, puede diferir completamente del estímulo primario.» La primera versión de esta obra está dedicada a Marcus Weiss y Christian Dierstein. La segunda versión que se incluye en este CD a PARCOURS.
2 Azhan I (2018) – saxofón alto y percusión – Joan Gómez Alemany. Azhan es la fórmula que se utiliza en el Islam para convocar a los fieles a la oración. Usualmente la recita el muecín desde el minarete de la mezquita. Esta obra parte de una música «tradicional» sin querer recrear esta, para poder reflexionar desde la contemporaneidad. La fuente de inspiración de este trabajo es un viaje a Tierra Santa que realizó el compositor, entre finales del 2017 e inicios del 2018, poco después de la Tercera Intifada. Allí pudo apreciar la mixtura cultural de las tres religiones monoteístas (islam, judaísmo y cristianismo) en su convivencia y tensión. La obra se inspira sobre todo en el canto árabe, pero también en una relectura del instrumento judío shofar, del mismo modo que en la sonoridad de la campana asociada a las iglesias cristianas. Aunque estos elementos sonoros son un punto de partida, las nuevas técnicas instrumentales y la improvisación tienen un papel muy importante. Esta obra ha sido escrita expresamente y dedicada a PARCOURS.
3 Azhan II (2018) – saxofón alto y percusión – Joan Gómez Alemany. Segundo movimiento de la obra anterior que también puede interpretarse de forma aislada. En este segundo movimiento destaca una parte improvisada por saxofón a partir de unas fórmulas, que lo relaciona con las prácticas no escritas de la tradición árabe y otras músicas no escritas.
4 The P Project (2010) – saxofón barítono y electrónica – Marc Garcia Vitoria. Pieza escrita durante el Cursus 1 al IRCAM dedicada a Adrien Lajoumard, lleva a cabo una fuerte simbiosis del sonido acústico del saxofón con el sonido de origen electrónico, retro-alimentándose mutuamente. La obra es una especie de simulación de un conjunto de jazz en el que los sonidos del saxofón recrean los roles que podrían tener una batería o un bajo, y la electrónica está programada para que reaccione a lo que sería una «improvisación escrita para saxofón».
5 Microscopio 2b (2008, rev. 2020) – percusión y electrónica – Marc Garcia Vitoria. La transparencia de su escritura nos permite apreciar la evolución de las células rítmicas, creadas a partir del tradicional Bolero de Alcudia, y los motivos de manera casi científica. A la vez, estas miniaturas formantes son sintetizadas por la electrónica en campos sonoros que las engloban y fusionan en un gran conjunto. Esta obra está dedicada a Miquel Vich, percusionista de PARCOURS.
BioGrafías
Voro Garcia (1970, Sueca), titulado en diferentes especialidades musicales. Amplía su formación con Mauricio Sotelo y José Manuel López, entre otros. Doctor en Música por la UPV. Ha recibido encargos de diferentes instituciones e intérpretes, como INAEM, JONDE, CDMC, IVC, Auditorio Nacional, Festclásica, Ensems, Mixtur, Ascolta Ensemble o Ministerio de la Cultura Francés. Entre los galardones obtenidos destaca el premio del Instituto Nacional de la Juventud (2004). Sus obras han sido interpretadas en diferentes festivales por prestigiosos intérpretes y grupos. Fundador y creador del Ensemble Espai Sonor en 2003. En su faceta de director ha realizado el estreno absoluto y/o en España de multitud de obras. Compositor residente del Grup Instrumental (2001/02), JONDE (2006/07), MNCARS (2009), JOGV (2009/10), SOMELGRUP (2013), SBALZ (2018) y AGORA (2019). Director artístico de la Mostra Sonora de Sueca (2005-2017). En la actualidad es catedrático de composición en el Conservatorio Superior de Música de València y director artístico de Ensems. Más información en: http://www.vorogarcia.com/
Joan Gómez Alemany (1990, Valencia), inicia sus estudios de composición con Oliver Rappoport en el Conservatorio de Liceu y continúa en la Kunstuniversität Graz con Clemens Gadenstätter y Franck Bedrossian, donde finaliza el grado en composición, el máster de composición y máster de ópera y teatro-musical. También es graduado en piano y licenciado en Bellas Artes por la UPV. Ha recibido clases individuales de los compositores como Mark André, Pierluigi Billone, Raphaël ceniza, Brian Ferneyhough, Ashley Fure, Alberto Posadas, Stefan Prins, Yann Robin, Rebecca Saunders y Mauricio Sotelo entre otros. Ha recibido encargos de festivales como Impuls, Ensems, Internationales Musikinstitut Darmstadt y l’Horta Sonora. Sus obras se han estrenado en otros festivales como reMusik (San Petersburgo) Mixtur (Barcelona), Manifieste-IRCAM (París), etc. Su música ha sido interpretado por orquestas como la SWR y JOGV y por Ensembles y solistas como Multilatérale, Nikel, Adapter, Schallfed, PARCOURS, Container, BCN216, Josep Lluís Galiana, Arturo Barba Sevillano, etc. Se ha retransmitido por la radios de la À Punto, ORF, SWR, UNDAE Círculo Bellas Artes entre otras. Actualmente se encuentra componiendo una ópera de cámara que se estrenará en la Ópera de Graz (Austria) en 2022 bajo la dirección de Beat Furrer.
Marc Garcia Vitòria (1985, Castelló de Rugat), estudia en el Conservatorio Profesional de Ontinyent, en la Esmuc de Barcelona, en la HEM de Ginebra y al Ircam de París. Desarrolla una carrera de compositor a nivel europeo, que le ha valido premios como el de la Fundación SGAE y la Universidad de Aberdeen, y encargos de varias orquestas y grupos como la BBC Scottish Symphony Orchestra, el Ensemble Intercontemporain o el Ernst von Siemens Musikstiftung. Tras ser asistente de composición y profesor de contrapunto a la HEM de Ginebra, y profesor de composición en el Conservatorio Superior de Música de Alicante, actualmente es profesor de composición y orquestación en el Conservatorio Superior de Música de Valencia. Más información en: https://garcia-vitoria.com/
PARCOURS, formado por Helena Otero Correa (saxos) y Miquel Vich Vila (percusión), nace de la voluntad de crear una propuesta artística con un marcado carácter expresivo e innovador. Los programas que abordan aspiran a ser toda una experiencia sonora para el público, un desafío para los intérpretes y una oportunidad para dar voz a nuevos compositores. El grupo se forma durante la etapa de estudios de sus componentes en la ESMUC y desde 2014 ha participado en las ediciones de 2015 y 2017 del festival internacional de música contemporánea IMPULS (Graz, Austria) donde se han formado con el prestigioso grupo de cámara Trío Accanto (Marcus Weiss, Christian Dierstein y Nicholas Hodge), han sido finalistas del Tribuna Sax Ensemble, tocando en los festivales de música de Tres Cantos 2018 y el festival música para el Tercer Milenio 2018, y han participado en el Festival Barcelona Moderno 2019. Apasionados de las músicas de nueva creación y de la música de cámara, los miembros de PARCOURS forman parte de otros proyectos y ensembles (FRAMES PERCUSSION, Duo Dimensiones, Crossing Lines ensemble, Aslan ensemble, etc.), lo que les ha llevado a tocar en importantes ciclos y festivales como el Ensems de Valencia, «Jóvenes Intérpretes» de la Fundación Juan March de Madrid, Prototype VI de la Foundation Royaumont de París o Sampler Series de Barcelona. Las ganas de explorar otras posibilidades expresivas y de comunicación más allá del formato de concierto ha llevado al grupo a crear el espectáculo [IM] Perceptions que han tocado en los festivales Detours de Babel de 2018 (Grenoble) y What ‘s Up? 2019 (Lyon), a participar en el ciclo «Música y Cine» (2018) de El Prat colaborando con el artista «crnds» o ha ofrecido un taller / concierto sobre nuevas músicas en el Conservatorio Profesional de Música de Lugo el 2017. Los miembros del grupo han trabajado con compositores y compositoras de ámbito nacional e internacional como son Pablo Carrascosa, Joan Gómez Alemany y Manuel Rodríguez-Valenzuela (Valencia); Gemma Rodríguez, Gerard Valverde Ros, Luis Codera Puzo (Cataluña); Nuria Giménez-Comas, Héctor Parra y Sirah Martínez (Cataluña / Francia); Rocío Cano Valiño y Demian Rudel Rey (Argentina / Francia), Philippe Hurel (Francia), Rebecca Saunders (UK), Elena Rykov (EEUU / Rusia) o Alberto Bernal y José Manuel López-López (Madrid).
ENGLISH VERSION
NOVES TRADICIONS
Contemporary Valencian music for saxophone, percussion and electronics performed by PARCOURS
This production brings together for the first time several works by three Valencian composers performed by the PARCOURS group and is based on two fundamental ideas: the union of «traditional» music from a contemporary language together with the most «technological and new music» through electronic sound. The first idea is reflected in the two duos on the album. In the first of them, Immagine sonora di Tarab II (dedicated to PARCOURS), the composer explains in the notes of the score: «The term Tarab (in Arabic «rapture», also «ecstatic state»,»mystical rapture»), gave rise to the word troubadour. Tarab was used in al-Andalus to designate the song. It is not a sound recreation of past times and spaces, taken in this case from Arab culture. […] It is about developing a grammar that has the acoustic perspective as its central theme and creates a soundscape in continuous “evolution.” In other words, the elaboration of a sound discourse through the deconstruction of another. Without the intention of literality, rather as a source of inspiration that, in the final sound result, can be completely different from the primary stimulus.» On the other hand, the second duo is titled Azhan (commissioned by and dedicated to PARCOURS). Divided into two related parts, which, like the previous work, also start from a «traditional» music without wanting to recreate it, to be able to reflect from contemporary times. The source of inspiration for this work is a trip to the Holy Land that the composer made, between late 2017 and early 2018, shortly after the Third Intifada. There he was able to appreciate the cultural mixture of the three monotheistic religions (Islam, Judaism and Christianity) in their coexistence and tension. The work is inspired above all by Arabic singing, but also by a rereading of the Jewish instrument shofar, in the same way as by the sonority of the bell associated with Christian churches. Although these sound elements are a starting point, new instrumental techniques and improvisation play a very important role. On the other hand, the two pieces for soloist and electronic instrument delve into the idea of technology applied to the musical process. The first of them, The P Project (dedicated to Adrien Lajoumard and written at IRCAM), carries out a strong symbiosis of the acoustic sound of the saxophone with the sound of electronic origin, mutually feeding back. The work is a kind of simulation of a jazz ensemble in which the sounds of the saxophone recreate the roles that a drums or bass could have, and the electronics are programmed to react to what would be an «improvisation written for saxophone». In reference to the second solo work, Microscopio 2b (dedicated to Miquel Vich), the transparency of his writing allows us to appreciate the evolution of the rhythmic cells, created from the traditional Bolero of Alcudia, and the motifs in an almost scientific way. At the same time, these formative miniatures are synthesized by electronics in sound fields that encompass them and fuse them into a great whole. All the works included (which have been recorded for the first time on a CD by PARCOURS) want to create an original integration of times, technologies, cultures and sound languages, from the local vision of some Valencian composers who are also related to the global (union which makes up what has recently been called «glocal»). Thus, to confront and see what are the points of union between two antagonistic a priori ideas, as is the case of «tradition» and «modernity».
Joan Gómez Alemany
Program notes
1 Immagine sonora di Tarab II (2006, rev. 2020) – soprano saxophone and percussion – Voro Garcia. the composer explains in the notes of the score:: «The term Tarab (in Arabic ‘rapture’, also ‘ecstatic state’,’mystical rapture’) gave rise to the word troubadour. Tarab was used in al-Andalus to designate the song. It is not about a sound recreation of past times and spaces, taken in this case from Arab culture. […] It is about developing a grammar that has the acoustic perspective as its central theme and creating a continuous soundscape ‘evolution’. In other words, the elaboration of a sound discourse through the deconstruction of another. Without the intention of literality, rather as a source of inspiration that, in the final sound result, may completely differ from the primary stimulus.» The first version of this work is dedicated to Marcus Weiss and Christian Dierstein. The second version that is included in this CD to PARCOURS.
2 Azhan I (2018) – alto saxophone and percussion – Joan Gómez Alemany. Azhan is the formula used in Islam to summon the faithful to prayer. It is usually recited by the muezzin from the minaret of the mosque. This work starts from a «traditional» music without wanting to recreate this, to be able to reflect from the contemporaneity. The source of inspiration for this work is a trip to the Holy Land that the composer made, between late 2017 and early 2018, shortly after the Third Intifada. There he was able to appreciate the cultural mixture of the three monotheistic religions (Islam, Judaism and Christianity) in their coexistence and tension. The work is inspired above all by Arabic singing, but also by a rereading of the Jewish instrument shofar, in the same way as by the sonority of the bell associated with Christian churches. Although these sound elements are a starting point, new instrumental techniques and improvisation play a very important role. This work has been expressly written and dedicated to PARCOURS.
3 Azhan II (2018) – alto saxophone and percussion – Joan Gómez Alemany. Second movement of the previous work that can also be interpreted alone. In this second movement, a part improvised by saxophone based on formulas stands out, which relates it to the unwritten practices of the Arab tradition and other unwritten music.
4 The P Project (2010) – baritone and electronic saxophone – Marc Garcia Vitoria. Piece written during Cursus 1 at IRCAM dedicated to Adrien Lajoumard, it carries out a strong symbiosis of the acoustic sound of the saxophone with the sound of electronic origin, feeding back each other. The work is a kind of simulation of a jazz ensemble in which the sounds of the saxophone recreate the roles that a drums or bass could have, and the electronics are programmed to react to what would be an «improvisation written for saxophone».
5 Microscopio 2b (2008, rev. 2020) – percussion and electronics – Marc Garcia Vitoria. The transparency of his writing allows us to appreciate the evolution of the rhythmic cells, created from the traditional Bolero of Alcudia, and the motifs in an almost scientific way. At the same time, these formative miniatures are synthesized by electronics in sound fields that encompass them and fuse them into a great whole. This work is dedicated to Miquel Vich, PARCOURS percussionist.
BioGraphies
Voro Garcia (1970, Sueca), graduated in different musical specialties. He attended master classes of composition with Mauricio Sotelo and José Manuel López, among others. Doctor of Music from the Polytechnic University of Valencia (UPV). He has been commissioned by different institutions and interpreters, such as INAEM, JONDE, CDMC, IVC, Auditorio Nacional, Festclásica, Ensems Mixtur, Ascolta Ensemble or Ministère de la Culture et de la Communication French. Award from the National Youth Institute (2004). His works have been performed in different festivals by prestigious performers and groups. Founder and creator of the Ensemble Espai Sonor in 2003. In his role as director has made the absolute premiere and / or in Spain of many works. He has been composer-in-residence of the Group Instrumental (2001-02), JONDE (2005-06), MNCARS (2009), JOGV (2009/10) SOMELGRUP (2013), SBALZ (2018) and AGORA (2019). Artistic director of the Mostra Sonora in Sueca (2005-2017). He is currently a composition teacher at the Higher Conservatory of Valencia and artistic director of the Ensems. More information at: http://www.vorogarcia.com/
Joan Gómez Alemany (1990, Valencia), he began his composition studies with Oliver Rappoport at the Liceu Conservatory and continued at the Kunstuniversität Graz with Clemens Gadenstätter and Franck Bedrossian, where he completed a degree in composition, a master in composition and a master in opera and musical-theater. He is also piano graduate and graduate in Fine Arts from the UPV. He has received individual lessons from composers such as Mark André, Pierluigi Billone, Raphaël Ash, Brian Ferneyhough, Ashley Fure, Alberto Posadas, Stefan Prins, Yann Robin, Rebecca Saunders and Mauricio Sotelo among others. He has received commissions from festivals such as Impuls, Ensems, Internationales Musikinstitut Darmstadt and l’Horta Sonora. His works have been premiered at other festivals such as reMusik (Saint Petersburg), Mixtur (Barcelona), Manifeste-IRCAM (Paris), etc. His music has been performed by orchestras such as SWR and JOGV and by Ensembles and soloists such as Multilatérale, Nikel, Adapter, Schallfed, PARCOURS, Container, BCN216, Josep Lluís Galiana, Arturo Barba Sevillano, etc. It has been broadcast on the radio stations of À Punto, ORF, SWR, UNDAE Círculo Bellas Artes among others. He is currently composing a chamber opera that will be premiered at the Graz Opera (Austria) in 2022 under the direction of Beat Furrer.
Marc Garcia Vitoria (1985, Castelló de Rugat), he studied at the Professional Conservatory of Ontinyent, at Esmuc in Barcelona, at HEM in Geneva and at Ircam in Paris. He develops a career as a composer at a European level, which has earned him awards such as the SGAE Foundation and the University of Aberdeen, and commissions from various orchestras and groups such as the BBC Scottish Symphony Orchestra, the Ensemble Intercontemporain or the Ernst von Siemens Musikstiftung . After being a composition assistant and counterpoint teacher at the HEM in Geneva, and a composition teacher at the Alicante Conservatory of Music, he is currently a composition and orchestration teacher at the Valencia Conservatory of Music. More information at: https://garcia-vitoria.com/
PARCOURS, formed by Helena Otero Correa (saxophones) and Miquel Vich Vila (percussion), was born from the desire to create an artistic proposal with a marked expressive and innovative character. The programs they address aspire to be a whole sound experience for the public, a challenge for the performers and an opportunity to give voice to new composers. The group was formed during the study stage of its components at ESMUC and since 2014 it has participated in the 2015 and 2017 editions of the international contemporary music festival IMPULS (Graz, Austria) where they have been trained with the prestigious chamber group Trío Accanto (Marcus Weiss, Christian Dierstein and Nicholas Hodge), have been finalists of the Tribuna Sax Ensemble, playing at the 2018 Tres Cantos music festivals and the 2018 Music for the Third Millennium festival, and have participated in the 2019 Barcelona Modern Festival. Passionate about new music and chamber music, the members of PARCOURS are part of other projects and ensembles (FRAMES PERCUSSION, Duo Dimensions, Crossing Lines ensemble, Aslan ensemble, etc.), which has led them to play in important cycles and festivals such as the Ensems of Valencia, «Young Interpreters» of the Juan March Foundation in Madrid, Prototype VI of the Foundation Royaumont in Paris or Sampler Series in Barcelona. The desire to explore other expressive and communication possibilities beyond the concert format has led the group to create the show [IM] Perceptions that they have played at the 2018 Detours de Babel festivals (Grenoble) and What ‘s Up? 2019 (Lyon), to participate in the cycle «Music and Cinema» (2018) of El Prat collaborating with the artist «crnds» or has offered a workshop / concert on new music at the Professional Conservatory of Music of Lugo in 2017. The members of the group have worked with national and international composers such as Pablo Carrascosa, Joan Gómez Alemany and Manuel Rodríguez-Valenzuela (Valencia); Gemma Rodríguez, Gerard Valverde Ros, Luis Codera Puzo (Catalonia); Nuria Giménez-Comas, Héctor Parra and Sirah Martínez (Catalonia / France); Rocío Cano Valiño and Demian Rudel Rey (Argentina / France), Philippe Hurel (France), Rebecca Saunders (UK), Elena Rykov (USA / Russia) or Alberto Bernal and José Manuel López-López (Madrid).
Paco Yáñez, mundoclasico,lunes, 29 de marzo de 2021
Fiel a su corta pero ya sólida trayectoria, el sello Liquen Records nos vuelve a ofrecer una nueva muestra de la mejor música actual valenciana; en este caso, abriendo, desde tierras de Levante, sus sonidos hacia un entorno artístico y cultural, el del Mediterráneo, que resuena a través de distintos tiempos históricos en las cinco partituras que conforman este compacto; todas ellas, interpretadas por el conjunto instrumental Parcours, ya sea en su formación básica de dúo para saxofón y percusión, ya como solistas en diálogo con la electrónica.
El primero de estos dúos es Immagine sonora di Tarab II (2006, rev. 2020), partitura para saxofón soprano y percusión de Voro García (Sueca, 1970), compositor que sobre esta pieza nos informa que «el término Tarab (en árabe ‘arrebato’, también ‘estado extático’, ‘embeleso místico’) dio origen a la palabra trovador. Tarab se empleaba en al-Andalus para designar el canto. No se trata de una recreación sonora de tiempos y espacios pasados, tomados en este caso de la cultura árabe. […] Se trata de desarrollar una gramática que tiene la perspectiva acústica como tema central y crear un paisaje sonoro en continua ‘evolución’. Dicho de otro modo, la elaboración de un discurso sonoro a través de la deconstrucción de otro. Sin ánimo de literalidad, más bien como una fuente de inspiración que, en el resultado sonoro final, puede diferir completamente del estímulo primario».
Ese impulso llegado a Immagine sonora di Tarab II desde el pasado resulta más que evidente ya desde los primeros compases de la obra, en los que subyace una danza arcaica, atávica y primigenia, si bien muy espaciada y deconstruida hasta alcanzar sus unidades básicas, por lo que un sentido estructural weberniano se palpa en el modo en que Voro García reduce el discurso y lo entrevera con el silencio, con apariciones que, pese a su extrema concisión, aportan una enorme fuerza. Son pasajes, estos iniciales, en los que se funden muy diversas técnicas instrumentales: desde las extendidas (como el rumor de aire sin tono en el saxofón, o los roces de apariencia electrónica en la percusión) a las que, asentadas en un lenguaje de alturas, despliegan melodías que evocan esa antigüedad: más salmodiada, en el saxofón; de ecos flamencos, en la percusión.
En su conformación de este dúo cual ágora de tiempos y espacios, Voro García va otorgando a su partitura una tensión progresivamente creciente, siendo así que, desde los paisajes más deconstruidos y silentes que abrían esta pieza, hemos ido evolucionando hacia la ilusión acústica de todo un ensemble: tal es la profusión de técnicas, líneas y sonidos que va creciendo a lo largo de Immagine sonora di Tarab II. En los compases finales se asoma, asimismo, el recitado fonético, de corte muy rítmico y, de nuevo, evocador de ese pasado andalusí, por medio de las reminiscencias flamencas, lo que multiplica las capas que complejizan la partitura, otorgándole peso y presencia. Con una estupenda toma de sonido, la lectura de la saxofonista Helena Otero Correa y del percusionista Miquel Vich Vila es estupenda, marcada por un arrebatador poderío rítmico, tanto en lo puramente instrumental como en unos recitados que parecen fundirse con sus propios instrumentos, dando nuevas vueltas de tuerca a estos ritmos de una prosodia tan arcaica.
El segundo compositor presente en este compacto es Joan Gómez Alemany (Valencia, 1990), un creador que une a su faceta más puramente musical su trabajo en el campo de las artes, así como su muy interesante escritura ensayística. Joan Gómez ya visitó nuestra sección discográfica en distintas ocasiones, bien en solitario -con su compacto de música electrónica para Liquen Records (LRCD008)-, bien a dúo con el productor de dicha discográfica, Josep Lluís Galiana (LRCD010), ofreciendo siempre unas partituras de alta calidad. La primera de las dos composiciones de Joan Gómez aquí reunidas es Azhan I (2018), un dúo para saxofón alto y percusión sobre el que las notas de esta edición nos dicen que «Azhan es la fórmula que se utiliza en el islam para convocar a los fieles a la oración. Usualmente la recita el muecín desde el minarete de la mezquita. Esta obra parte de una música «tradicional» sin querer recrear esta, para poder reflexionar desde la contemporaneidad. La fuente de inspiración de este trabajo es un viaje a Tierra Santa que realizó el compositor, entre finales del 2017 e inicios del 2018, poco después de la Tercera Intifada. Allí pudo apreciar la mixtura cultural de las tres religiones monoteístas (islam, judaísmo y cristianismo) en su convivencia y tensión. La obra se inspira sobre todo en el canto árabe, pero también en una relectura del instrumento judío shofar, del mismo modo que en la sonoridad de la campana asociada a las iglesias cristianas. Aunque estos elementos sonoros son un punto de partida, las nuevas técnicas instrumentales y la improvisación tienen un papel muy importante».
Si bien técnicamente resuelta en claves muy distintas de las escuchadas en Immagine sonora di Tarab II, persiste en Azhan I una referencia a lo arcaico, a lo atávico y a un (im)pulso musical que se ligaría, reverberando de extremo a extremo el Mediterráneo, con lo flamenco; especialmente, por medio de la percusión, aquí tan rítmica y esencializada como violenta. Esa violencia primordial es tanto desgarro como mecanismo, por lo que Joan Gómez consigue en su dúo algo tan propio de György Ligeti como el pasar de lo secuencial y rígido a las nubes sonoras de forma sutil. Mientras, el saxofón representa otro universo muy distinto, en el que se intuye una impronta no menor del compositor italiano Pierluigi Billone, por la tan obsesiva exploración del sonido (de un solo sonido, en muchos casos) que Joan Gómez realiza. Ello no impide el que en la tan diversa paleta de recursos técnicos y estilísticos que el compositor valenciano despliega no se asomen rasgos más saturados, por lo que la estela de Franck Bedrossian es evidente, con un mayor desagarro, como los que tiende a exponer aquí la percusión; si bien la línea general de Azhan I es de una delicadeza en el cuidado del sonido muy destacable. De ello es un estupendo ejemplo el uso de aire sin tono, que unido al multifónico alcanza síntesis impactantes con la percusión, cual tendiendo haces de luz: materiales sonoros que se encuentran, escuchan y con-funden en nuestra audición, pese a su tan diferente naturaleza tímbrica. En esos paisajes hay, desde su billoneana modernidad, algo irrefutablemente antiguo (siguiendo la pista sugerida en las notas del compacto, con esos ecos de Tierra Santa), explicitado en diversos momentos en un dúo cuyo canto llega a ser ronco y monocorde, cual los instrumentos de una sola cuerda en diversas culturas ancestrales. Desde ese canto arcaico, Azhan I llega a sonar en diversos momentos como un rumor de tiempo: un mantra que elude o trasciende los espacios concretos para establecerse en la pura duración, como vibración suspendida; una duración que, al regresar a los paisajes desde los que la obra había nacido, abole la temporalidad lineal, convocando la circularidad propia de la concepción del tiempo en oriente. Escrita para el dúo Parcours y estrenada por ellos mismos, su lectura es, aquí, magnífica.
Aunque en este compacto se presenten como dos piezas independientes (si bien, en continuidad), si atendemos a lo que nos cuentan las notas al programa, Azhan II (2018) sería el «segundo movimiento de la obra anterior que también puede interpretarse de forma aislada. En este segundo movimiento destaca una parte improvisada por saxofón a partir de unas fórmulas, que lo relaciona con las prácticas no escritas de la tradición árabe y otras músicas no escritas». Por tanto, seguimos en ese espacio cultural y religioso del Mediterráneo, en el que Joan Gómez desata ahora una música más agitada y tensa, con una mayor conexión con ese mundo atávico y primordial ya convocado por Voro García. En todo caso, en Azhan II nos volveremos a sumergir en pasajes de gran recogimiento, silencio e introspección, con ecos que nos remiten a culturas más allá del propio Mediterráneo, pues resuenan las percusiones tibetanas y niponas, así como las campanas ortodoxas (cuestión, esta última, en absoluto baladí, si pensamos que Joan Gómez es un tarkovskiano de pro, y, sin duda, algún eco de los tañidos escuchados en Андрей Рублёв (Andréi Rubliov, 1966) se habrá descolgado desde el fonograma de la excepcional cinta tarkovskiana hasta esta partitura).
Completando este tan intrincado dúo, en el saxofón asistimos, de nuevo, a un refinadísimo estudio de sus materiales, cual si Joan Gómez nos adentrara en los diferentes estados, pesos y texturas de un grito: desde lo callado a lo explosivo, pasando por lo ronco, lo sordo, o lo extáticamente abrasado (se unen, aquí, los ecos de la mística al cinematógrafo de José Val del Omar); todo ello, construido mediante una prolija red de multifónicos, de diferentes ataques y de cambiantes embocaduras, así como de juegos de llaves y armonías microtonales. Como Azhan I, esta segunda parte de la obra concluye con un viaje al silencio, en el que implosionan los materiales previos encontrando un nuevo estado de ¿equilibrio? que sugiere ulteriores metamorfosis de la materia, autónomamente, cuando nosotros ya hayamos abandonado la audición. Como los procesos históricos y culturales en la cuenca Mediterránea, sus desarrollos se hilvanan en largos matices y contrastes que superan, por la longitud de sus trazos, cualquier contingencia de una vida humana, aunque aquí sea, tan sólo, el limitado hecho de un ejercicio de audición.
Es, igualmente, desde el silencio y la quietud desde donde brota The P Project (2010), partitura para saxofón barítono y electrónica de Marc Garcia Vitòria (Castelló de Rugat, 1985) que «lleva a cabo una fuerte simbiosis del sonido acústico del saxofón con el sonido de origen electrónico, retroalimentándose mutuamente. La obra es una especie de simulación de un conjunto de jazz en el que los sonidos del saxofón recrean los roles que podrían tener una batería o un bajo, y la electrónica está programada para que reaccione a lo que sería una «improvisación escrita para saxofón»». Es por ello que la serenidad inicial pronto se ve truncada, como el monolitismo tímbrico del propio saxofón, lanzado a desdoblar a todos esos instrumentos que lo acompañarían en un ensemble jazzístico. Esa conquista de otras personalidades instrumentales se produce, en todo caso, de forma gradual y a través de toda una metamorfosis tímbrica. En sus primeros estadios, se asienta en una oscilación de corte sinusoidal, desde la que el saxofón va alumbrando sus dobles (o sombras) con apoyo de la electrónica. Asumiendo modos de ataque de otros instrumentos de ese ensemble remedado en el propio saxofón, el golpeo de las llaves evocará -por tomar un ejemplo muy evidente- a la propia percusión; mientras que diversas técnicas, como los slaps, convocarán ecos de los pizzicati en el contrabajo: instrumento que, asimismo, se cuela en la naturaleza acústica del saxofón por medio de la sombría gravedad de sus constructos armónicos más obscuros, con tendencia a un multifónico en el que resuenan las capas armónicas del contrabajo. Por tanto, todo un saxofón-ensemble que, en su multiplicidad de capas, técnicas y timbres, es desdoblado, en esta grabación, por la saxofonista gallega Helena Otero de un modo impresionante.
Cierra este compacto una partitura, Microscopi 2b (2008, rev. 2020), que evidencia la fuerte impronta que en Marc Garcia Vitòria ha tenido su paso por el IRCAM (si bien es obvio que cuando un compositor como Garcia Vitòria decide optar por el centro parisino para culminar sus estudios, es porque hay una filiación estética ya evidente a la hora de tomar tal dirección). De Microscopi 2b leemos, en la edición digital de las notas, que «la transparencia de su escritura nos permite apreciar la evolución de las células rítmicas, creadas a partir del tradicional Bolero de Alcudia, y los motivos de manera casi científica. A la vez, estas miniaturas formantes son sintetizadas por la electrónica en campos sonoros que las engloban y fusionan en un gran conjunto». En global, estamos ante una partitura más convencional y menos imaginativa que las anteriores, muy apegada a ese universo ircamniano, así como a los ecos de la relación acústico-electrónica en Karlheinz Stockhausen. En todo caso, el dedicatario de la obra, el percusionista Miquel Vich, da cuenta de ella con enorme precisión y vivacidad rítmica, completando un gran ramillete de interpretaciones a cargo del dúo Parcours.
Por lo que a las grabaciones se refiere, las tomas de sonido son todas ellas muy buenas, de estupenda presencia y espacialización. Una vez más, y como ya explicamos en nuestra reseña del compacto de Emilio Calandín publicado por Liquen Records (LRCD015), en el cartón del disco se incluye una presentación general de lo que es este proyecto (a cargo de Joan Gómez Alemany), si bien disponemos de un código QR que nos enlazará con la página web del sello discográfico, donde encontraremos unas notas más detalladas (en inglés, valenciano y castellano) sobre cada obra, así como la biografía de los músicos y de los compositores. Todo ello redondea una muy atractiva invitación a escuchar los tiempos históricos y las músicas que resuenan a orillas del Mediterráneo: una llamada a la comprensión de otras culturas tan importante ya no solo en un mundo cuya globalización parece hoy en crisis, sino en una España en la que vuelven a crecer negras y voxciferantes sombras que, con inquietud, nos recuerdan momentos del pasado en los que se erradicó inquisitorialmente de nuestro suelo el crisol cultural que, en algún momento de nuestra historia, fue (con sus dificultades y desequilibrios) mínimamente posible.
Este disco ha sido enviado para su recensión por Liquen Records
Crítica sobre las últimas producciones del sello discográfico Liquen Records, cuatro CDs que se han publicado entre final del 2020 e inicios del 2021, lo que constituye todo un record editorial, si tenemos en cuenta que se trata de un sello independiente.
Noves tradicions(LRCD018) reúne por primera vez varias obras de tres compositores valencianos interpretadas por el grupo PARCOURS y se basa en dos ideas fundamentales: la unión de la música «tradicional» desde un lenguaje contemporáneo junto con la música más «tecnológica y de nueva creación» a través del sonido electrónico. La primera idea se ve reflejada en los dos duos del disco. En el primero de ellos, Immagine sonora di Tarab II (dedicado a PARCOURS), explica su compositor Voro Garcia en las notas de la partitura: «El término Tarab (en árabe «arrebato», también «estado extático», «embeleso místico»), dio origen a la palabra trovador. Tarab se empleaba en al-Andalus para designar el canto. No se trata de una recreación sonora de tiempos y espacios pasados, tomados en este caso de la cultura árabe. […] Se trata de desarrollar una gramática que tiene a la perspectiva acústica como tema central y crear un paisaje sonoro en continua “evolución”. Dicho de otro modo, la elaboración de un discurso sonoro a través de la deconstrución de otro. Sin ánimo de literalidad, más bien como una fuente de inspiración que, en el resultado sonoro final, puede diferir completamente del estímulo primario.» Por otra parte, el segundo dúo se titula Azhan de Joan Gómez Alemany (encargado por y dedicado a PARCOURS). Dividido en dos partes relacionadas, que como la obra anterior también parte de una música «tradicional» sin querer recrear esta, para poder reflexionar desde la contemporaneidad. La fuente de inspiración de este trabajo es un viaje a Tierra Santa que realizó el compositor, entre finales del 2017 e inicios del 2018, poco después de la Tercera Intifada. Allí pudo apreciar la mixtura cultural de las tres religiones monoteístas (islam, judaísmo y cristianismo) en su convivencia y tensión. La obra se inspira sobre todo en el canto árabe, pero también en una relectura del instrumento judío shofar, del mismo modo que en la sonoridad de la campana asociadas a las iglesias cristianas. Aunque estos elementos sonoros son un punto de partida, las nuevas técnicas instrumentales y la improvisación tienen un papel muy importante. Por otra parte, las dos piezas para instrumento solista y electrónica creadas por Marc Garcia Vitoria, profundizan sobre la idea de la tecnología aplicada al proceso musical. La primera de ellas, The P Project (dedicada a Adrien Lajoumard y escrita en el IRCAM), lleva a cabo una fuerte simbiosis del sonido acústico del saxofón con el sonido de origen electrónico, retro-alimentándose mutuamente. La obra es una especie de simulación de un conjunto de jazz en el que los sonidos del saxofón recrean los roles que podrían tener una batería o un bajo, y la electrónica está programada para que reaccione a lo que sería una «improvisación escrita para saxofón». En referencia a la segunda obra solista, Microscopio 2b (dedicada a Miquel Vich), la transparencia de su escritura nos permite apreciar la evolución de las células rítmicas, creadas a partir del tradicional Bolero de Alcudia, y los motivos de manera casi científica. A la vez, estas miniaturas formantes son sintetizadas por la electrónica en campos sonoros que las engloban y fusionan en un gran conjunto. Todas las obras incluidas (que han sido grabadas por primera vez en un CD por PARCOURS) quieren crear una original integración de tiempos, tecnologías, culturas y lenguajes sonoros, desde la visión local de unos compositores valencianos que se relacionan igualmente con lo global (unión que conforma lo que recientemente se ha denominado como «glocal»). Así confrontar y ver cuáles son los puntos de unión entre dos ideas a priori antagónicas, como es el caso de «tradición» y «modernidad».
El dúo instrumental catalán Parcours aborda las obras de tres compositores valencianos- alguna basada incluso en la propia tradición músical valenciana- desde las nuevas perspectivas musicales. Estas incluyen aliteralidad idea-música, improvisación, uso de las nuevas tecnologías, atonalidad y búsqueda cultural de otras músicas y sonidos.
Los tres compositores son Voro García que contribuye con la obra Immagine sonora diTarab, siendo tarab – el canto en árabe- el origen de la palabra trovador/trobadour. El productor del disco, Joan Gómez Alemany, es el autor de dos obras también de raíz árabe, Azhan I y II compuestas en Palestina, que sintetizan los sonidos de las tres religiones monoteístas. Un gran ejercicio de introspección mántrica en algunos momentos, donde la improvisación juega una parte importante.
El tercer compositor Marc Garcia Vitòria contribuye con dos obras, ya dentro de los parámetros de la investigación musical actual y más cercana, The P Project, compuesta en el Ircam, Paris, haciendo uso de la electrónica dialogando con el saxo, instrumento que juega el rol de un grupo de jazz improvisando.
La segunda pieza Microscopi 2b parte de un bolero popular de Alcudia para, recogiendo sus células musicales básicas, hacerlas evolucionar a través del tratamiento electrónico para alcanzar un nivel sonoro de gran conjunto.
Magníficamente resueltas en lo instrumental apostaría que tienen en directo una dimensión visual y gestual más que interesante.
Una gran sorpresa este CD que habla del nivel compositivo e interpretativo de estas nuevas tradiciones musicales valencianas.
Un logro poder editar estas obras, una vez más obra de Liquen Records.
LIQUEN RECORDS sigue afianzándose como punta de lanza en lo que a Improvisación Libre, Experimentación, Free Jazz y Avantgarde se refiere y este nuevo proyecto PARCOURS no se queda atrás en cuanto a calidad con acercamiento cercano a la electroacústica (de libro) que ellos mismos definen a la perfección: «la unión de la música `tradicional´desde un lenguaje contemporanio junto con la música más `tecnológica y de nueva creación´ a través del sonido electrónico»… por tanto, no es de extrañar que el álbum responda al nombre de Noves Tradicions. Aconsejaría pasarse por la página de Liquen para ahondar en tema de créditos y detalles, fabulosamente explicados y mucho más detallados de gente que sabe de esto mucho más que yo.
La edición y producción (junto a la propia banda) es de Joan Gómez Alemany que además se reparte la labor compositiva junta a Voro García y Marc García Vitória. La dupla Parcours viene a estar conformada por Helena Otero Correa (saxofones) y Miquel Vich Vila (percusiones) e insisto en ahondar conocimiento curricularaquí. Para no aburrir con detalles inacabables, nos lanzamos de lleno a la música.
«Immagine Sonora di Tarab II» es una composición de Voro García para saxofón soprano y percusión. Aunque no me gustan los corta y pega, me parece imprescindible contextualizar la obra por el propio compositor: `El término Tarab (en árabe «arrebato», también «estado extático»,»embeleso místico») dio origen a la palabra trovador. Tarab se empleaba en al-Andalus para designar el canto. No se trata de una recreación sonora de tiempos y espacios pasados, tomados en este caso de la cultura árabe. […] Se trata de desarrollar una gramática que tiene la perspectiva acústica como tema central y crear un paisaje sonoro en continua ‘evolución’. Dicho de otro modo, la elaboración de un discurso sonoro a través de la deconstrución de otro. Sin ánimo de literalidad, más bien como una fuente de inspiración que, en el resultado sonoro final, puede diferir completamente del estímulo primario´.
Muy sutil en su inicio, con vientos asordinados compitiendo con la percusión en arábigo aroma cuasi sufí hasta el punto de que el timbre alcanzado por el saxo soprano se asemeja en muchos tramos a una flauta Ney. La tribal percusión (sobre todo el uso de Tabla) recuerda también en diversos momentos a los percusionistas del Sur de India que tan bien se acompasa con el enfoque percusivo de sílabas del Konnakol. Conforme el corte va tomando cuerpo, entramos en ese submundo extrañísimo que habitaban Cherry (en las partes más asordinadas el saxo se torna trompeta, y en las partes medias tiene esas sibilancias características de la flauta) y Blackwell en MU… o los primerísimos trabajos abstractos bajo auspicio de la AACM de Chicago. Tangencialmente a los ritmos orientales ocurren cosas más juguetonas como el lírico tramo final, todo bajo un tempo bastante sosegado y un uso peculiar del silencio como instrumento / elemento bisagra con aroma a Klezmer.
A continuación se pasa a la Suite Azhan compuesta por «Azhan I» y «Azhan II», ambas para saxo alto y percusión, y obra de Joan Gómez Alemany; contextualizada de nuevo, «Azhan I» es `la fórmula que se utiliza en el Islam para convocar a los fieles a la oración. Usualmente la recita el muecín desde el minarete de la mezquita. Esta obra parte de una música «tradicional» sin querer recrear esta, para poder reflexionar desde la contemporaneidad. La fuente de inspiración de este trabajo es un viaje a Tierra Santa que realizó el compositor, entre finales del 2017 e inicios del 2018, poco después de la Tercera Intifada. Allí pudo apreciar la mixtura cultural de las tres religiones monoteístas (islam, judaísmo y cristianismo) en su convivencia y tensión. La obra se inspira sobre todo en el canto árabe, pero también en una relectura del instrumento judío shofar, del mismo modo que en la sonoridad de la campana asociada a las iglesias cristianas. Aunque estos elementos sonoros son un punto de partida, las nuevas técnicas instrumentales y la improvisación tienen un papel muy importante´. 13 minutos absolutamente arrebatadores que se abren con tono altísimo del saxo en sábanas drónicas de corte acústico que es casi un Pranayama meditativo. Quien haya escuchado a los muazzines llamando a la oración, o ese tono particularmente agudo del Shofar, hagan pie con más facilidad en una composición a priori bastante árida a las orejas pero que se va arropando de melodía con uso de cuerdas (no sé el instrumento) y tonos graves y reverberantes que se alternan con ráfagas de percusiones.
Sin llegar a la sobriedad, «Azhan I» se reviste de cierto carácter litúrgico, fascinante allá por el minuto 5 por cómo se compenetran los instrumentos y llenan el espacio reinante sacralizándolo; otra vez el silencio invita a la mirada interior hasta que vuelven a flotar en la superficie tramas y texturas de difícil identificación como notas de saxo alargadas hasta el infinito con recursos percusivos que apelmazan el sonido en estructuras no electroacústicas pero que si me dicen que lo son me lo creo (ese sempiterno roce de platillos). Siguen los 15 minutos de «Azhan II» como segundo movimiento natural, sin toques abruptos ni caída libre, sino un simple roce del arco en lo que podría ser la misma الحجر الأسود, al-Hayar-ul-Aswad o Kaaba, dándose paso luego a un introspectivo solo de saxo, algo lúgubre pero luminiscente al mismo tiempo… como esa sensación de opresión natural al contemplar un paisaje agreste. Fantásticos las acumulaciones en ráfagas de notas (trémolos, aunque ruego me perdonéis mi falta de cultura musical) en un endiablado sonido sinusoidal que podría durar hasta el mismo final de los tiempos. Para cuando entra la percusión estamos dentro de ese plano estelar que Rashied Ali y Coltrane cohabitaron en Interstellar Space, pero con menos Free (aunque arremetidas hay algunas). No hace falta que lo diga pero por muy abstracto que se torne el asunto, si destilas cualquier pasaje del álbum remite sin duda al Oriente Medio, sobre todo a mitad del corte, donde sube mucho la intensidad sin perder el norte (o sur) melódico…. porque estamos ante un disco muy, pero que muy mediterráneo (aunque algún toque Gamelan asoma por momentos). Fabuloso el gong y su diálogo mediúmnico con los vientos… entran las campanas y el sincretismo sonoro se mimetiza en forma de música atemporal y atávica.
La guinda del pastel la ponen dos cortes compuestos por Mar García Vitória. «The P Project» para saxo barítono y electrónica. Copio y pego: `dedicada a Adrien Lajoumard, lleva a cabo una fuerte simbiosis del sonido acústico del saxofón con el sonido de origen electrónico, retro-alimentándose mutuamente. La obra es una especie de simulación de un conjunto de jazz en el que los sonidos del saxofón recrean los roles que podrían tener una batería o un bajo, y la electrónica está programada para que reaccione a lo que sería una «improvisación escrita para saxofón´. Sorprendente desde su marcial y épico inicio, con elementos loopeados y retroexpandidos hasta crear un inmenso abanico de Agatha Christie Jazz o lo que es lo mismo, no puedes fiarte de lo que tus oídos te dicen al igual que el asesino en sus novelas podría ser hasta el propio lector. El procesamiento es tal que la electrónica se come al saxo y este a su vez regurgita la electrónica derramando una pieza de cariz Noir sugerente, oscura y con un pie en el más abyecto Downtown Neoyorquino de la Knitting Factory.
Cierra «Microscopi 2b» para vibráfono y electrónica `creadas a partir del tradicional Bolero de Alcudia, y los motivos de manera casi científica. A la vez, estas miniaturas formantes son sintetizadas por la electrónica en campos sonoros que las engloban y fusionan en un gran conjunto´. No puedo evitar sentir estar metido dentro de una caja de música donde tocara una vieja agrupación Balinesa de Gamelan, con ese fantástico vibráfono al más puro estilo Kenny Wollesen en sus múltiples proyectos en Tzadik (por ejemplo en The Dreamers), y diversos procesamientos electrónicos que transforman el todo en un teratogénico Lounge a lo Esquivel impregnado de opiáceos.
Joan Gómez Alemany: Electroacoustic Works (2016-2019). València: LIQUEN RECORDS. DL: V-3069-2019 — LRCD008. PVP: 15€
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Das blut von Tristan und Isolde ohne Einleitung (2017) – The title literally means «The blood of Tristan and Isolde without the Introduction» (of the Wagner’s opera). This work «extracts those inaudible sounds» from the celebrated Prelude of the opera composed by Wagner, to feel music that “can be heard in the overture” but in a modern way.
Un grito y un cadáver (2018) – Premiered next to the paintings of Millares and Saura, its title evokes some of its painted figures. This tremendously violent and agitated composition seeks to bring the listener to a kind of dismemberment or break-up.
Deus with cogitat music. Sed quid Deus cogitat (2016) – This title in latin could be translated as «God thinks of music. But what does God think?» A large sonorous cathedral built from the simple sound of the recorder which contains reminiscences and similarities to the composition by Charles Ives, The unanswered question.
4 Disparates de Goya (electronic version only revised. 2017-2019) – Originally for ensemble and electronics, this version uses the electronic materials of the previous one but organized in a different way. Starting from its sounds and textures, it seeks to «transcribe and not illustrate in sounds», 4 etchings by Goya.
Omaggio a Scelsi (2017) – Giacinto Scelsi explored the sound and analysed it deeply, to its roots, creating a new way of thinking about sound. This tribute to the composer starts with the sound of the acoustic guitar and then by means of simple electronic operation creates an immense orchestra that acoustically could not exist, but thanks to electronic media it is possible to imagine.
Meta-improvisació (2019) – Taking into consideration the limits between improvised and written music, this piece tries to reflect, not only with concepts, but also with the actual sounds. From the so-called ethnographic music and free improvisation, a sound continuum is created where the two coexist and seem to blend.
Das blut von Tristan und Isolde mit Einleitung (2017) – The CD closes with the same piece of music from the beginning, creating a loop, but this time hybridizing with the same Wagnerian prelude.
La creación artística del joven compositor español Joan Gómez Alemany (Valencia, 1990) está especialmente marcada por su doble vertiente como músico (habiéndose formado en Piano y Composición, estudios que finalizó en la Kunstuniversität de Graz con Clemens Gadenstätter) y artista plástico (como licenciado en Bellas Artes que es por la Universidad Politécnica de Valencia, desarrollando en la actualidad una sustanciosa carrera expositiva, en la que destacan sus proyectos audiovisuales). Además, Gómez Alemany ha publicado diversos textos que lo revelan como un muy lúcido ensayista sobre los que son sus principales campos de expresión, sobresaliendo entre ellos los estudios en los que analiza comparativamente la función de los lenguajes visuales y musicales en películas como Vertigo (1958), de Alfred Hitchcock (artículos publicados en sulponticello.com, junto con otros igualmente muy interesantes en los que el compositor valenciano reflexiona sobre la improvisación y la música escrita, a raíz del proyecto acústico-electrónico Interaccions sonores, de cuyo lanzamiento discográfico les daremos cuenta a lo largo de las próximas semanas).
Esta voluntad intercultural e interdisciplinaria, aliada con una unión de pensamiento reflexivo y creación artística en la que se percibe no sólo ese lado más intelectual, sino una potencia expresiva temperamental y atávica, se explicitan en este disco que hoy presentamos, en el que Gómez Alemany ha reunido siete composiciones electroacústicas realizadas de 2016 a 2019: siete piezas en las que reverberan el arte y la música europeos, dejando vislumbrar efímeros destellos que nos conducen no sólo fuera del continente, sino a los confines de un pensamiento que albergaría cuanto existe, pues a una conciencia divina nos llevaría la más antigua de estas obras, Deus com musica cogitat. Sed quid Deus cogitat (2016).
Pero comencemos por la pieza electroacústica que abre el disco, pues la propia disposición de cada una de las obras, su recorrido y tensiones acumuladas, dibuja una meta-creación en sí, estando muy bien escogida la secuencia en la que estas piezas se presentan. El primer capítulo de este viaje nos conduce al pasado, pues con Richard Wagner dialoga Joan Gómez en Das blut von Tristan und Isolde ohne Einleitung (2017). Según nos cuenta el escueto texto incluido en esta edición discográfica, el compositor valenciano procede aquí a extraer sonidos inaudibles del ‘Vorspiel’ de Tristan und Isolde (1855-65) para hacernos sentir aquello que dicha obertura contiene, pero de un modo moderno. Sin embargo, no será hasta la séptima pieza de este disco que escucharemos de forma reconocible la ópera wagneriana, trabajándose aquí el material de tal modo, que nos encontramos ante una sustancia acústica ya plenamente propia y nueva. El tratamiento electrónico del sonido en las partes inicial y final se maneja como si éste fuese un material plasmático, estirándolo y deformándolo con un sentido que tanto nos resultará escultórico como nos hará recordar la forma en que el realizador granadino José Val del Omar deformaba las imágenes en películas como Aguaespejo granadino (1953-55) o Fuego en Castilla (1958-60). Frente a estos paisajes acústicos más densos y estáticos, la parte central de Das blut von Tristan und Isolde ohne Einleitung se muestra más deudora de los clásicos de la electrónica del pasado, como Edgar Varèse o Pierre Schaeffer: el primero, con sus sonidos industriales, tensos y urbanos; el segundo, con la poética de la escultura sonora, cuyo ruido objetual se adentra en esta obra aportando reminiscencias de la musique concrète. Se producen, asimismo, asomos vocales en el interior de Das blut von Tristan und Isolde ohne Einleitung: los de una voz que parece querer sintetizarse y escapar de la propia obra, mas no una voz romántica y decimonónica, como nos sugeriría el título de la pieza, sino una suerte de salmodia con dejes orientales (un estilo vocal que en otras obras reunidas en este compacto se hará más evidente, con una innegable carga etnográfica). De este modo, la parte central de Das blut von Tristan und Isolde ohne Einleitung resulta casi una antítesis de las externas, percibiéndose, por contraste, lo que parece un uso de la moviola en lo cinematográfico a la hora de manejar las velocidades de los materiales: una concepción cinematográfico-escultórica en la que música y plástica se funden para trazar un gran arco de masas, tensiones y velocidades con el que Joan Gómez construye la gran estructura de su obra, con reminiscencias clásicas en su arquitectura, formada por grandes bloques contrastantes. Esa tensión entre los bloques de sonido nos revela, por tanto, una fricción, pero, si de sus roces brota la sangre del título de la obra, ésta se comporta como un prisma reflectante en el que la historia se descompone como plasma, invitándonos a re-escuchar sus residuos (que diría Samuel Beckett) con unos oídos de nuestro tiempo.
Un grito y un cadáver (2018) nos remite a las pinturas de Manuel Millares y Antonio Saura; por tanto, al grupo El Paso, con lo que el enraizamiento de Gómez Alemany se produce en lo más proteico de la pintura española del siglo XX. Estrenada al lado de cuadros de Saura y Millares, comparte con estos una violencia primordial y atávica, ya desde el primer e inmisericorde golpeo que de la electrónica recibimos nada más comenzar la obra. Estas brutales alternancias en masividad, texturas y tono podemos asociarlas a la paleta cromática de ambos pintores: mayoritariamente, en blanco y negro, dejándonos aquí, incluso, los impactantes golpeos casi insensibles para escuchar los pasajes más livianos que tras dichas arremetidas se esconden. Hay, por tanto, una voluntad musical muy gestual, así como un sentido muy saturado de los materiales (por momentos, más violento y radical que la propia musique saturée francesa). Los homúnculos de Millares y los animales de Saura parecen aquí gritar y gruñir de forma desaforada, remitiéndonos a un tiempo histórico también en blanco y negro, del que Gómez Alemany realiza un retrato siniestro. Pieza primordial, atávica, dura y agresiva para el oído, sus sucesivos desgarros nos dejan expuestos al vacío y a las mínimas líneas de sonido que lo sobreviven: ésas en las que parecen palpitar unos últimos rastros de humanidad.
Con Deus com musica cogitat. Sed quid Deus cogitat pasamos del animal herido y su desgarro a un pensamiento divino articulado por medio de lo musical. De nuevo, la velocidad, la intensidad, la proliferación de materiales y la reverberación de los mismos vuelven a marcar la estructuración de esta obra. A partir de la grabación de una flauta, Gómez Alemany construye un espacio arquitectónico gigantesco del que ese sonido germinal es, al tiempo, la arquitectura misma y su único habitante. Inicialmente, esa unión de sonidos de viento, reverberaciones y electrónica nos hará pensar en las resonancias errantes de Luigi Nono, cuando éstas no se han densificado tanto como lo harán sucesivamente en la obra de Joan Gómez. En una segunda fase, los parámetros y las operaciones musicales se enfocan desde un pensamiento más arquitectónico, conduciendo los materiales al extremo de su multiplicación por distintas velocidades y espacializaciones vía reverberación; de forma que parece sonar esa gran catedral vibrando en cada una de sus bóvedas, tendidas ad infinitum en sucesivas naves, cual si de una arquitectura musical de Escher o Piranesi se tratara. Asimismo, en este pasaje central Gómez Alemany acaba construyendo lo que suena como un órgano gigante, formado por un único registro que dibuja un clúster plasmático expandido de tesitura aguda, con puntuales asomos de un tema a contrapié en lo que sería (siguiendo la imagen del órgano) el pedalero; por lo que el contraste en color entre los agudos de la flauta y ese ronco bajo resulta impresionante. Progresivamente, la disminución de la velocidad, la reducción en la multiplicación de voces y la concentración desde la resonancia en unas pocas flautas producen un giro radical y creeremos haber pasado de esa catedral celeste, de ese gigantesco y abigarrado pensamiento divino como sustancia musical, a un edén recobrado, previo a la aparición del ser humano, con una profusión de trinos aviares que nos devuelven, poco a poco, al silencio (por tanto, la unión de órgano, brillantes cromatismos, religiosidad y pájaros nos ponen sobre la pista de Olivier Messiaen). Muy bella propuesta, así pues, repleta de capas, espacios y lecturas.
Tras la vibrátil arquitectura catedralicia de Deus com musica cogitat. Sed quid Deus cogitat, los 4 Disparates de Goya (2017-2019) suponen bajar a una paleta cromática mucho más oscura y grave, sobre la que se va sucediendo todo un inframundo entre lo onírico y ese sueño de la razón que, como afirmaba el propio Goya, produce monstruos: aquí, los disparates musicales que nos ofrece Gómez Alemany, cual alucinaciones acústicas, en los minutos centrales de la obra, con sus voces veladas dando salida a lo que parece un subconsciente agazapado tanto en los grabados de Goya como en la electroacústica de Joan Gómez. Como los seres que pueblan los aguafuertes y las aguatintas del pintor aragonés, 4 Disparates de Goya es una pieza perturbadora y de una presencia muy física; aquí, marcadamente tridimensional, en una música que nos remite a la camerística y homónima 4 Disparates de Goya (2018), partitura para clarinete, violonchelo, percusión, piano y electrónica de la que aquí se desgajan sus materiales electroacústicos organizados de forma diferente que en la pieza de cámara (cuya duración es de 7:44 minutos, frente a los 4:36 de la versión puramente electrónica revisada). Según Gómez Alemany, la obra pretende transcribir, que no ilustrar, en sonidos cuatro de estos disparates, volviendo a apostar por esa relación tan potente entre la música y la pintura, de artista a artista: intención que, creo, logran plenamente estos disparates del compositor valenciano.
Omaggio a Scelsi (2017) nos conduce a la interioridad del sonido, a esa rudeza atávica y esencial presente en tantas obras de Giacinto Scelsi; especialmente, en sus partituras para instrumentos graves, como el contrabajo o el saxofón, si bien aquí es una guitarra la que, tratada por medio de la electrónica, acaba construyendo toda una orquesta en la que resonarán otras familias instrumentales. De hecho, en el undécimo minuto de Omaggio a Scelsi parece que escuchásemos un contrabajo, adentrándose Gómez Alemany en su sonido, en la anatomía de una sola nota explotada de muy diversas formas para conducirnos a lo que el propio compositor califica como un nuevo modo de pensar el sonido. En el minuto siguiente, la sensación es la de una proliferación instrumental gráfica y abigarrada, con un deje pendereckiano, así como -por analogía trazada en estas mismas páginas en mi obituario del compositor polaco, el pasado 1 de abril- con toques pictóricos que nos remitirían, de nuevo, al Antonio Saura de las multitudes: procesos que rápidamente se despojan, incidiendo en esos arcos estructurales de tensión que en Joan Gómez van del despojamiento al despojamiento, pasando por episodios centrales de tensión más múltiple y violenta. En el minuto catorce de la obra, las guitarras sí se hacen plenamente audibles, al modo de instrumentos agigantados, con dejes de campanas, lo que aporta al rasgueo del instrumento un asomo sombrío y amenazante al que se suma, en el decimoquinto minuto, una sonoridad que parece la de las ráfagas de un órgano. El ritmo de esas guitarras, lúgubre, procesional y fúnebre, nos coloca ante los ecos de una muerte aquí convocada por la figura de Scelsi: muerte, en todo caso, trascendida por la pervivencia de su música, como nos demuestra Gómez Alemany tomando el testigo de las indagaciones musicales del conde de Ayala Valva.
Meta-improvisació (2019) presenta un enfoque más etnográfico, reuniendo y estilizando electrónicamente cantos de distintas culturas del mundo, con una presencia muy marcada de lo árabe. De nuevo, se produce un paralelismo con las artes visuales: aquí, al pasar el tratamiento de las voces de un figurativismo inicial (con el canto más reconocible) a la abstracción (al tratar escultóricamente Joan Gómez dichos cantos por medio de la electrónica, de lo que es un buen ejemplo una sección central en la que se superponen a más velocidad esos cantos, como una moviola o un tomavistas acelerado, apareciendo, de nuevo, un referente en el cinematógrafo que se hermana con Meta-improvisació, como los montajes acelerados de viajes por distintos países del mundo en las cintas de Iván Zulueta). Como en otras piezas de este compacto, el final de Meta-improvisació procede a depurar los materiales hasta restar su esencia vocal convertida en un fino hilo electrónico, cuyo último acento lo lanza al infinito, a la perpetua renovación de estas voces que exponen la (tan amenazada) diversidad cultural del mundo. También resulta interesante en Meta-improvisació (así como plenamente dramatúrgico, dadas las intenciones de la pieza) el uso del estéreo, con unos primeros minutos en los que el orbe etnomusical palpita a izquierda y derecha de nuestros oídos: convertidos como oyentes en la (falsa) centralidad que llevamos siglos asentando desde nuestra mirada eurocentrista. En este sentido, estamos ante una pieza, también, política y de denuncia de la fáustica sociedad que nos rodea, en la línea de otras obras de Gómez Alemany como su partitura para ensemble, vídeo y electrónica TV (TeleVision) = TN (TransNacional) = TNT (TurnerNetworkTelevision) (TriNitroToulene) (2019). Meta-improvisació nos invita a abrir nuestra escucha a otras latitudes y culturas del mundo, algo poco habitual en la música actual de creación española, normalmente más enfocada hacia Centroeuropa, aunque también es cierto que el uso de estos cantos y el enfoque etnográfico a veces comporta el riesgo de caer en lo postalero, por lo que, a nivel musical, hay piezas más sólidas en este disco.
Se cierra este tan atractivo y heterogéneo recorrido de forma espiral, más que circular, pues volvemos allá donde empezamos, pero no del mismo modo, pues en Das blut von Tristan und Isolde mit Einleitung (2017), junto con los materiales que escuchamos en la primera pieza del disco, nos encontraremos con el original wagneriano, con su ‘Vorspiel’ plenamente reconocible, apareciendo de forma más o menos evidente en distintos momentos de la obra. Ello dota al conjunto de la pieza de una presencia muy distinta, sumando una tensión dialéctica con la historia más acusada y explícita; una historia que es aquí presencia sensual y física, haciendo reverberar en nuestro interior numerosas imágenes; de nuevo, con una componente muy visual. De hecho, escuchando Das blut von Tristan und Isolde mit Einleitung me venían a la mente las soberbias esculturas del granadino Manuel Rivera, si bien en su tabla-base aquí, en vez de pintura, se dispondría una película del donostiarra José Antonio Sistiaga con una presencia wagneriana de por medio, con la fuerte tensión derivada de esta interacción entre lo pictórico, lo cinematográfico y lo musical. Ello posibilita una fuerte permeabilidad entre el preludio de Tristan und Isolde y sonidos sintetizados de aspecto industrial, mecánico y rugoso, de modo que, junto con la fricción del óxido, escuchamos la apoteosis amorosa de la ópera, herrumbrada, así, por medio del gran trabajo de Gómez Alemany. Para vislumbrar ese proceso dialéctico y esa pátina de óxido depositada sobre la historia, el oído ha de atravesar, como el ojo en las esculturas de Rivera, toda una serie de mallas superpuestas, tensando nuestra mirada/escucha al ser rozada por esas estructuras metálicas al descender a la scriptio inferior de este gran palimpsesto, donde resplandece el ‘Vorspiel’ wagneriano sobre el que se acumulan capas de sonidos, de tiempos y de lecturas musicales. Gran palimpsesto, el que, uniendo perspectivas artísticas tan diversas, nos ofrece Joan Gómez Alemany, para cerrar su tan interesante compacto.
Por lo que al sonido del disco se refiere, éste proviene directamente de los másteres electrónicos del propio compositor, siendo el mismo Joan Gómez quien ha realizado las mezclas para este compacto, de presencia impresionante en cuanto a relieves y espacialización. La edición sigue la línea de sellos como Hat Hut o Winter & Winter, al incluir las notas en el cartón del disco, siendo el texto (a cargo del compositor) muy escueto, pero suficiente para ofrecernos una introducción a cada pieza, así como para conocer mejor la música de Joan Gómez Alemany. Dado el páramo casi silente en el que se ha convertido la industria del disco en España (muy especialmente, en lo referido a la música culta), siempre es de agradecer que sellos como Liquen Records nos acerquen a lo que se cuece en nuestra creación actual, que es mucho y bueno.
Este disco ha sido enviado para su recensión por Liquen Records.
Hace unos meses os traía la reseña de la colaboración en disco entre Joan Gómez Alemany y Josep Luis Galliana a través del sello Líquen Records. Se trataba de Interaccions Sonores y la reseña podéis leerla aquí. No voy a repetir conceptos biográficos porque la anterior reseña se complementa en parte con ésta; la uso como bisagra de letras, trampa literaria, y me ahorro volver a repetir quién es Alemany para lanzarme directamente a la yugular de Electroacustic Works 2016-2019, un más que peculiar álbum que me lleva a una reflexión personal que compartáis o no, me muero por expresar.
Las músicas áridas, rompedoras y experimentales basadas en la electrónica de finales de los 80 (vamos a poner a Coil o Throbbing Gristle ahí por ejemplo), siempre han sido vistas/tratadas desde un plano no academicista y cuando no, directamente odiadas desde el plano académico. Es así y no se puede negar. Su oscurantismo, unido al uso de parafernalia controvertida (política, sexual o social) forma todo un maremágnum que da lugar a movimientos (Power Electronics, Death Industrial o el Noise). Hasta aquí creo que me estoy explicando bien. Música Denostada pero altamente influyente tiene su espejo platónico (como el Mito de la Caverna) en la Electroacústica más salvaje… el avantgarde de Russolo, la Música para Exposiciones y todo lo contrario a lo que anteriormente decía; una panoplia academicista que se autofatocita a sí misma.
Dicho de otro modo, escuchar Electroacustic Works 2016-2019 es ponerme en la misma longitud de onda vibracional que lo electrónico/terrorista tenía en sus inicios. La lobreguez, claustrofobia y por qué no, el uso de herméticos arpegios drónicos elongados hasta el infinito son comunes a ambos modos de expresión, por mucho que les pese a los habitantes de Congresos de Musicología, Simposiums expositivos o publicaciones de Rancio Abolengo. La fina línea que traspasa la gloria de lo denostado se decide en despachos y salones por los Illuminati de la Música.
Mientras lo electroacústico vive en una minoría (ojo, todo lo que estoy hablando es de minorías) consensuada y alabada por público, crítica y quien se tercie, géneros más obtusos como el Industrial son relegados a esa otra minoría donde viven obras de culto que duermen el sueño de los justos. Y no por ello estoy diciendo que ambos géneros sean iguales pero sí que transitan por líneas paralelas e incluso qué diablos, tangenciales. Escúchese la obra de Francisco López, métase en los barroquismos acampanados de Llorenc Barber, y luego váyase a Coil o Nurse With Wound (para que todos estos argumentos cobren intensidad, os remito a los últimos párrafos de esta reseña). Transítese por el futurismo y vanguardias rusas, váyase a Einsturzende Neubauten, primeros Die Krupps, Throbbing Gristle o Faust… y dese la vuelta a Cage o Penderecki. Cierto y claro es que Whitehouse o Con-Dom no son precisamente amables, pero juro y perjuro que muchas obras clásicas industriales cohabitan en el mismo mundo que la electroacústica y además, todavía no os he hablado de la parte plástica o audiovisual.
Ambos géneros se lanzan de lleno en un tobogán audiovisual, en una paleta plástica común donde radica la diferencia entre lo denostado (a posteriori culto) y lo políticamente correcto. El videoarte, lo abstracto, la creación de instrumentos propios o el uso del sampleo y Field Recording es en suma un ARTE, y el arte, amigos y amigas, no debiera de distinguirse entre el vómito y el aplauso.
Terminada esta introducción, paso de lleno a analizar este grandísimo trabajo de Joan Gómez Alemany que me ha volado la cabeza tal y como otros géneros más incorrectos lo hacen. El fondo, la sustancia y la negritud es la misma… si algo aprendí hace tiempo es a borrarme de un plumazo los condicionamientos y pasar sin problemas del metal a la improvisación libre o qué diantres, el Harsh Noise Wall.
«Das Blut Von Tristan und Isolde Ohne Einleitung» nos induce al trance extrayendo sonidos inaudibles del Preludio de la obra Wagneriana para llevarlos a un terreno ferroso donde conviven Varese con los ciclópeos ritmos percusivos de ZGA, Einsturzende Neubauten o Kluster. Es decir, una cópula ritual entre la rigidez de la Música de Cámara y el minimalismo de Glass o Riley, transmutados por obra y gracia de lo alquímico en sábanas electrónicas deformadas (elongadas), y regurgitadas en un salvajismo inusual pero taimado no tan alejado de los años 80 y Zos Kia como pudiera parecer. El prisma de la oscuridad varía según los oídos empleados. Esos angulosos y serrados crescendos sobre el minuto 8 son poderosamente cinematográficos y harían palidecer a Bernard Herrmann.
Las planchas de metal que se escuchan en Stahlwerksynfonie (1981) de Die Krupps (antes de meterse en terrenos pseudo bailables) funcionan como eslabón perdido hacia el experimentalismo alemán (Faust son especialistas en esculturizar metálicamente el sonido) desde Kluster a Schnitzler pero claro… si hay que citar nombres que empiecen por Sch… bueno, siempre da más caché decir Schaeffer. Si lo que os he contado os da risa, os invito a cabalgar los exabruptos de «Un Grito y un Cadáver», de violencia inusitada, y que por sí sola da cuerpo a toda la parrafada que os he soltado al principio. Me niego a describirlo porque su simple escucha os revelará los detalles de mi discurso; cobran vida las figuras de Millares y Saura en esta salvajada de pieza.
Sigue «Deus With Cogitat Music. Sed Quid Deus Cogitat». Para quien esto lea, vuelvo a decir que el Arte Moderno es tan moderno como moderno sean los oídos del oyente; la flauta procesada hasta el infinito por la religiosidad catedralicida de Messiaen baja la temperatura lo justo para que mis escrotos se encojan al tamaño de canicas. Convive en esta pieza lo etnográficamente evocado que hay en el Cuarto Mundo de Hassell pero desde una perspectiva atávica y circular Ad Nauseam. Una sonorización del Misterio de Fulcanelli al revés… es decir, desde lo arquitectónicamente incólume de la Catedral hasta las virutas de los escombro; la magnificencia es la misma tanto en lo «constructivo» como en lo «deconstructivo».
De especial mención es «4 Disparates de Goya (electronic version only revised». Originalmente para orquesta y electrónica, esta reinterpretaciónse reduce a texturas electrónicas graves y opresivas que transcurren en los desérticos páramos del Lo Fi. Aunque el sonido sea de base acústica, el resultado está más cerca de los sonidos que se obtienen del Korg MS20. Quien haya dudado de mi discurso inicial, mejor que se repase la obra de Esplendor Geométrico desde una óptica timpánica distinta para ver si entre todos podemos derribar por fin los tabúes y prejuicios que existen en nuestro país en cuanto a prensa musical escrita. Precisamente es la monumental «Omaggio a Scelsi», homenaje al padre del espectralismo, la que de todo el álbum integra mejor (o capta más) lo acústico a base de saxofones, puñaladas de contrabajo tocados con arco, guitarras al final del tema y todo ese sombrío discurrir por el microtonalismo; especie de Gólem tímbrico que posiblemente sin su desarrollo sinusoidal no tendría cuerpo en el que vivir y que misteriosamente es revivido gracias al soplo de lo armónico.
Una vez llegados aquí, y tal y como prometí al principio, saco a la palestra a NURSE WITH WOUND. El espectralismo funciona a base de argamasas que se asemejan a los collages auditivos de Stapleton pero claro, ningún rastro de esto encontraréis en la prensa escrita (o dudo que sea influencia directa del propio Alemany)… tampoco es tan descabellado si vemos que la andadura de NWW comienza en 1979 y la Música Concreta es la vértebra que articula sus inicios. Ya podéis encender la cerilla que el Napalm me lo he untado (¿es la Vanguardia lo que te enseñan en las escuelas?) porque el siguiente corte «Meta-Improvisació» entra potente y de lleno con dos cánticos etnográficamente distintos pero casados a la perfección. Una ruptura total cuando el elemento gregoriano (tercero en discordia) entra para separar molercularmente la religión en espiritualidad y ésta en tribalismo.
El Santoor dialoga con las voces, flautas estilo Ney, digeridoos y todo lo que se te ocurra en un pulso de aceleraciones/desaceleraciones propias del Noise y Tape Collaging, brillando especialmente un fondo marcial sobre el minuto 7 que me recuerda a Master Musicians of Jajouka en versión benzodiacepínica. Fabuloso.
Cierra el círculo «Das Blut Von Tristan und Isolde Mit Einleitung» entroncando con el inicio del disco pero reproduciéndose el Vorspiel de la obra de Wagner.
Sólo me queda recomendar encarecidamente esta obra de arte (junto con Interaccions Sonores) a los oyentes arriesgados. Un disco que según mi opinión puede estar tanto en la estantería de las grandes obras experimentales del Industrial Noise (de este país o de cualquier otro) que de la improvisación libre o la clásica moderna y electroacústica. Tú decides donde ponerlo.
Entre las vanguardias mas arrinconadas del planeta encontramos este segmento sónico que a veces no es reconocido como “música” y sólo lo es como “ruido”.
En los cajones de las tiendas de discos – cuando había- se leía “noise” si buscabas algun Lp o cd con estos contenidos. Desde Pierre Schaeffer a Throbing Gristel o Robert Fripp, pasando por algunas piezas de Stockhausen. Y eso cuando hallabas algo, en España muy poco. El sonido suele ser generado por ordenador o por los antiguos osciladores y casi nunca mediante fuentes instrumentales acústicas – aquí hay alguna, como flautas o voces- y lleva con nosotros muchos años- desde los experimentos con cinta de radio de John Cage– incluso aplicado al pop. No es el caso.
Joan G Alemany nos presenta la versión más “centroeuropea” del estilo mediante sus grabaciones, generaciones y manipulaciones sonoras autónomas, o sea, no funcionando como complemento a imágenes o narración de ningún tipo como se practica en algunos muesos de arte actual o centros de arte contemporáneo, por esto deben abstenerse quienes busquen melodías, armonías o ritmo. Incluso los serialistas más convencidos. Es otra cosa, justamente “sonido organizado” despojado de todo ropaje ornamental y cultural, pero a veces muy tecnificado, de una complejidad acústica para los directos excepcional.
Habitualmente esta música es “compuesta” y “fijada” en una partitura, esquema o gráfico, pero en algunas ocasiones improvisada si se tiene un gran dominio de la electrónica que genera los sonidos que queremos producir.
El disco presenta siete pistas de muy variada sonoridad e intención. Desde homenajes a Wagner, Scelsi o Goya hasta agónicas sonoridades que llegan a sobresaltar por momentos.
Claramente no es una tendencia que atraiga masas – ni musicales – pero es una más de las que en la historia de la cultura nos ayudan a empujar barreras, fronteras, quizá celdas. Algo que en estos días se me antoja tarea prioritaria.
Muy recomendable escucha. Pedidos a: liquenrecords.com
Josep Lluís Galiana & Joan Gómez Alemany. INTERACCIONS SONORES_l’acústic i l’electrònic. València: LIQUEN RECORDS. DL: V-2630-2019 — LRCD010. PVP: 15€
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LIKE IN A GAME OF TRANSFORMED “DOUBLES”
Interaccions sonores is an extended work of 55 minutes, for Barytone/ Soprano Saxophone and pre-recorded sounds with electronic elaboration. It is the fruit of an intense collaboration between the two Spanish musicians Josep Lluís Galiana (saxophonist, improviser and writer) and Joan Gómez Alemany (composer). This studio recording presents the final stage of a complex process of work and collaboration, where composition and improvisation complement each other and create a particular point of convergence. The originality and the richness of relationships that are created within it, depend on the work process that made it possible.
A first original solo Saxophone material has been recorded in studio by Galiana, under the supervision of the composer. Gómez Alemany has developed and elaborated the original Saxophone materials with different electronic treatments, connecting it also with previous materials of his own. This first stage of the work process defines, fixes and provides a completely new material with different degrees of recognizability of the original one. A written score based on this new material outlines and orders the coordinated roles of the electronic and the live performance, offering a balanced, oriented and still open “map” of the final work. According to the prescription and the path provided by the composer, in the live performance the Saxophone soloist interacts with another “himself” incapsulated in the recorded material, at different degrees of flexibility. Like in a deformed mirror or in a game of transformed “doubles”, finally it is anymore clear who is the source. This marks a difference from many common solo and live-electronic treatments: here the original improvised sound becomes a defined text, elaborated and re-created by another musician, setting clear limits which orient the further possible interaction of the improviser.
We may say, on one side the improvisation acts on itself, it is a constant and aware progress on itself, and this process becomes in a sense a compositional approach. On the other side the composer, who sets the basis, the path and the formal limits of the process of interaction between improvisation and defined sound material, opens its work to an unpredictable result, introducing himself, this way, in the flexible reality of the improvisation.
Paco Yáñez, MUNDOCLASICO.COM, lunes, 18 de mayo de 2020
Tras reseñar, el pasado 27 de abril, el compacto del sello Liquen Records (LRCD008) en el que se recogían las composiciones electroacústicas realizadas entre 2016 y 2019 por el joven compositor español Joan Gómez Alemany (Valencia, 1990), regresamos hoy a su música, así como al mismo sello discográfico, pues de la mano de su productor, el también saxofonista, compositor y escritor Josep Lluís Galiana (Valencia, 1961), Gómez Alemany nos ofrece otro estupendo disco del que ya avanzamos en nuestra reseña del mes de abril que había propiciado una serie de cuatro interesantísimos artículos publicados en la revista sulponticello.com en los que Joan Gómez reflexionaba sobre el que fue proceso de creación de la obra que hoy nos convoca, Interaccions sonores (2019): un proyecto que involucra la improvisación libre y la música escrita por medio de saxofones (soprano y barítono) y electrónica.
Pero el proceso de reflexión sobre este hecho creativo no se acaba en el propio Joan Gómez, pues el otro protagonista de este compacto, Josep Lluís Galiana, ha publicado este mismo año un volumen que se adentra en dicho proceso: Emociones sonoras. De la creación electroacústica, la improvisación libre, el arte sonoro y otras músicas experimentales (2020), nuevo lanzamiento bibliográfico de la inquieta y exquisita EdictOràlia, proyecto editorial fundado en 2016 por el propio Galiana, en el que ya había publicado volúmenes relacionados con este mismo tema como Improvisación libre. El gran juego de la deriva sonora (2019) -libro que va por su tercera edición-, trazando un arco con publicaciones precedentes que también se adentraban en el ámbito de la improvisación libre, como Quartet de la deriva. La improvisación libre y la teoría de la deriva en la construcción de situaciones sonoras por un colectivo de improvisadores (Editorial Obrapropia, 2012).
Esta (tan interesante y necesaria) profusión de textos en los que los creadores reflexionan sobre su propio proceso compositivo me ha recordado, igualmente en el ámbito valenciano, al trabajo desarrollado por el saxofonista Ricard Capellino, que mano a mano con Alberto Posadas es coautor de New perspectives on the saxophone. From sonic exploration to composition (ISBN 978-84-942958-2-9), volumen que en sus 354 páginas recoge el proceso de creación de Veredas (2014-18), ciclo para saxofón del propio Posadas, y libro que en su día habíamos afirmado que resulta parangonable a otra publicación fundamental en el ámbito del saxofón actual: The Techniques of Saxophon Playing (2009), obra conjunta del compositor italiano Giorgio Netti y del saxofonista suizo Marcus Weiss.
Si Alberto Posadas procedía en Veredas a alquitarar con música los poemas de José Ángel Valente, parece que Interaccions sonores ha agudizado la fertilización en sentido contrario, pues su música no sólo ha propiciado los ya referidos textos de los autores de esta pieza, Joan Gómez Alemany y Josep Lluís Galiana, sino que las notas de este compacto vienen firmadas por uno de los compositores más importantes del siglo XXI, y al cual, precisamente, habíamos dedicado nuestra última reseña de música actual en mundoclasico.com: Pierluigi Billone, por lo que la secuencia de estas reseñas se antoja tan lógica como interconectada. De este modo, Billone, uno de los compositores con los que Gómez Alemany se ha formado, nos dice en sus notas que Interaccions sonores es el fruto de la intensa colaboración entre Joan Gómez y Josep Lluís Galiana, coronada por esta grabación en estudio del pasado 21 de agosto de 2019 en la que composición e improvisación se complementan mutuamente, alcanzando un punto de convergencia marcado por su originalidad y riqueza. Es, asimismo, Billone quien nos comunica que inicialmente los materiales que aportan los solos de saxofón fueron grabados por Galiana en estudio, bajo la supervisión del compositor, mientras que Joan Gómez procedió, a continuación, a desarrollar y elaborar dichos materiales por medio de diferentes tratamientos electrónicos, conectándolos con materiales previos del propio Gómez Alemany -de cuyas bondades como creador de paisajes electroacústicos dimos cuenta en nuestra reseña del pasado 27 de abril-. De este modo, en estos primeros estadios de trabajo se definen, fijan y proveen materiales completamente nuevos que guardan ciertos grados de similitud con los originales. A partir de ellos, se produce una partitura escrita que coordina los que serán roles del saxofón y de la electrónica en el proceso de improvisación cuyos resultados conocemos por medio de este disco, ofreciendo lo que Billone dice un «mapa» equilibrado, orientado y, pese a todo, abierto, para lo que sería el proceso final de creación y grabación.
Todo ello depara, ya en el momento de llevar a cabo la toma en estudio que ha dado su forma final a Interaccions sonores -y de nuevo, siguiendo al compositor milanés- que «Como en un espejo deformado o en un juego de «dobles» transformados, finalmente no queda claro quién es la fuente.Esto marca una diferencia con muchos trabajos comunes, mediante un tratamiento solista y con electrónica en vivo: aquí el sonido original improvisado se convierte en un texto definido, elaborado y re-creado por otro músico, estableciendo límites claros que orientan la posible interacción del improvisador. Podemos decir que, por un lado, la improvisación actúa sobre sí misma, es un progreso constante y consciente sobre sí misma, y este proceso se convierte en cierto sentido en un enfoque compositivo.Por otro lado, el compositor, que establece la base, el camino y los límites formales del proceso de interacción entre la improvisación y el material sonoro definido, abre su trabajo a un resultado impredecible, presentándose así, en la realidad flexible de la improvisación».
Dado que el conjunto de textos hasta aquí referidos nos pertrechan de un marco reflexivo y analítico de partida tan poco habitual en la música española (menos, aún, en lo referido a un proyecto discográfico), digamos que la forma musical de Interaccions sonores evoluciona desde un registro grave de enorme densidad: verdadera creación dal niente conformado por un obscuro sustrato de electrónica desde el que se individualiza un saxofón cuyo recorrido a lo largo de las cinco partes que conforman la obra podríamos decir que va, igualmente, de la oscuridad a la luz; viaje para el cual Josep Lluís Galiana va pasando del saxofón barítono al soprano, instrumentos que explora por medio de una amplísima paleta de técnicas y recursos en pos de dos de los aspectos centrales en Interaccions sonores: el timbre y el color. Para conseguir tal cantidad de matices y gradaciones en el dibujo y en la pintura (pues de ambos modos se comportan saxofonista y compositor, volviendo a incidir en los vínculos interdisciplinarios que ya habíamos señalado al respecto de la composición electroacústica de Gómez Alemany), se da en Interaccions sonores una muy una muy medida y aquilatada presencia de ambas fuentes, de forma que acústicos y electrónica se balancean de forma equilibrada buscando (y encontrando) una síntesis en la que, por momentos, se hace difícil discernir la fuente escuchada, incidiendo la prodigiosa técnica de Josep Lluís Galiana en adentrarse en esas sonoridades que, en la sintaxis contemporánea, han ahondado en ruidos producidos con instrumentos acústicos análogos a las sonoridades electrónicas. Pocas composiciones en la España del siglo XXI se han adentrado en esa fusión de forma más consecuente, hilvanada entre ambos medios, y radical que Interaccions sonores.
El propio proceso de composición y trabajo, partiendo de pistas pregrabadas con materiales acústicos, nos podría recordar las partituras de un compositor tan afín a Joan Gómez como Luigi Nono (sobre el que recientemente ha publicado un muy recomendable artículo en sulponticello.com); en concreto, obras como La lontananza nostálgica utópica futura (1988-89), si bien el joven compositor valenciano se pone a sí mismo en guardia con respecto a lo epigonal, ya que, según reflexiona en sus textos sobre Interaccions sonores, «el uso de formas convencionales o históricas que han devenido estereotipadas, solo pueden ser utilizadas en un nuevo contexto que las resignifique y les aporte un nuevo potencial. Es en este propósito que se utilizó «formas clásicas» en la «improvisación», que suele renunciar a ellas por principio». El vocabulario y el lenguaje, tanto del compositor electroacústico como del improvisador al saxofón, están repletos de esas improntas hoy ya clásicas: desde los campos texturales aportados por Gómez a los multifónicos, los pasajes de aire, o slaps del saxofón de Galiana. Ello no quiere decir que se desvirtúen como eco o remedo, ni mucho menos, pues son adoptadas y adaptadas en un proceso -como Gómez Alemany señala- de resignificación que da lugar a una pieza de gran personalidad y atractivo: virtudes, además, que no decaen en ninguna de sus cinco estaciones. En ese sentido, ambos han tenido éxito al fraguar una verdadera gran forma, pues con sus 54:24 minutos de duración Interaccions sonores se acerca, por seguir con la referencia antes tomada, a los 59:45 minutos que Irvine Arditti y André Richard empleaban en su grabación del año 1991 para Montaigne (MO 782004) de la propia Lontananza noniana.
Uno de los elementos que asientan el éxito de Interaccions sonores como gran forma es su proceso de continuo ‘contrapunto’ entre saxofón y electrónica, dando lugar a estructuras formales que reverberan y espejean lo clásico a la hora de crear unidad y variación, desarrollando los materiales en lo que es todo un viaje en el que no resulta complejo identificar al saxofón como un caminante (de nuevo, si a Nono nos remitimos, sin caminos, aunque ciertas lindes prefija la composición electrónica de Gómez Alemany) y a la electroacústica como un mapa: un mapa que es, al fin y al cabo, el hombre mismo, pues de sus materiales genéticos en lo musical se ha conformado. De este modo, casi habría que convocar a Jorge Luis Borges para describir este mapa de cordilleras, desfiladeros, valles y surcos que es, en lo microscópico, la piel del hombre, del caminante; y, en lo macroscópico, el terreno que éste recorre, cual wanderer nietzscheano, haciendo del yo un todo (y viceversa). La variedad de paisajes acústicos que atraviesa, ya identifiquemos estos como paisajes interiores, ya como latitudes geográfico-musicales de lo más disperso, conforma una globalidad rabiosamente plural, desde las más estáticas regiones en las que nace la primera parte, hasta las más existencialistas y crispadas de la cuarta región: de una visceralidad impactante que me han recordado -como me había sucedido en determinados momentos con la pieza del propio Joan Gómez Un grito y un cadáver (2018)- tanto a la música saturada francesa como, en España, a la creación de Ramón Souto: un compositor, como los saturados franceses, que tanto y tan bien ha escrito para saxofón.
Tras «viajar por el sonido tomando su historia a fragmentos y reconstruyéndola con sus contradicciones, de forma abierta y ambigua» -como sostiene el propio Gómez Alemany- a lo largo de las cuatro primeras partes de Interaccions sonores, la quinta y última nos devuelve a un espacio puro, a un blanco que es, finalmente, ascesis tras el caminar brotado de las regiones oscuras en la primera parte, con sus convulsas estaciones intermedias. Es este un bello y riguroso recorrido que exige una escucha atenta, así como el volver en más ocasiones sobre sus caminos, pues la profusión de sonoridades, timbres, técnicas y colores es realmente importante, por lo que ‘agotar’ sus vericuetos en un primer encuentro se antoja complejo. El hecho de que Interaccions sonores posibilite (y exija) nuevos re-encuentros con sus paisajes acústicos, no es sino una muy buena señal, pues ninguna gran obra se completa en una sola escucha.
Por lo que al sonido del disco se refiere, éste es excelente, tanto en el saxofón como en la electrónica (y en su síntesis, que es de lo que aquí se trata), siendo la grabación y las mezclas supervisadas por ambos creadores (con acreditada experiencia en el medio). La edición, como señalamos en nuestra anterior reseña dedicada a un compacto de Liquen Records, sigue la línea de sellos como Hat Hut o Winter & Winter, al incluir las notas en el cartón del disco, siendo el texto en la carpetilla a cargo del ya citado Pierluigi Billone. Así pues, siguiendo este deambular que, en Liquen Records, ha unido a Joan Gómez Alemany y a Josep Lluís Galiana, si en abril habíamos reseñado un compacto protagonizado por el primero; y en mayo, este lanzamiento conjunto de ambos; en junio nos adentraremos en las obras electroacústicas compuestas por Galiana entre 1999 y 2019; así que, emplazados quedan.
Este disco ha sido enviado para su recensión por Liquen Records.
Xoán Carreira, editor de mundoclasico.com
«INTERACCIONS SONORES me ha fascinado, está repleta de buenas ideas y, a pesar de su longitud, rara vez decae el interés de la escucha. El minuto 53 es una muy inteligente variación sobre algunos de los tópicos de las obras de Xenakis de mediados de los sesenta, ese fragmento (visto como un estudio de sonoridad) es realmente bueno. Xenakis explotaba los «defectos» de la amplificación con válvulas (luego lo haría Hendrix) con su característica «suciedad» que a muchos nos resulta emocionante. Lo que consiguen Alemany y Galiana con sonidos digitales es espectacular… y también emocionante.»
Voy a meterme de lleno en la nueva obra de los valencianos Josep Lluís Galiana y Joan Gómez Alemany en Interaccions Sonores, y lo haré en clave de ensayo imposible, divagación que roza el soliloquio, y posiblemente siguiendo el discurso de un enfermo mental tratando de dilucidar si está hablando con el médico o con un extintor. En el año 2017 Josep sacaba un recomendable disco de electroacústica junto al prestigioso Thomas Bjelkeborn, titulado Critical Sounds (reseña aquí), y que contaba con la particularidad de estar grabado en tiempo real (para más señas, poned la máquina del tiempo en el 14 de Mayo del citado año).
Hablaba yo en aquel texto de Plano-Secuencia Sonoro en cuanto a inmediatez pero si mal no lo he entendido en el maravilloso texto del compositor Perluigi Billone (bellamente titulado Like in a Game of Transformed «Doubles»), aquí la electroacústica juega al PinBall en un sugerente proceso deconstructivo que pasa por diversas partes. La primera de ellas, la improvisación libre de Galiana en solitario bajo supervisión de Alemany, que posteriormente trata, procesa electrónicamente ese soliloquio salivatorio creando tramas, subtramas y cavitaciones acústicas propias de un pulmón tuberculoso.
A continuación, el reto era girarlo todo sobre un eje, tal y como ilustra en el extenso (académico) artículo publicado en Sulponticello (partes del propio Billone y subtextos también de Alemany) y que os recomiendo leer si estáis dentro del mundo académico:
«Interaccions sonoras parte de la forma más convencional que existe, que es la forma binaria, pudiéndola definir como 2 partes repetidas y/o divididas por un eje. Piénsese en las innumerables pinturas basadas en esta distribución (como el eje de simetría) o las formas musicales tipo AA o AA’. Esta simple forma puede ir expandiéndose a partir de esa base tornándose más compleja e incorporando otras partes (al estilo de formas ternarias ABA o de múltiples secciones al estilo del Rondó o las formas estribillo ABACA)».
Por cierto, Galiana no creo que necesite ya presentación a quien siga este blog (y la música en general), pero Alemany quizás sea más desconocido. Joven promesa valenciana, pasa periplo en Austria y estudia con gente de la talla de Oliver Rappoport y Clemens Gadenstätter, y recibido clases de Mark André, Pierluigi Billone, Raphaël Cendo, Brian Ferneyhough, Ashley Fure, Stefan Prins, Yann Robin, Jorge Sánchez-Chiong o Rebecca Saunders, entre otros. Graduado también en Piano y Bellas Artes y con conexiones hacia el mundo del cine, llegados aquí, estoy por dejar de escribir antes de caer en el ridículo más espantoso……… sí, me entra miedo escénico en ocasiones. Aquí lo explican mejor que yo. Sigamos:
Alemany coge esa improvisación de Galiana (21 de Agosto de 2019), la procesa, y la reconecta con trabajos propios de él. Fin del primer paso de este Interaccions Sonores; el resultado ha sido la creación de un material que en ocasiones se deja a su ser, prístino y original tal y como vino al mundo, y en otras se deforma en un torno electroacústico que difumina los límites hasta licuarlo todo. Nada más que con esta fase, ya podría haberse editado un álbum, pero falta la siguiente vuelta de tuerca, la torsión testicular necesaria para que el artista se represente a sí mismo en un teatro de la tragedia especular.
Galiana vuelve a tocar en vivo improvisando sobre el Score compuesto deformando (insisto en que Billone lo explica mil veces mejor que yo) doblemente el sonido haciendo que en ocasiones las partes limpias suenen más intrincadas y otras lo contrario… lo barroco se adorne de lírica. En el momento en que la primera improvisación es usada como malla sobre la que bordar con el «nuevo» saxo a modo de espejo, lo que era improvisación se vuelve inamovible/eterno ya en el tiempo, pero sobre eso vuelve a surgir un nuevo proceso difícil de predecir (hasta cierto punto, porque el fin de todo es el encapsulado en forma de CD). Me surge la reflexión siguiente. Encontrarte con alguien idéntico a tí es lo más parecido al pavor, y Josep se enfrenta a un doble especular de sí mismo (amputado a veces, elongado otras) pero donde seguro que se reconoce… ¿puede llegar a sentirse el miedo si tocas un dúo con una versión apócrifa de tí mismo?… ya se sabe, eso del abismo devolviéndote la mirada tan manido ya.
Falta algo aquí, y es romper el detalle técnico y contar a qué diantres suena Interaccions Sonores. Antes de todo eso, comentar que la obra se ha editado en Digipack por LÍQUEN RECORDS previa masterización de Fernando Brunet (Little Canyon) y diseño gráfico de J. Chagall (Gestionarama). Aclarar también que cualquier fallo, error en esta reseña es producto de mi falta de conocimiento académico, de mi sacrílega incursión en terreno sacro, y posiblemente debida también a una tendencia que roza la filia a divagar en exceso.
«Part I» es a priori un soundscape que va de menos a más. Lo barítono se ha transformado en subsónico y en sístoles y diástoles sinusoidales que van emergiendo a este lado de la realidad mediante el despojo del detritus de las notas graves. Cualquier oyente despistado podría confundir esto con la versión más amable del Harsh Noise Wall, pero afortunadamente en el minuto 2 y medio un sostenido lucha contra su propio alter ego (que ha mutado a una mezcla entre digeridoo y cuenco tibetano). Imaginad que cogéis la etapa eléctrica de Miles Davis y la destiláis molecularmente hasta quedaros con un esbozo de 8 bits… si habéis sido capaces de imaginar algo así y entenderlo… bueno, entonces sois la hostia. Electroacústica que coquetea con el Dark Ambient, libre de prejuicios.
Surgen brotes de furia contenida, mascada en murmullos mientras un Galiana Replicante toca al fondo una deformada y sutil marcha militar. Susurros, glitches, y una sensación de amenaza inminente. Soberbias e intrincadas las estereotipias del saxo en el tramo final. «Part II» son 13 minutos donde brillan pátinas metálicas y lo estentóreo (preciosa palabra) dialoga con el estertor. No hace falta percusiones porque el manejo de Galiana al saxo es sencillamente espectacular, rápido y en tenso contraste con ese segundo plano alucinógeno que transcurre en paralelo. La tangencialidad es usada como arma terrorista sonora sólo en algunos tramos concretos de la obra.
Alucinante el oscuro interludio, suerte de pútrida música o lo que es lo mismo, procesar el sonido de los gases de un cuerpo en putrefacción (¿seguro que esto no es Noise?) y pretender esbozar Free Bop por encima. El tramo final es Galiana 1 contra Galiana 2 en ignominiosa cópula hacia Galiana 3.0. Gana Alemany. Si hay duda del carácter experimental de la obra, el inicio de «Part III» no deja lugar a dudas. Minimalismo que recuerda a Glass o Cage, pero mezclados con esos juegos de silencios propios de la Spontaneous Music Ensemble. Tal es el punto de abstracción que por determinados momentos creo estar inmerso en un disco plagado de Field Recordings (bueno, algo de eso hay) pero a la amabilidad de las notas del soprano uno siempre encuentra la salida. Por poner algún ejemplo, podría abarcar desde las más matemáticas composiciones de Braxton o Brötzmann hasta las inhumanas salvajadas crípticas de Evan Parker.
Una de las virtudes de Alemany al componer/recompostar toda la música es la de crear toda una algarabía sinfónica a través del minimalismo. Dicho de otro modo, expande como poliuretano los recursos mínimos abocándolos en ocasiones a orgiásticos movimientos orquestales «sintéticos» de índole cinematográfica. Con todo, la forma en la que está todo llevado es genuinamente jazzística, con espacios para solos (bueno, nunca llegas a saber si es un solo) y por tanto el equilibrio entre lo compuesto y lo improvisado sale a flote en muchas partes.
Para cuando entra «Part IV» tengo que volver la cabeza a ver en qué maldito Círculo de Dante me encuentro. Juro que cogí el ascensor hacia arriba y no hago más que bajar y bajar. He pasado Cocito, el lago helado del Noveno Círculo, he orinado en Judeca (la Cuarta Área) y juro que he visto al Iscariote destrozar un saxo con los dientes. Hacía tiempo que un disco de Improvisación Libre no me parecía tan perturbador y oscuro. El conjunto de los 54:24 minutos es una Muzak de irrealidad donde la paleta de vientos de Galiana comulga con la cirugía precisa de Alemany. Lejos de crear un Gólem, han parido una nueva especie que haciendo un estúpido símil, me suena a Silver Cycles (1969) de Eddie Harris en versión psicotrópica (sí, se que hay ejemplos más certeros, pero este es el que me gusta).
«Part 5» tiene la ominosa cadencia de Geinoh Yamashirogumi en la Suite de Akira. Devaneos orientales que parecen una Shruti Box o Harmonio sobre el que se va abriendo paso el saxo a una afinación que me recuerda a una flauta Ney. Creo que no me quedan más adjetivos.
Reseña sobre Interaccions Sonores. l´acústic i l´electrònic, el nuevo CD de Joan Gómez Alemany y Josep Lluís Galiana, un disco de casi una hora de duración que hace dialogar electrónica y saxofones, en una acción directa de improvisación.
Siempre me interesó la relación íntima de los instrumentos de viento con la experimentación casi de laboratorio, esa que generan los músicos de electrónica, independientemente de si esa interacción se produce en directo, o si es resultado de una investigación a puerta cerrada en el estudio, porque al fin y al cabo, el resultado es lo que cuenta. En el caso de este soberbio disco de casi una hora de duración, nos encontramos ante una acción directa de improvisación, en forma de dúo. Saxofones (barítono y soprano) a cargo del maestro Josep Lluís Galiana, y electrónica del joven maestro Joan Gómez Alemany.
Internos sonidos, soplidos cuasi musicales, reclamos de fauna de viento metalizados, a través de la manipulación electroacústica, soplos sónicos que invitan a cerrar los ojos para vivir una inmersión profunda. Así es como se inicia Interaccions sonores Part I. Algo más de diez minutos para rubricar una portensosa introducción de cavernoso ambiente junto a una serie de diálogos primitivos de boquilla, llaves y pulmón, con respuesta incluída del lado electrónico, que no hace sino adentrarse en un mundo virtual pesadillesco. Electroacústica con mayúsculas sacando provecho al máximo lo que un instrumento de viento puede realizar sin ejecutar melodías. Me identifico mucho con esta manera de ejercer interacciones con instrumentos, más allá de las premisas convencionales. Joan acompaña y dialoga sin cortar o imponer ondas cortantes de auténtica metalurgia onírica.
Sin tiempo para la pausa, ya que los tracks van cosidos, Interaccions sonores Part II amplia los recursos utilizados en la primera pista. El discurso se acentúa mucho más, y es que Galiana comienza a desatarse en el ecuador, como si hubiera una prisa inconsciente por arrojar sonidos, con una paleta incluso más amplia. Los estallidos de notas agudas son como quejidos, con graves alternados de forma casi malabarística, y que resumen perfectamente estados emocionales ajenos a la aparente cordura de nuestras rutinas.
El tiempo más que líquido es aire puro. Los brochazos tendentes a micro compases de puro drone se derriten en quiebros agonizantes de sonidos que escalan mucho más allá de la quinta línea del pentagrama. La electrónica de Gómez Alemany accede a disparar unos pequeños momentos de ruidos fantasma, donde concentra mundos posibles en cuestión de segundos, haciendo de cortapisa a una posible linealidad discursiva que podría hacernos perder atención, incluso a los que amamos la escucha profunda.
Interaccions sonores Part III, se inicia con protagonismo electrónico, donde Joan nos teletransporta a un universo cuya capital es una fosa abisal. Densidad, crujidos sónicos excitantes, sonidos reconfigurados del saxofón soprano, y aleatorios golpes de timbre de un Galiana que frena con respeto las olas electrónicas de González Alemany. A partir del minuto tres, surgen drones luchando con libérrimas notas de suspiros y lamentos. Aparece la calma, y después, un agujero negro.
Habría que ser muy valiente para sonorizar una ruta de espeleología. A esto suena gran parte de este tercer asalto que finaliza con sonidos de saxofón que generan fisuras en nuestros tímpanos.
Todo un disfrute hasta la mitad del disco. Lo mejor de todo es que la tensión y la calidad no decaen en absoluto. Nuevamente Galiana, en estado puro, diseña para nosotros, desde la aparente nada, sonidos esculpidos llegados de las zonas muertas de un instrumento infravalorado que aporta sonidos inimaginables. Es como si Jon Hassell estuviera poseído por una tribu ancestral, como si en vez de manosear la trompeta, hubiera soñado con una legión de saxos alborotados y juguetones. Arritmias sutiles, complejidad de falso swing con agrupamientos atonales que levitan en un mar metalizado. Es lo que escuchamos con pasión.
Esta es la juerga que se disfruta en Interacciones Sonores, una mezcla exquisita y proporcionada de lo acústico y lo electrónico, como bien indica el subtítulo de la obra.
Ya en Interaccions sonores Part IV, Galiana vuelve a introducir torbellinos que nadie podría domar. Chistar, y otra vez chistar mediante boquilla, es lo que intuyo en este tratado digno de estudio. A mitad del recorrido se introduce levemente, in crescendo, un ambiente de subgrave manipulado electrónicamente, con ansiosos y pequeños silencios que ayudan a digerir, para luego volver al saxofón sin esa estela aparentemente invisible de capa metálica en el sonido. Poco después, casi en seco, tantean una improvisación radical libre y desatada. A continuación, un sueño etéreo de gran calidad. Realmente maravillosa la última parte del cuarto capítulo.
Ahora toca prepararse para la última variante, la quinta y definitiva de este desafío, porque poco a poco se nos cuela en el oído, sonido tras sonido, y cada vez más deconstruido como si una bestia salvaje fuera liberada, un final que brota de un infernal encierro. Libertad, soltura, diálogo, sutileza, densidad, equilibrio, introspección, metafísica sónica de viento nada asilvestrado, que encaja en nuestro universo onírico cada vez más debilitado por la rutina capitalista que nos oprime. Amigos, esto es arte.
Con «Interaccions sonores Part V» acaba todo. Libertad, improvisación, libertad, otra vez libertad. Dominio, soltura, antiarpegios naturales como el caos natural. Llamadas a la guerra, la guerra justa contra el academicismo rancio. Silencio, no como pausa o interludio, sino como coprotagonista de un festival sobre la libertad. Fantasmas que se asoman en la deconstrucción y manipulación electrónica que surge del mismo intrumento de viento.
Es el reverso del sonido con otra aurea, también luminosa pero con carga de profundidad. La gravedad solemne en lo electrónico y lo acústico se funden como en los altos hornos en este comienzo del fin crepuscular, adelantando de forma inquietante los últimos seis minutos, mientras el jugueteo de las notas agudas, pizpiretas del improvisador saxofonista nos adulan como queriendo llevar a un laberíntico jardín donde no querríamos salir nunca.
Timbres embozados, drone creciente, como si estuvieran ambos músicos atrapados en loops improvisatorios ralentizados, donde fluyen todos los sonidos que los pulmones entrenados de Galiana permiten. Respiro. Escucho. Recuerdo, recuerdo como en alguna de las obras con acordeón de Pauline Oliveros, el misticismo y la aleatoriedad al viento, quedan confiscados tras un muro sonoro hecho de raíces axonomorfas, cuyos tentáculos se adentran en el infinito de lo inaudible.
Las estridencias buscadas y dominadas para complacer, también se marchan. No queda ni un intervalo libre y ajeno a la ensoñación. Este disco es un todo magistral donde la creatividad más radical nos invita a dejarnos llevar, a catar dosis de belleza no amaestrada, en definitiva, belleza antimonopolista.
Jose Lluis Galiana y Joan Gómez Alemany: Electroacustic Pieces & intereccions sonores, 2 cds. Edita Liquen Records, Valencia 2019.
Muchas similitudes y muchas divergencias presentan estos dos discos que parten de la misma idea: hacer que interactúen maquina y músico (saxos en el caso de JL Galiana) en un entorno de improvisación.
El compositor Pierluigi Billone, autor de las notas para el CD Interaccions sonores, presenta este trabajo realizado por Josep Lluís Galiana (improvisador) y Joan Gómez Alemany (compositor). La suma del primero con sus saxofones y el segundo con su electrónica, crea un mundo sonoro donde lo acústico y lo electrónico borran sus fronteras. Así, las fuentes se diluyen, como en el doble transformado o en el espejo deformado…
Joan Gómez Alemany – 13 de noviembre de 2019 – Sul Ponticello Interacciones
PRÓLOGO
«…Como en un espejo deformado o en un juego de «dobles» transformados, finalmente no queda claro quién es la fuente.
Esto marca una diferencia con muchos trabajos comunes, mediante un tratamiento solista y con electrónica en vivo: aquí el sonido original improvisado se convierte en un texto definido, elaborado y re-creado por otro músico, estableciendo límites claros que orientan la posible interacción del improvisador.
Podemos decir que, por un lado, la improvisación actúa sobre sí misma, es un progreso constante y consciente sobre sí misma, y este proceso se convierte en cierto sentido en un enfoque compositivo.
Por otro lado, el compositor, que establece la base, el camino y los límites formales del proceso de interacción entre la improvisación y el material sonoro definido, abre su trabajo a un resultado impredecible, presentándose así, en la realidad flexible de la improvisación.»
Pierluigi Billone
El compositor Pierluigi Billone, autor de las notas para el CD Interaccions sonores, presenta este trabajo realizado por Josep Lluís Galiana (improvisador) y Joan Gómez Alemany (compositor). La suma del primero con sus saxofones y el segundo con su electrónica, crea un mundo sonoro donde lo acústico y lo electrónico borran sus fronteras. Así, las fuentes se diluyan, como en el doble transformado o en el espejo deformado…
Este artículo propone una explicación de este proyecto y se divide en dos partes. Una primera parte, donde se explica la creación misma de la obra sonora. Una segunda parte, que reflexiona sobre la relación entre improvisación y música escrita, a partir de los pensamientos generados por este trabajo sonoro.
Para finalizar este Prólogo, presentamos un audio con extractos del CD para que puedan ser escuchados:
INTRODUCCIÓN
Interaccions sonores es un proyecto colaborativo entre alguien que podría decirse que se dedica a la improvisación y alguien que podría decirse que se dedica a la composición; alguien a lo acústico, otro a lo electrónico; alguien a la deriva libre, otro a la forma clásica; alguien al color, otro al dibujo; alguien con el pelo rizado, otro con el pelo liso… Alguien que es un otro, y otro que es un alguien. En fin,… de lo que se trata es de la hibridación y no delimitación, allí donde normalmente se habla de categorías que se excluyen y son antagónicas, pero que en el fondo esto no es real. Interaccions sonores correspondería a procesos heurísticos y rizomáticos[1] contra la idea de la filosofía clásica del principio de identidad y de no contradicción. Pero «El caso es que el pensamiento no actúa a favor de la identificación de las cosas, como hace el pensamiento racional, sino de su desidentificación, de su seducción, o sea, de su tergiversación, pese a su voluntad fantasmal de unificar el mundo bajo su dependencia y en su nombre.» [2] Viajar por el sonido tomando su historia a fragmentos y reconstruyéndola con sus contradicciones, de forma abierta y ambigua. Se empleará la racionalidad de las tecnologías y sus formas de escritura, como se intentarán evitar o rechazar. Ya que «La ciencia es repetición, elevada a la categoría de la regularidad precisa y conservada en estereotipos.» [3]
INICIOS EN EL ESTUDIO
El proyecto de Interaccions sonores empezó en un estudio de grabación, registrando las improvisaciones de un saxofonista en la «soledad y frialdad» de este espacio. Un lugar donde se estudia, frente al concierto (donde se concierta y dialoga con el público). El estudio como tiempo y espacio de creación de una lectura y una escritura, «la persona que lee está lista en todo momento para volverse una persona que escribe, es decir, que describe o que prescribe.» [4] Y la soledad «¡Huye, amigo mío, a tu soledad!» [5] porque permite abrir la mente fuera de toda forma contractual con alguien externo que escucha o mira. La improvisación ayuda a pensar, como pensar ayuda a improvisar, pero sin dependencias ni limitaciones. «Un pensamiento es radical en la medida en que no pretende demostrarse a sí mismo, comprobarse en una determinada realidad. Eso no significa que niegue su existencia, que sea indiferente a su impacto, sino que depende en lo esencial de mantenerse como elemento de un juego cuyas reglas conoce. El único punto fijo es lo inefable, el hecho de que permanecerá, y todo el trabajo del pensamiento tiene por objetivo preservarle.» [6]
Esas «improvisaciones» del saxofón en soledad serían más bien «ejercicios» sobre la improvisación, estudios sobre el pensamiento improvisatorio, extracciones del archivo improvisacional del improvisador, una meta-improvisación, etc., que al ser grabados serán convertidos en una «forma de escritura», para realizar luego un microanálisis de sus sonidos y su tejido interior que posteriormente serán «orquestados» y convertidos en materia de la electrónica. Ya que «El sonido guía, en todo momento, el proceso creativo en la improvisación libre.» [7] Lo mismo ocurre en la composición de música electrónica frente a un pensamiento que rechaza el sonido, lo cosifica o lo infravalora, como por ejemplo lo que hacían los teóricos en la Edad Media. Estos estudiaban la música únicamente en el sentido de estructuras y números precisos sin prestar atención al resultado sonoro que producían. Por eso el único arte (a diferencia de la pintura, danza, escultura, etc.) que era digno de enseñarse en los estudios reglados del «quadrivium» medieval, era junto a la aritmética, la geometría y la astronomía, la música. El «quadrivium» trabaja con la eternidad del número y sus proporciones, frente a la caducidad y fragilidad de la sensación. «Si pretende ser fiel a su raíz humana, la experiencia estética de la imagen no puede refugiarse en la ilusión de eternidad que su potencia configurativa hace posible. La «mentira» artística, la ficción de las artes, para ser fiel a los materiales de que se nutre, debe impulsar el reconocimiento de la temporalidad y contingencia de la vida, alabarlas en lugar de refugiarse en la ilusión de eternidad.» [8] Este pensamiento del rechazo de la sensacionalidad del sonido (como una forma particular de imagen), frente a la fijeza del número o el concepto, no es tan «antiguo y obsoleto» como podría pensarse. Ya que ciertas obras del serialismo integral parecen haberse escrito solo para leerse o estudiarse, sin tener en cuenta su plasmación en sonido, como también otras en la actualidad. Aunque las modalidades artísticas y sus límites son casi infinitos, crear música cosificando el sonido al rechazar su aconceptualidad y ambigüedad inherente, no parece una opción muy interesante. Porque «el concepto es el instrumento ideal que se ajusta a cada cosa en el lugar donde se las puede aferrar.» [9] Aunque Baudrillard habla sobre las palabras podemos aquí constatar lo mismo, pero sustituyendo las palabras por sonidos «Que poseen una vida propia, y, por consiguiente, son mortales, es evidente para cualquiera que no reivindique un pensamiento definitivo, con pretensiones edificantes. Lo que es mi caso. La temporalidad de las palabras expresa un juego casi poético de muerte y renacimiento: las metaforizaciones sucesivas hacen que una idea crezca y se convierta en algo más que ella misma, en una «forma de pensamiento», pues el lenguaje piensa, nos piensa y piensa por nosotros tanto, por lo menos, como nosotros pensamos a través de él.» [10]
MATERIALES Y TIMBRES
Una vez todo el material fue grabado y analizado, se pasó a la creación de una nueva música electrónica y a su vez se puso en interacción otros fragmentos de música ya creadas para reutilizarlas. La reutilización de material ya existente en un nuevo contexto no responde a una razón práctica-vulgar del estilo: para terminar de forma rápida y fácil porque hay poco tiempo, hay que reciclar aquello hecho. Una obra que quiera «ser de calidad», no puede tener como razón primera y fundadora esta práctica (lo que sí suele ocurrir en la industria cultural de producción masiva en el que «time is money» y hay que retanbilizar y optimizar de máxima manera los recursos). El uso de otros materiales en Interaccions sonores responde a la idea de reelaborar e interactuar con objetos de tiempos y contextos diferentes, para poder extraer una nueva y latente potencialidad. Ya que ellos intentan abrir numerosas derivas para que sean siempre actuales en su complejidad y ambigüedad. Por eso no se reducen y limitan a su primera creación y uso, sino van más allá y son dignos de reelaborarse, en el estilo de un work in progress. El extenso tiempo de trabajo dedicado a cada material, gracias a la experiencia, conocimiento y consciencia de cada uno de ellos, posibilita y favorece su continuo proceso en la vida de cada buen creador. Las obras, a su vez son procesos. Es así como «Los elementos desviados a un nuevo conjunto de significado pierden totalmente su significado pasado para adquirir un nuevo sentido.» [11] La descontextualización está íntimamente relacionada con las prácticas artísticas por eso «cabría preguntarse si la descontextualización formal no es uno de los componentes fundamentales de lo que llamamos «creatividad».» [12]
Entre los materiales reutilizados fueron fragmentos (nunca obras enteras, justamente para potenciar su idea abierta y en continuo proceso) de obras electrónicas propias, como también improvisaciones o más bien estudios improvisatorios. Hay que destacar que se seleccionaron aquellos instrumentos que contrastaban con el saxofón. Así que se recurrió para crear una interacción instrumentos (y por tanto sus timbres) como el órgano, la flauta dulce, la dolçaina, el cello y numerosos «instrumentos de percusión no convencionales». Aunque todos estos no siempre son reconocibles o son practicados desde sus timbres que convencionalmente lo caracterizan. Esta unión de muchos instrumentos creando uno e interactuando, es a su vez un equilibrio de fuerzas entre una dimensión camerística de una voz (el saxo) y otra voz (la electrónica con su suma de timbres). Pasando por una relación «concertística» desde el ensemble a la orquesta, hasta la abolición de toda jerarquía y diferenciación de las partes en perfecta unión. El saxo es «orquestado», como y a su vez el saxo en su multiplicidad y expansión que la improvisación libre practica «orquesta» al resto. La mezcla de instrumentos parece también evocar a orquestas de improvisadores.
El uso de estos instrumentos no son solo entidades productoras de datos acústicos (como lo reduciría un pensamiento científico), sino también entidades histórico-culturales (el instrumento y su evolución, contexto, formas, etc.). El órgano, instrumento de instrumentos, por su antigüedad, constante evolución e importancia para la música occidental sería el caso paradigmático de un timbre que remite a una gran tradición improvisatoria. Las Interaccions sonores construyen así una gran arquitectura o catedral sonora. La tradición del órgano y su improvisación es muy larga, por ejemplo citando unos pocos nombres del órgano italiano (Frescobaldi), español (Antonio de Cabezón y Joan Cabanilles), holandés (Sweelinck), alemán (Buxterhude, Bach, Liszt, Reger), francés (César Franck, Duruflé, Tournemire, Dupré, Messiaen), etc. El órgano es a su vez metáfora de la misma orquestación (por sus diferentes timbres y registros) que justamente las Interaccions sonores crea con el saxo en combinación con la electrónica.
FORMA
Una vez reunidos todos estos materiales el gran reto era organizarlos para crear una forma de grandes dimensiones, en una obra con duración aproximada de una hora sin interrupción. Se planteaba aquí el dilema entre cómo organizar (y por tanto «escribir») aquello que normalmente se concibe como «carente de organización e improvisado». Ni se podía escribir detalladamente y pedantemente todo como en una partitura convencional (ya que se perdería la espontaneidad de la creación en instante propia de la improvisación), como tampoco se podía concebir la forma musical al estilo de que esta se termina y organiza cuando hay que ir a la barra a coger otra cerveza.
Concebir una hora de música sin ningún planteamiento formal en cierta manera resulta absurdo. Una improvisación de una hora sin interrupción, o existe un gran conocimiento de los improvisadores entre sí (y por tanto de sus maneras de hacer música y generarla) o puede resultar larga y fatigosa. Ya que el oyente en cierto momento pierde toda referencia y sus capacidades de asimilación y memoria son rebasadas por el continuum sonoro. A no ser que la improvisación quiera crear esta sensación o idea, justamente el organizar o seccionar una hora de música en partes diferentes, ayuda a la inteligibilidad de esta. Ya que aunque parezca obvio, «La forma musical […] presupone el acto generador de dar forma.» [13] Dar forma a través de los diferentes factores formantes que señala Clemens Kühn, ordenados según una gradación desde lo sencillo hacia lo complejo (sin que ello implique ningún juicio de valor). Estos factores son: repetición, variante, diversidad, contraste y carencia de relación. Todos ellos presentes y pensados en Interaccions sonores en relación a sus diversos elementos y con proporciones diferentes. La ausencia de ningún tipo de forma (si es posible pensar esa utopía) sería la aleatoriedad extrema. Que en cierta manera el ser humano con su voluntad consciente e inconsciente niega o lo intenta para crear un espacio de la libertad elegida. Las interacciones entre lo no-aleatorio y lo aleatorio es lo que posibilita una interesante relación de todos los elementos tratados. Negar uno en favor del otro, como apoyar una música escrita contraponiéndola a otra no escrita, excluyéndose en vez de complementarse, simplemente es no reconocer la complejidad de la realidad. Utilizar todos los elementos en su «debido equilibrio» produce que el trabajo sea más rico e interesante en un sentido muy amplio. El caos o la extrema aleatoriedad no significarían una libertad humana, pensable y posible, sino la aporía entre una libertad absoluta, que significaría a su vez y se complementaría con una negación de la libertad absoluta. Por eso Schönberg está a favor de que «la libertad funciona mejor cuando está bajo control.» [14] Aunque esta frase parece formulada casi en un sentido policial, lo que es importante es que la libertad necesita y nace con la voluntad consciente, no con el azar o el capricho. Luigi Nono (siguiendo en cierta forma a Schönberg), en la conferencia Presencia histórica en la música de hoy dice contra el azar «»Su «libertad» es la opresión que ejerce el instinto sobre la razón: su libertad es un suicidio del espíritu […] [No tienen ni idea de lo que es la libertad creativa concebida como fuerza adquirida por una conciencia espiritual, capaz de conocer y de tomar las decisiones de su época, nuestros «estetas de la libertad» no sueñan nada, están muertos.]» […] Pero querer siempre situar el azar y sus efectos acústicos en el lugar del conocimiento y de la voluntad solo puede ser un método para aquellos que tienen miedo a tomar decisiones y la libertad que ello conlleva.» [15] A su vez otro seguidor de Schönberg, Ferneyhough «dice que«está plenamente convencido de que los sistemas muy restrictivos y rigurosos son uno de los instrumentarios más efectivos de los que dispone un compositor para comunicar algo con verdadero sentido musical». Esto significa que cada uno, según sus necesidades, tiene que crearse trabas y límites cuya superación, a pesar de que siempre se pierde algo en el camino, desembocará en una mayor libertad de dicción que, concentrada en lo esencial, alcanzará a formular ideas de verdadera solidez musical.» [16] Y si Nono y Ferneyhough hablan desde el terreno de la composición escrita, Wade Matthews lo hace desde la improvisación frente al radicalismo aleatorio en referencia al 4’33» de Cage. Citando la cita del libro de Galiana, Wade argumenta que es «en la libre improvisación donde la relación entre el azar y la voluntad del creador musical logran un equilibrio igualmente inconcebible en la composición de Cage -que rechaza la voluntad, memoria y gusto del creador musical- y Stockhausen, que rechaza la incontrolada presencia del azar. […] La conciencia de lugar del improvisador supone la capacidad, la voluntad, la libertad y la elasticidad creativas y discusivas para ajustar su música al lugar a medida que esta varía.» [17]
Interaccions sonoras parte de la forma más convencional que existe, que es la forma binaria, pudiéndola definir como 2 partes repetidas y/o divididas por un eje. Piénsese en las innumerables pinturas basadas en esta distribución (como el eje de simetría) o las formas musicales tipo AA o AA’. Esta simple forma puede ir expandiéndose a partir de esa base tornándose más compleja e incorporando otras partes (al estilo de formas ternarias ABA o de múltiples secciones al estilo del Rondó o las formas estribillo ABACA). Las referencias y usos de estas formas no son por «puro academicismo». Si se piensa que la improvisación libre se opone o nada tiene que ver con estas fórmulas convencionales no se tiene en cuenta que un modelo aunque contrario, si también es en exceso utilizado y repetido sin ninguna modificación o nueva contextualización, acaba convirtiéndose también en convencional (aunque en un principio fuera rupturista). La vanguardia artística también ha generado su vanguardismo academicista y muchos artistas actuales conciben el legado de las vanguardias como si fuesen nuevos tratados escolares a seguir. Lo que mantiene a una práctica en su siempre «actualidad o contemporaneidad» no es a qué fórmula se inscribe, sino a cómo esta fórmula está inscrita en el tiempo y sus relaciones históricas, creando su propia manera de hacerlo. Una simple melodía de canto gregoriano, según el punto de vista y contexto puede parecer hoy mucho más actual que la música «contemporánea más vanguardista». Como también la música improvisatoria libre, ser algo totalmente nuevo frente a un repetido standard. Porque como dice Nietzsche, «nunca me ha gustado preguntar por caminos, – ¡esto repugna siempre a mi gusto! Preferiría preguntar y someter a prueba a los caminos mismos. Un ensayar y un preguntar fue todo mi caminar: – ¡y en verdad, también hay que aprender a responder a tal preguntar! […] «Este – es mi camino, – ¿dónde está el vuestro?», así respondía yo a quienes me preguntaban «por el camino». ¡El camino, en efecto, – no existe!» [18]
Recurrir a «estructuras formales antiguas» o propias de la música escrita en la improvisación en sus niveles formales a gran escala no es una práctica habitual y por tanto no es convencional o académica. Es otra forma de concebir el sonido a través de la hibridación de músicas que normalmente se oponen, pero que desde un punto de vista actual pueden estar unidas y así producir nuevas formas de pensamiento sonoro. Lo «antiguo» pasa a ser «nuevo», como lo «nuevo» se concibe como «antiguo». La actualidad e interés residiría en que esta forma se contextualiza y relaciona de diversas maneras, que posibilitan entendimientos y lecturas no estancadas y académicas, es decir, reaccionarias. «»Antigua nueva música» al revés, «nueva música antigua»: esta idea vista desde el propio momento actual, tan sencilla como excitante, porque invierte directamente los conceptos habituales. Música «antigua» que en su tiempo fue singularmente nueva y precursora: el revolucionario acontecimiento de la polifonía que formaba armonías, en la Edad Media; el canto de un monólogo dramático en Monteverdi; el atrevido lenguaje de las obras de madurez de Liszt. Música «nueva» que recurre a elementos o técnicas heredadas: las obras a partir de 1975 que vuelven a introducir lo tonal; la aleatoriedad que recoge las olvidadas tradiciones de la improvisación en el bajo continuo, la fantasía, la cadencia de concierto; el trabajo con citas exclusivamente en la música de «Ubu», de Zimmermann.» [19]
En referencia a la construcción del inicio y del nacimiento del sonido de Interaccions sonores sin duda resulta convencional la postura de partir de cero y acabar en cero. Pero esta elección ayuda a concebir la estructura, preparar al oyente y crearle unas expectativas para entender las dimensiones de la música que escuchará. Una pirámide que tenga la base más pequeña que la de su punta (como una pirámide invertida) será más interesante y original que una pirámide normal (donde la base es más grande que la punta). Ya que es más arriesgada que las normales pirámides, pero también puede ser un fácil «desastre» elegir esta opción. Si Bruckner compuso todas sus sinfonías con los 4 movimientos estándares y casi todas empiezan de «la misma forma» (construyendo el sonido desde el suave tremolo de las cuerdas), no es porque su pensamiento formal fuera convencional o utilizara las estructuras como una receta. Sino que la potencia de su construcción nacía de la fuerza entre una macroforma estable y una microforma cambiante y nerviosa para «tejer una gran red».
El interés estaría en la relación de todas las dimensiones formales y no en el foco de una de ellas. Si se cita la forma sinfónica de Bruckner, Mahler también opta por esta construcción preparatoria de un gran sonido extenso y uniforme (el La) al inicio de su primera sinfonía, como Wagner en el inicio de la teatralogía (Mi bemol). Ambas funcionan «casi como un antecedente» del pensamiento sonoro de Scelsi. A su vez, este compositor también opta por relaciones originales entre la macroforma y la microforma, por ejemplo en sus Quattro Pezzi su una nota sola. Hay que añadir además que en la ópera, la convención de utilizar una obertura no solo responde a una preparación del público o para que los que llegan tarde no se pierdan la primera aria con su desarrollo dramático, sino a una forma de introducción o de balance que compense las grandes dimensiones de su forma. E incluso cuando la obertura «desaparece», en el caso de algunas óperas de Strauss y posteriores, es porque la misma ópera se reduce y se concentra. Con lo que se quiere crear otra forma de pensamiento temporal y situacional del espectador en el transcurso de esta, para crear otras pautas receptivas y expectativas.
Las primeras formas de música escrita que encontramos en abundancia en la cultura occidental y que podemos descifrar, son las de la música gregoriana. Estas responden muchas veces a esta forma simétrica comentada, que crea un discurso sonoro coherente. Tan simple como una melodía que empieza y termina con la misma nota realizando un eje que engloba y estructura el resto de sonidos, otorgándoles relaciones entre ellos. Interaccions sonores en ese sentido, no es «muy diferente» a una melodía de canto gregoriano, pero llevando la idea al límite extremo. Empieza y termina con el «mismo sonido», o mejor dicho «idea de sonido», ya que el saxo (del barítono al soprano) como el tono (de graves a agudos) ha cambiado, aunque la textura musical resulte «la misma». Así se crea de la forma más «sencilla y primitiva» una estructuración que permite concebir una hora de música sin interrupción, no como un discurso arbitrario o sucesión de partes sin conexiones, sino como un todo coherente y relacional. Además, la repetición estructura las interacciones desde diversos niveles, no solo desde el simple hecho de «repetir el principio al final», sino también en otras partes ya que los mismos módulos de la electrónica se repiten, aunque el saxo realice unos sonidos totalmente diferentes a los anteriores. Por otro lado, el saxo realiza técnicas muy parecidas en momentos en que la electrónica es siempre cambiante. El tejido contrapuntístico formal que se entrelaza a través de procesos de repetición y diferenciación, es lo que origina una idea global que transita (simplificando mucho las ideas) entre un pensamiento «riguroso y composicional con otro libre e improvisatorio». Pero que, en el fondo, ambos pensamientos pertenecen al mismo proceso generador de forma. Con este propósito, dice Schönberg utilizando un vocabulario antiguo, que podemos descontextualizar aquí para adaptarlo a nuestra propuesta sonora actual: «Toda sucesión de sonidos produce conflictos. Un simple sonido no es problemático ya que el oído lo define como tónica, un punto de reposo. Cada sonido que se añade hace esta determinación cuestionable. Toda forma musical puede considerarse un intento de tratar esta continuidad, deteniéndola o limitándola o bien resolviendo el problema.» [20]
CONCLUSIÓN
El resultado final en Interaccions sonores es una obra con una forma que combina la partitura en su idea de distribución casi exacta de sus partes (al ser apuntadas en un minutaje escrito y preciso que el saxofonista sigue en una partitura de una página gracias a un cronómetro), como fijar opciones instrumentales al empezar desde el saxo barítono (lo grave) para evolucionar al soprano (lo agudo) en un eje ascendente, como el uso en momentos concretos de ciertas técnicas simples en el estilo de utilizar o no boquilla, etc. A su vez la electrónica que está fijada en pequeños módulos escritos en la partitura (pero que también pueden alterarse conforme el curso de la improvisación) y no es una electrónica en tiempo real (que crea una dependencia retrasada frente al saxo que toma la iniciativa y por tanto ha de reaccionar a este), crea otra forma de escritura y por tanto «de partitura», pero en sonidos reales y no en signos escritos sobre un soporte (la única página que mira puntualmente el saxofonista). Aunque esta electrónica es «tape» y pudiera parecer que sigue su curso y no interactúa con el saxofonista, esto no es cierto porque la idea de escribir algo y por tanto de posibilitar su lectura varias veces, hace que el saxofonista ya conozca (aunque no en una dimensión que abarque todos los sonidos dada su complejidad y por tanto la imposibilidad de recordarlo todo como si fueran unas pocas notas) qué materiales van a sucederse y por tanto puede interactuar con ellos en tiempo real. Además de que la misma electrónica está extraída del mismo saxofón grabado, por lo que se crea otro tipo de relación en referencia a la «electrónica en vivo». Ya que el mismo saxofonista se escucha a sí mismo, pero en otra dimensión temporal. En contraposición o mejor dicho, en complementariedad a la partitura y sus limitaciones, la improvisación del saxofonista crea su propia forma al enlazar todas estas pequeñas pautas fijas pero que por su ausencia (e imposibilidad) de fijación exacta, son ambiguas, permeables y totalmente manejables por el improvisador. La improvisación en ningún momento tiene por qué seguirlas. Puede oponerse, atacarlas, rechazarlas, frustrarlas, contrarrestarlas, etc., pero estructuran el curso del tiempo y lo equilibran para que la duración total de la obra nunca fatigue o aburra. Las expectativas, grados de densidad, pausas, ritmos, etc., todos aquellos elementos que vertebran una obra que quiere ser constructiva y no azarosa, son organizados para que el oyente/espectador siempre renueve su interés y no acabe escuchando siempre lo mismo. El último éxito del verano se construye siempre de la misma manera y es de poca duración. Pero como su brevedad hace que «nadie» pueda cansarse de él, además de que en cada verano cambia y el anterior éxito es totalmente «olvidado», la misma estructura puede siempre repetirse sin que sus oyentes «se den cuenta». Cuando alguien con unas intenciones mínimamente más profundas se enfrenta a organizaciones formales largas, de complejas dimensiones y estratos, no puede utilizar simples fórmulas estereotipadas. Porque ellas en el momento que se hacen presentes, enseguida se muestran como son en su pobreza y falta de interés. Si la canción del verano optara por procedimientos más complejos en grandes dimensiones, seguramente ya no tendría el éxito asegurado… Ya que este tipo de éxito, busca y fomenta la superficialidad de su receptor. El uso de formas convencionales o históricas que han devenido estereotipadas, solo pueden ser utilizadas en un nuevo contexto que las resignifique y les aporte un nuevo potencial. Es en este propósito que se utilizó «formas clásicas» en la «improvisación», que suele renunciar a ellas por principio.
Todo este análisis sobre Interaccions sonores, al «tratar de explicar y entender» el propio proceso creativo llevado en este proyecto, con sus interacciones, ambigüedades, fusiones, etc., nos lleva «hacia la autoconsciencia artística como línea de fusión entre los distintos planos antropológicos presentes en toda experiencia estética.» [21]
NOTAS
GALIANA, Josep Lluís. 2017. La improvisación libre. El gran juego de la deriva sonora. València: EdictOràlia, pp. 67-70
BAUDRILLARD, Jean. 2002. Contraseñas. Barcelona: Anagrama, p. 90
HORKHEIMER, Max y ADORNO, Theodor W. 1998. Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos. Madrid: Editorial Trotta, p. 226
BENJAMIN, Walter. 2004. El autor como productor. México: Editorial Itaca, p. 30
NIETZSCHE, Friedrich. 2016. Así habló Zaratustra. Madrid: Alianza editorial, p. 105
BAUDRILLARD, Jean. 2002. Op. Cit., pp. 91 y 92
GALIANA, Josep Lluís. 2017. Op. Cit., p. 72
JIMÉNEZ, José. 2006. Teoría del arte. Madrid: Tecnos/Alianza, p. 248
HORKHEIMER, Max y ADORNO, Theodor W. 1998. Op. Cit., p. 92
BAUDRILLARD, Jean. 2002. Op. Cit., pp. 9 y 10
GALIANA, Josep Lluís. 2017. Op. Cit., p. 104
JIMÉNEZ, José. 2006. Op. Cit., p. 178
KÜHN, Clemens. 1998. Op. Cit., p. 17
SCHÖNBERG, Arnold. 1989. Fundamentos de la composición musical. Real Musical, p 119
CARRASCO, Juan Manuel (coord.). 1996. Luigi Nono. Caminante ejemplar. Centro Galego da Arte Contemporánea, pp. 27-34
DIBELIUS, Ulrich. 2004. La música contemporánea a partir de 1945. Ediciones Akal, p. 614
GALIANA, Josep Lluís. 2017. Op. Cit., p. 76
NIETZSCHE, Friedrich. 2016. Op. Cit., pp. 320 y 321
NIETZSCHE, Friedrich. 2016. Op. Cit., pp. 320 y 321
Segunda parte del artículo Interaccions Sonores (dividido a su vez en tres entregas). A raíz de este proyecto han surgido diversas cuestiones sobre la relación entre improvisación y música escrita. Se analizan diversos aspectos conectando estas prácticas musicales a través de diversos conceptos etimológicos, en referencia a la libertad, la aleatoriedad, la forma musical, etc.
A raíz del proyecto de las Interaccions sonores, han ido surgiendo varias reflexiones sobre la relación entre improvisación y composición (música escrita) que pueden estar estrechamente conectadas con el proyecto. Se empezará por pensar simplemente la etimología de sus palabras. «Préstamo (s. XIX) del francés improviser, tomado a su vez del italiano improvvisare, derivado de improvviso ‘que llega de manera imprevista’, procedente del supino del latín improvidere ‘prever’, derivado de videre ‘ver’.» [1]Añadiremos otra definición, pero ahora para no perder el hilo, nos centraremos en esta. Hay una idea clara en la definición anterior: lo que no se puede prever. También en cierta manera, lo que no se puede probar. La negación como definición y constitutiva de ella. Rápidamente hay un campo semántica en la lengua castellana que relaciona la improvisación con lo imposible, impertinente, improbable, impotente, implacable, etc. No sólo por el prefijo de negación im-, sino porque para nuestra cultura todas estas palabras negadas, al añadir este prefijo, implican una «devaluación» o connotación negativa de la palabra a la que se le añade. Un ejemplo claro: aquél que puede, siempre será más respetado que el impotente. Aunque el prefijo pareciese que implica necesariamente una valoración negativa de la palabra, no tiene por qué. Se podría decir que en el caso de la improvisación implica desde una visión más sutil, una nueva valoración. Aunque sea muy general esta tesis, ya vemos que una de las razones del por qué la improvisación puede estar infravalorada frente a la composición (esa música que se prevé por estar escrita), suele estar ya en su raíz etimológica. Pero obviamente aquello que se prevé, puede ser también lo aburrido, lo esteriotipado, el cliché, lo mediocre, lo previsible, etc. Por tanto, parece ser que la improvisación, tiene también connotaciones muy positivas. «La improvisación es, de todas las actividades musicales, la que más se ha practicado, pero, al mismo tiempo, la que menos reconocimiento y comprensión ha merecido por parte de músicos, público, críticos y musicólogos.» [2]
En lo que respecta a la otra definición, en el Diccionario Harvard tomando extractos de su largo texto, sólo remarcando sus ideas principales y las diferencias con otras culturas, define la improvisación como «La creación de música en el curso de la interpretación. I. El concepto. Incluso aunque resulte tentador distinguir simplemente entre música compuesta, o «precompuesta» (determinada con precisión con antelación) e improvisación (creada en el momento), el mundo de la música abarca realmente repertorios e interpretaciones en los que la improvisación de tipos muy diferentes está presente en diversos grados. […] II. Música culta occidental. El papel principal que ha jugado la improvisación ha sido suplementar y variar las composiciones escritas. […] III Música no occidental. La improvisación no constituya un elemento fundamental de la música culta china y japonesa. […] Los sistemas improvisatorios más desarrollados son los de India y Oriente Medio. […] La improvisación reviste una enorme importancia en la música del África subsahariana, aunque puede estar ausente la distinción formal entre géneros improvisados y compuestos.»[3] Por la anterior definición se llega a la conclusión de que no existe una identidad esencial de lo que es la improvisación. Su definición, como también contraposición a la composición, es una cuestión más bien práctica o relativa. Según cada cultura, contexto, época, etc. los conceptos cambian y evolucionan, pero en ningún caso se mantiene una idealidad sustancial.
Añadiendo la palabra libertad de la improvisación libre ¿Ésta es una mirada libre al Otro, un rechazo de la cultura oficial, a los aparatos musicales dependientes muchas veces del Estado como las orquestas y las radios, una supervivencia posible en los márgenes, una pervivencia de la cultura popular frente a la cultura industrial de las sociedades capitalistas de masas, etc.? «En algún lugar existen todavía pueblos y rebaños, pero no entre nosotros, hermanos míos: aquí hay Estados. […] Allí donde el Estado acaba comienza el hombre que no es superfluo: allí comienza la canción del necesario, la melodía única e insustituible.»[4] La palabra libertad tomándola en su literalidad, no es muy frecuente entre los conceptos utilizados en la larga historia de la música escrita, es decir, de la composición. A veces se cuela en momentos interesantes, como la harmonía libre (por ejemplo la harmonía no funcional de Debussy, frente a las estereotipadas fórmulas tonales), la atonalidad libre (frente a la constricción serial), el ritmo libre (frente a la dictadura del compás), el fraseo libre (por ejemplo frente a las vulgares ordenaciones de 4+4 compases) y ¿existe un timbre libre? ¿El ruido?…
Por otro «lado», la composición «[del Lat. componere, poner juntos, reunir]. La actividad de crear una obra musical; la obra creada de este modo. El término suele utilizarse en contraposición a improvisación, lo que implica una actividad llevada a cabo antes de la interpretación o una obra cuyas características quedan especificadas con suficiente detalle como para conservar su identidad esencial de una interpretación a otra. Esa oposición, sin embargo, no está claramente delimitada y el status de los conceptos varía ampliamente según el tiempo y el lugar. Las culturas no occidentales varían considerablemente en el grado según el cual son aplicables los conceptos que composta el término composición. […] La profusa utilización de la notación en esta tradición refuerza un concepto de este tipo hasta el punto de que la notación de una obra suele considerarse como contérmina de la obra misma, independiente de la interpretación. La notación no tiene, sin embargo, ningún significado al margen de un lector que la plasme en los términos que le concierna. A este respecto, una composición puede entenderse como una función del lector que la plasme en los términos que le concierna. A este respecto, una composición puede entenderse como una función del lector o del oyente. A un nivel práctico, la relación entre el compositor y el intérprete ha cambiado progresivamente, ya que se esperaba que los intérpretes del siglo XVIII, por ejemplo, contribuyeran de un modo más fundamental al carácter de una obra de lo que constituía la norma a mediados del siglo XX. La notación puede también utilizarse, por tanto, para fijar la música que ha sido creada y transmitida por procesos muy diferentes de los de la figura romántica del compositor. Ni la notación ni un compositor identificable bastan para definir una composición, aunque éstas han sido las preocupaciones principales de los estudiosos de la música occidental. La notación puede limitarse simplemente a recoger los materiales (e.g., un modo o un tipo de melodía) a partir de los cuales se crean las interpretaciones, mientras que el nombre de un compositor puede estar unido a algunos de estos materiales, incluso aunque éstos nunca se hayan interpretado como tales.»[5] Incluso el mismo diccionario proveniente de una «gran, famosa y legitimadora Institución Universitaria», claramente se da cuenta del «absurdo» de intentar definir tanto la composición, como la improvisación. Queda claro que la diferencia entre improvisación y escritura musical es de grado, no esencial. La intuición de la idea musical que luego se escribirá o tocará, siempre será «improvisada». Sólo en un caso de deducción absoluta (en el estilo del «serialismo integral extremo» o ciertas tendencias de la «New Complexity») no sería improvisada, al implicar un proceso de creación no intuitivo, sino deductivo. Aunque incluso la idea de recurrir a un sistema deductivo de creación (que en arte puede dar fácilmente recetas artísticas como un producto reglado en serie) responde en última instancia a un intuición de esta misma idea de utilizar la deducción.
La confusión entre improvisación llega a su «culmen» en el intento de definición de la forma impromptu. Una forma de la música escrita (de la que claramente la improvisación tiene un «papel y una relación» importante) que practicaron por ejemplo compositores como Schubert, Chopin, Schumann, Fauré y Scriabin por citar algunos. El impromptu, del latín in (de) y promptu (pronto), [6] (nótese que aquí el prefijo im- ya no tiene una connotación negativa), ejemplifica la imposibilidad de diferenciar esencialmente las dos prácticas. Por ejemplo, a un compositor se le ocurre inmendiatamente (no mediada) una idea y la escribe sin meditarla y construirla. ¿Es improvisada esa idea? ¿La única diferencia es que en vez de tocarse, se escribe? En principio la «improvisación real» resulta imposible de escribirse porque el acto de escribir es diferido y no instantáneo. Pero la «forma o manera» de este acto no diferido, es posible de ser «imitado». Es así como puede existir una forma musical el «impromptu» o el mismo título de la «improvisación» (como las 7 Improvisations Op.150 de Saint-Säens o las 8 ImprovisationsOp.18 de Max Reger). Por no hablar de las formas como la fantasía, tocatas, preludios, etc. que tienen origen en la improvisación o la imitan. A su vez estas formas, incluidas el impromptu, también se caracterizan por organizar formalmente sus materiales como si fuera una composición con sus típicas recapitulaciones y estructuras periódicas. En el diccionario Harvard queda patente esta ambigüedad al definir el término «Impromptu», que no se sabe si es una improvisación o una forma clásica con su organización reglada. Impromptu «En el siglo XIX y desde entonces, una composición, generalmente para piano, en un estilo informal o improvisado, o concebido quizás para sugerir el resultado de una inspiración repentina. […] Al igual que otros tipos de piezas características, presentan una forma diversa, aunque la forma ternaria es la más habitual.» [7]Imposibilidad de definir aquello que no es posible definir, aquí la negación de la negación no da un resultado positivo como en la multiplicación… En la relación entre improvisación y composición (entre no escritura y escritura musical) se vislumbra la inestabilidad de toda forma de identidad ontológica de las prácticas musicales, como también la de delimitar el ser y el no-ser musical, el sonido y el silencio, el tono y el ruido… Todos resultan reversibles, complementarios y sólo el juego con ellos y una sesgada visión puede intentar identificarlos y definirlos. Por eso «hacer Nada musical, por reconcentración o confusión progresiva de todos los componentes de una obra musical, de modo que no llegue a distinguirse ninguno, uno de otro, es un experimento ontológico. Antiparmenídeo, porque reduce la esfera del ser musical – de lo que lo musical tiene de ser: universo de notas o sones – a nada. […] Le pasó a Stockhausen – y a toda música electrónica que se proponga el mismo experimento ontológico: llega a ruido.» [8] Los conceptos y relaciones que se establecen entre ser, no-ser, nada y devenir, son problemas de la filosofía. Si los trasladáramos a la música o la filosofía de la música podrían ser los ya comentados aboliendo sus diferencias. Demócrito dice: «son y pausa, son y silencio no son menos reales, realmente reales, uno que el otro.» [9] Y para que no se piense que la forma impromptu es algo ya antiguo, propia del siglo XIX o principios del XX, cabe citarse que un compositor joven y actual como Hèctor Parra (que no por casualidad ha colaborado con el improvisador Agustí Fernández), titula con este nombre una obra suya para piano.
LIBERTAD Y ALEATORIEDAD
La improvisación elige y por tanto no es aleatoria. Esa es una de sus características comunes con la composición. En tanto que elige, es libre. En tanto que elige algo (y por tanto deja de elegir otra cosa), compone, aunque sea en tiempo real y no escriba ninguna partitura. Se puede decir que la improvisación es composición en tiempo real o la composición es improvisación escrita. Galiana selecciona diversos fragmentos del Chefa Alondo escribiendo que «La improvisadora y compositora gallega Chefa Alonso se pregunta si «es la improvisación otra manera de componer?» En un «intento de equilibrar la balanza entre la improvisación libre y la composición escrita», Alonso propone «recuperar el valor que se le ha dado a la improvisación». Es una búsqueda de legitimación a través de «partituras invisibles» que sobrevuelan las cabezas de los improvisadores, quienes han tenido que «aprender a tomar decisiones rápidas, a crear en el momento, a componer sobre la marcha». La autora, a través de entrevistas personales realizadas a numerosos improvisadores y compositores y después de investigar las similitudes y diferencias entre la improvisación libre y la composición escrita, llega a la conclusión de que «la improvisación es un tipo de composición, en la medida en que los improvisadores ponen juntos determinados elementos musicales que, de forma natural, adquieren una forma y un sentido». [10]
La aleatoriedad en un sentido amplio significa el grado cero de escritura y voluntad de toda música. De todas formas una aleatoriedad «absoluta» es imposible y utópica, lo que conlleva que en sí mismo, o la aleatoriedad acepta ciertas formas de «control del material» (tan simples y básicas como la que un músico y no otro, practica esta aleatoriedad o es «capaz» de practicarla), o se cierra en una aporía sin sentido como la de pretender que algo aleatorio tenga una intención aleatoria. Entonces sería lo mismo decir que todo está controlado y pautado aunque no se ejerza ningún control o conocimiento sobre estas reglas. Algo así como una teoría del destino, donde todo está fijado pero no podemos conocerlo. A diferencia de la aleatoriedad, la improvisación libre significa «un grado cero» de la escritura (o un nivel de imposibilidad de escribir todos sus componentes de forma clara y legible), pero no un grado cero en la voluntad del músico, sino un choque o acercamiento con la capacidad de éste. La música generada por la improvisación libre (como algunas músicas que pretenden escribir en el «estilo de improvisación libre», pero que las limitaciones de la escritura constatan su imposibilidad) llega a tal punto de complejidad, hibridación e indiferenciación de sus materiales sonoros, que su limitación o clasificación resulta casi imposible. Es en ese sentido que se acerca al límite y a un grado cero de la escritura y control del material, pero en ningún caso de la voluntad del músico. Ya que éste, aún estar en el límite de sus capacidades o incluso que no puede controlar muchos de los parámetros que utiliza al improvisar y puedan «parecer errores» porque tienen un gran componente de azar, o que el mismo instrumento resulta en exceso frágil para poder reproducirlos y repetirlos (es decir controlarlos), acaba eligiéndolos utilizar y propiciar el uso de las técnicas que lo hacen posible. Es por eso que en la improvisación libre, no existe una voluntad cero del músico, como sí en una música totalmente aleatoria. Y es en ese sentido donde en sus limitaciones extremas (y por eso puede chocar con el límite), en el fondo son elegidas y son plenamente libres de ser elegidas.
Esta imposibilidad de escritura de la improvisación libre es como el «inconsciente de la composición escrita». El compositor muchas veces va en busca de la improvisación para luego escribirla y ponerla conscientemente en el papel. Queriendo fijar el sonido «informe» que se pierde aunque su riqueza no pueda, ni quiera ser capturada. Este «inconsciente» es a su vez aquello que choca contra la cultura oficial de la escritura. Algo parecido en la historia de la música occidental ocurría con la música folklórica-nacionalista de los márgenes, que chocaba con la gran tradición oficial austro-alemana. Es la «otra vía» la que puede posibilitar el desarrollo de ambas y su complementariedad. La música fuera de centro-europa, no se sumerge y es engullida por la «gran tradición» (como sus estrategias de tomarla en sus modelos folkloristas y populacheros). Pero la música de los márgenes para no quedar en una música aislada, ha de conocer a la otra. Esta tensión imposible de delimitar, provoca la unión de lenguajes «contrapuestos», pero que pueden enriquecerse. Nadie negaría la influencia de la tradición austro-alemana en Bartók (de Beethoven a Alban Berg), como tampoco la influencia de las músicas nacionalistas que nada tienen que ver con la anterior. Lo mismo en referencia a los usos de técnicas sonoras no convencionales o instrumentos diferentes a los comunes. Así la mejor historia de la música se combina y complementa con los «clásicos de la tradición» y los «no clásicos de los márgenes de la tradición». «Esta tradición musical ha generado los extraordinarios ejemplos que todos conocemos pero no podemos olvidar que también con la finalidad de alcanzar ciertos logros ha limitado su capacidad expresiva y técnica. El reconocer la validez de los medios desarrollados en otras culturas – que muchas veces fueron igualmente nuestra cultura- permite recuperar instrumentos y técnicas olvidadas incorporando procedimientos que amplían las posibilidades de nuestras técnicas actuales. Las nuevas fuentes productoras y transformadoras de sonido representan logros que por sí solos abren nuevos mundos musicales, sin olvidar el constante deseo creativo e innovador de constructores, intérpretes y compositores». [11]
Segunda parte del artículo Interaccions Sonores. A raíz de este proyecto han surgido diversas cuestiones sobre la relación entre improvisación y música escrita. Se analizan diversos aspectos conectando estas prácticas musicales a través de diversos conceptos etimológicos, en referencia a la libertad, la aleatoriedad, la forma musical, etc. Presentamos ahora la sección 2.2. de este bloque.
LA NUEVAS Y VIEJAS FORMAS DE ESCRITURA EN LA IMPROVISACIÓN
La improvisación puede pensarse como aquello que se deja fuera de la composición, por su imposibilidad de escritura, su Otredad. En ese sentido es «imposible escribir» una historia de la improvisación, pero sin duda es necesario intentarlo ya que equilibra aquello que se puede escribir por lo que no se puede escribir. Pero esta concepción de «la historia de la improvisación» puede llevar a conclusiones engañosas. Sin duda existe una historicidad de la improvisación. Son posibles sus épocas y los estilos. Por tanto su «escritura» y fijación en cierta forma. La cultura, la historia, la lengua, etc. de un improvisador, ya son formas de escritura. Un improvisador en el momento que «estudia o realiza ejercicios improvisatorios» (diciéndolo de una manera algo burda), es un «compositor» (es decir, alguien que escribe el sonido). De la misma forma un compositor que «coge» un instrumento y empieza a tocarlo, sin escribir nada antes, es un improvisador. La ausencia de «medios de escritura» (grabaciones) adecuados para las improvisaciones «antiguas», ha generado el «prejuicio» de que la improvisación no se puede escribir. Los clásicos del jazz que nacieron improvisados, muchos han sido transcritos. Como en otro ámbito muy diferente las improvisaciones de Scelsi. Hoy hay nuevas formas de escritura como el vídeo o el audio, más allá de la «anticuada partitura de papel». La historia de la improvisación actual, es totalmente posible hoy en día. Con la tecnología que permite grabar y «escribir» las improvisaciones con un pequeño dispositivo que fija de forma casi «real» el sonido, permite crear un nuevo legado y nuevas formas de entender y practicar la improvisación. Habría que replantearse toda la tradición de la música occidental (que es la de la escritura y la del poder que quiere fijar algo, frente al rechazo de aquello que se quiere dejar sin constancia para no ser legado), ahora desde un nuevo planteamiento en que aquello que no se podía o no quería escribirse, actualmente puede serlo de una nueva manera. Es desde esta opción saludable, contra el uso de la tecnología por la cultura oficial, en que estas herramientas pueden ser pensadas desde su dimensión humana y permitir «una nueva unión arte-técnica, un retorno a su tronco común, que supera la escisión renacentista arte-artesanía, aunque en una dirección completamente distinta. […] Por otro lado, las fronteras cognoscitivas, imaginarias y afectivas de la ciencia y el arte se aproximan extraordinariamente, proyectando un nuevo ideal antropológico de unidad».[1] Pero escribir todo la música (improvisada o compuesta), conlleva el riesgo de desligarse de ella, almacenarla y olvidarla. Todas las prácticas que quieran estar vivas, han de pertenecer al acervo del músico. Una música sigue viva si es reconocida e interpretada (en un sentido muy general de la palabra). Y esto no tiene por qué implicar necesariamente su escritura. Piénsese en la tradición oral de muchos pueblos. La tecnología como proyección virtual y administrada del conocimiento humano para ser controlado por los poderes que la gestionan, como dice Baudrillard, «es la historia del crimen perfecto, que se manifiesta en toda la «operacionalidad» actual del mundo, en nuestras forma de realizar lo que es sueño, fantasía, o utopía, de transcribirlo numéricamente, de convertirlo en información, cosa que corresponde a lo virtual en su acepción más general. Ahí está el crimen: se llega a una perfección en su sentido de culminación fatal, y esa totalización es un fin. No existe otro destino al margen de éste, ni siquiera existe «margen». El crimen perfecto destruye la alteridad, al otro. Es el reino de lo idéntico a sí mismo, por exclusión de cualquier principio de alteridad.»[2]
Otro ejemplo distinto de una «improvisación escrita sobre papel» es el que realizó Duruflé, transcribiendo por medio de grabaciones, las improvisaciones al órgano que hizo su maestro Tournemire. Y que estas «improvisaciones» sean con notas que se pueden fijar con una precisión casi exacta en una partitura convencional no cambia, porque tampoco es cierto que el sonido complejo/ruido, no se pueda en cierta forma escribir. Una grabación en audio, análisis espectrales, vídeos de sus técnicas, diversas formas de transposición gráfica, etc. pueden fijar este material. Aunque lo cierto es que en estos casos existen una gran variabilidad y ambigüedad de grados de escritura, como de grados de lectura. Obviamente por las capacidades humanas y la educación actual, resultará más fácil leer y escribir la partitura primera (la de las «notas») frente a la segunda (la de los «ruidos»). La tecnología suple y perfecciona las «carencias humanas», como también las limita. De la misma forma que en una época puede resultar por el contexto histórico y otros factores más complejo «transcribir una música», que hoy con un «simple botón esto posible». No existe un progreso histórico-tecnológico. Existen gradaciones relativas en referencia a específicos aspectos humanos. Hoy resulta «más fácil» tocar una partitura del pasado que una actual por los conocimientos que tenemos de estas músicas pasadas. La acumulación y capitalización del conocimiento, puede implicar una facilidad al abordar el campo del saber implicado. No obstante, siempre que un campo es «archivado u organizado», mientras se consiguen nuevas formas de uso que pueden «facilitar y servirse rápidamente» de sus elementos, inevitablemente esta recopilación y por tanto sacada de contexto (aunque el contexto sea únicamente el tiempo histórico), supone una pérdida en otros sentidos. Podemos tener mucha información sobre la música renacentista (instrumentos, partituras, prácticas interpretativas, etc.), pero resulta imposible saber realmente cómo se percibía esa música, que se sentía al escucharla, que asociaciones implicaba, que contextos, etc. El progreso histórico-tecnológico que tiene una concepción lineal de la Historia, implica a su vez un progreso y un regreso. Una concepción circular y cerrada del tiempo como la de algunas culturas no occidentales, no implica una pérdida y olvido de sus prácticas culturales porque su estructura circular y cerrada del tiempo lo evita. Contra el cambio irreversible, utilizan siempre los mismos elementos para preservarlos en la memoria. En ese sentido la cultura occidental ha olvidado mucho, incluyendo también su legado «improvisacional». Pero no hemos de confundir que en «nuestra historia», sólo son recordados los compositores y no los improvisadores.
NUESTRO SEÑOR BACH, EL GRAN COMPOSITOR-IMPROVISADOR
El «más grande de los grandes, Nuestro Excelentísimo Señor Johann Sebastian Bach», fue no sólo un gran compositor, sino también un gran improvisador. El realizó el ideal de San Agustín, «El que canta bien, ora dos veces», es decir «El que compone e improvisa bien, ora dos veces». En mucha de su música se puede rastrear como en su pensamiento sonoro se combinan ambas prácticas. Es muy común decir que su preludio número 10 del primer libro del Clave Bien Temperado, representa un buen ejemplo de su práctica ornamental-improvisatoria dejada escrita. Así también muchas de sus formas (en el sentido de la organización del material sonoro en el tiempo), proceden de la tradición improvisatoria. Sean sus excelentes y numerosos preludios, por ejemplo el citado. Que originalmente se concebían (como indica su nombre) como antecedente a otra forma. En el caso de Bach, la forma más estricta y escrita por excelencia, que era la fuga. Por lo que nos demuestra que ambos «pensamientos», «la libertad de la improvisación» y el «rigorismo estructural» de la fuga, antes que oponerse, son complementarios, como dos caras de la misma moneda. Pero estas dos caras incluso pueden ser la misma, porque se sabe que Bach, era capaz de improvisar fugas. También se ha de relacionar que el instrumento que más personifica a Bach (y por tanto su forma de pensar el sonido), es el órgano. No sólo porque fue un gran organista, donde realizaba grandes improvisaciones y del que muchas de sus obras más excelsas! están escritas para este instrumento. Sino también porque este instrumento es portador de una gran tradición improvisatoria, como ya se ha comentado anteriormente.
Las improvisaciones de Bach no se pudieron transcribir y ese gran tesoro se perdió porque «nadie las grabó». Pero si una capacidad singular como la de Mozart (quien transcribió de memoria cuando era joven con sólo una escucha el Miserere de Allegri), se hubiera encontrado allí, esto hubiera sido posible. Hay que pensar en las heridas de la historia por la imposibilidad de ser percibidas porque no fueron valorados en su tiempo o por falta de medios. Y en el momento actual esto se muestra como una preocupación de primer orden, tanto a nivel de aquellas músicas que son arrasadas por el imperio global homogeneizador, aunque existan formas de «preservarlas y transcribirlas». Como esas que no «fueron posibles ser transcritas», pero su imposibilidad pasada puede ser posiblemente pensada hoy y por tanto intentar no «caer» en el mismo error. Frente al espíritu fácil y mediocre, el apreciar y entender la singularidad y particularidad de estas brechas es necesario, ya que «El individuo humano en las sociedades de masas ve configurada su sensibilidad a través de potentísimos mecanismos de producción y transmisión de experiencias estéticas que llevan en su propia dinámica, en su estructura constitutiva, el sello de lo homogéneo, de lo serial, de lo indistinto. El valor y la vigencia del arte reside precisamente en que aún hoy sigue siendo la gran alternativa a esa homogeneización sensible global de la experiencia, la vía más fuerte de afirmación de la diferencia y la singularidad.»[3]
Una obra maestra de la historia de la música occidental, sin duda singular, es la Misa en si menor de Bach. Síntesis de muchas prácticas compositivas anteriores, reunidas en una gran complejidad a todos los niveles (tanto formales, estilísticos, como tímbrico-instrumentales), donde se consigue un gran estructuralismo (ejemplificado en los pasajes fugales por ejemplo entre la orquesta y el coro en el Credo in unum Deum o en el doble coro del Osanna in excelsis) alcanzado por una mente que lo compagina sin prejuicios con las formas libres improvisatorias, comentadas anteriormente. Y hay otras dos obras maestras que parecen crear una sub-historia dentro de la historia de la música antigua, tejiéndola y renovándola. Estas son la Messe de Notre Dame de Machaut y el Vespro della Beata Vergine de Monteverdi. En estas dos obras de inmensas dimensiones, la improvisación es no sólo parte del pensamiento del compositor, sino de la práctica común de los mismos instrumentistas, su interpretación y muchas partes escritas como queda reflejado en muchos pasajes. Por ejemplo, en la obra de Machaut el uso del hoquetus, en la parte del Amen del Gloria, que con sus ritmos a contratiempo son claramente de origen improvisatorio. Como también hay que tener en cuenta que toda la misa es vertebrada sobre el canto gregoriano, que nació seguramente de las prácticas improvisatorias de los cantos de las primeras comunidades cristianas, como del canto de la sinagoga. En referencia a la obra de Monteverdi, la improvisación está presente desde la sencilla invocación inicial del I. DEUS IN ADIUTORIUM, hasta las rápidas figuraciones en «estilo improvisado» sobre largos acordes tendidos que realizan los dos cantantes en el VII. DUO SERAPHIM, o en el MAGNIFICAT en la sección Fecit Potentiam con el movimiento de escalas y pequeños motivos de los instrumentos sobre el cantus firmus de la voz.
LA MISA Y LA ORGANIZACIÓN SONORA
Es en la Misa, como forma organizativa del sonido en la música occidental, donde mejor queda plasmado la forma de pensar la materia sonora de un compositor y su plasmación en escritura. Ya que este género (a través del contenido del texto y su «repetición» con sus posibles grados de «modificación y libertad»), puede enseñarnos desde muchas dimensiones y niveles la relación entre texto, música escrita y no escrita, religiosidad y sonoridad, llevada a exigencias que ningún otro género puede igualar. Ya que la historia de la música occidental se «conserva y nace» desde esta misma forma que evoluciona hasta la actualidad. Así estas 3 obras anteriores, «Pilares-Trinitarios de la música», representan el culmen de una música sacra que ya luego decaerá. No siendo posible un pensamiento que relacione de forma tan compleja «lo micro y macro estructural, con lo religioso del sonido». En opinión del que escribe, ninguna forma musical religiosa alcanzará la «complejidad y síntesis» de las músicas precendentes, a excepción tal vez de la Missa Solemnis de Beethoven, como algunos ejemplos de Ockeghem y Josquin des Prez. Ni las grandes misas de Bruckner (por ejemplo la segunda), como las «más modestas» de Mozart, Schubert, etc. podrán llegar a la calidad tan grande y fusión de elementos como en las obras anteriores. Es posible que en los posteriores Requiem (la Misa de muertos), la gran complejidad formal se mantenga aunque perdiendo progresivamente su carácter original religioso, para optar otras posturas parecidas o contrarias. Por destacar algunos ejemplos, unos muy conocidos y otros no tanto, el Requiem humanista de Brahms, que se aleja del tradicional texto católico por uno protestante. El Requiem de Verdi, escrito más para la sala de conciertos que para la iglesia y con una carácter muy «operístico» como el de su música. El Requiem de Hanns Eisler, dedicado a Lenin, «el ateo dios». El Requiem de Paul Dessau a Lumumba, víctima del imperialismo americano. El Requiem para un joven poeta de Zimmermann o el escrito por varios compositores, el Requiem de la Reconciliación en memoria de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. También hay que destacar por su calidad, los que aún con un lenguaje alejado de la tradición antigua, siguen en carácter y en su texto al Requiem tradicional, como el de Fauré, Duruflé, Stravinsky, Ligeti, Penderecki o Schnittcke, por poner pocos ejemplos.
LA IMPROVISACIÓN Y LO RELIGIOSO
Hay en la improvisación libre un carácter tremendamente «religioso», siempre asociado al trance y la comunicación con los dioses. En nuestra cultura es la idea del rapsoda, del antiguo poeta griego que estaba bajo el hechizo de las musas (aunque suene bastante tópico…). La dimensión «transcendente» de la improvisación es casi podríamos decir, común a todas las culturas musicales del mundo (obviamente hablando de la improvisación en sus términos más «elevados y profundos» y no de la basura que frecuentemente se suele encontrar). Esa religiosidad contiene «terror», algo parecido de lo que habla Bataille. Galiana dice «La improvisación es una de las actividades humanas más antiguas. Antesala de la música, el oído es considerado el órgano del miedo y de la premonición, y goza de una capacidad excepcional para captar mundos desconocidos, abstractos y no conceptualizados. La escucha de los sonidos y la reproducción de los mismos por parte de los primeros homínidos (gritos de amenaza, de cólera, de placer y el golpeo de objetos) precedieron a todo lenguaje y a cualquier clase de música.»[4] Por eso la música en el transcurso de la historia de las artes muchas veces ha ido en paralelo y «retrasada» frente a las dominantes artes visuales (sobre todo la pintura, y recientemente la fotografía, el cine, el vídeo, etc.), ya que como dice Aristóteles, el sentido de la vista es «el que nos hace conocer más, y nos muestra muchas diferencias».[5] La cultura occidental, una cultura del ojo y el concepto, ya que le proporcionan mucho más conocimiento «objetivo» que el oído (y por tanto del sonido que es aconceptual y ambiguo). Ha tendido a poner a la música generalmente en un segundo plano, y hoy queda claramente reflejado en su poder e influencia institucional. Ese «desconocimiento del sonido» queda muy presente en la improvisación libre, que parece pertenecer a un estado primitivo. La impresión de ser una música prehistórica, de otro planeta, imposible de delimitar, pre-racional, una música secreta… Baudrillard refiriéndose a la energía del secreto, que de cierta manera podemos entender como la energía de la improvisación libre dice, «Su energía es la energía del mal, la energía que proviene de la no unificación de las cosas, definiéndose el bien como la unificación de las cosas en un mundo totalizado. A partir de ahí, todo lo que se sustenta en la dualidad, en la disociación de las cosas, en la negatividad, en la muerte, es considerado el mal. Por consiguiente, nuestra sociedad se empeña en conseguir que todo vaya bien, que a cada necesidad responda a una tecnología. En ese sentido, toda la tecnología está del lado del bien, o sea del cumplimiento del deseo general, en un estado de cosas unificado».[6] En contra de la improvisación libre, el jazz ha sido totalmente domesticado, entre otras cosas por las tecnologías del saber que facilitan su aprehensión y distribución. Esta «forma de improvisación» a entrado plenamente en las instituciones oficiales. Aunque nació fuera del Conservatorio, ahora se enseña de forma reglada allí y pertenece a los negocios del gran mercado. Con la improvisación libre esto parece ser imposible, como si fuera su límite existencial. En el momento que sucediera esto, su libertad se acabaría. La imposibilidad de unificarla y limitarla, es esa energía que ahora podríamos llamar mana,«la turbia indiscriminación del principio religioso, que en los estadios más antiguos conocidos de la humanidad fue venerado como mana. Primario, indiferenciado es todo lo desconocido, extraño; aquello que transciende el ámbito de la experiencia, lo que en las cosas es algo más que su realidad ya conocida. Lo que el primitivo experimenta en tal caso como sobrenatural no es una sustancia espiritual en cuando opuesta a la material, sino la complejidad de lo natural frente al miembro individual. El grito de terror con que se experimenta lo insólito se convierte en nombre de éste. Él fija la transcendencia de lo desconocido frente a lo conocido, y con ello convierte el estremecimiento en sagrado. El desdoblamiento de la naturaleza en apariencia y esencia, acción y fuerza, que hace posibles tanto el mito como la ciencia, nace del temor del hombre, cuya expresión se convierte en explicación.»[7]
IMPROVISACIÓN SINCRÓNICA/DIACRÓNICA
Hasta ahora siempre se habló de improvisación con materiales sincrónicos. Se improvisa con la música del tiempo de cada uno ¿Sería posible improvisar con la música de todos o muchos tiempos históricos, es decir con diversos estilos simultáneamente y no sólo de un misma cultura? Claro está que fuera de toda vulgar práctica al estilo de la fusión, el pastiche o el popurrí. De lo que se trata es de improvisar con la misma profundidad y conocimientos que se improvisa hoy en día con la música del presente. Improvisar diacrónicamente y no sincrónicamente, implicaría un conocimiento y herramientas para aprehender los estilos sin quedarse en la superficie. Es decir, conocer los pensamientos y procesamientos que posibilitan la existencia en una época dada de un estilo musical. En la composición tal vez por su carácter de reflexión y no creación en el instante, sí que se han dado casos en los que varios materiales de diversas épocas puedan convivir y yuxtaponerse de forma interesante. Los diversos casos de neoclasicismos (como por ejemplo el de Stravinsky), como los de música sobre música (Schnittcke) y otros ¿Es la improvisación por su carácter «instantáneo» no apto para ello? ¿Aún no se han desarrollado las capacidades o estéticas que posibiliten la improvisación diacrónica? ¿Es posible que entonces el aprehender un estilo implicara una negación del poder improvisar con ese estilo? ¿Sólo se puede improvisar en presente, aprehender el pasado significa matarlo? Son preguntas sin respuesta que pueden ser estúpidas o pueden señalar las limitaciones-definiciones-deficiencias tanto de una práctica como de otra.
Rastreando las influencias de la improvisación en compositores clásicos, el ejemplo de Stravinsky es interesante. Este compositor que a primera vista poco tiene que ver con la improvisación y se suele clasificar perteneciente a un pensamiento formalista, sería una negligencia no ver por ejemplo en todo su «período ruso» (influenciado por la música folklórica de su país, claramente emparentadas con las prácticas populares improvisatorias), un «sustrato» profundo de improvisación. Piénsese en las melodías melismáticas y de ritmo libre que «pueblan» la Consagración de la primavera, como también la «frescura y libertad» (que no por ello son incompatibles con una rigurosa escritura) de muchos de sus ritmos (relacionados con la danza, también muy emparentada con la improvisación). La fuerza y expresividad de esta música, no es en ningún momento incompatible con alguien (el compositor Stravinsky), que quiera fijarla en su máximo detalle organizando su material. Además esta razón viene respaldada porque este ballet perdería mucho de su fuerza en una escucha activa que pretendiera captar las «relaciones matemáticas-proporcionales» de sus sonidos en el desarrollo temporal de la forma (como ocurre en otras obras «formalistas» de Stravinsky). La potencia de esta obra (y del pensamiento de Stravinsky) es la contraposición (se podría decir dialéctica), entre un pensamiento formalista, frente (como en el caso de la Consagración) a una obra que para poder captar su sustrato profundo, el oyente ha de dejarse «atrapar y ser conducido» de forma pasiva por un material que parece estar generándose al instante, de forma «libre» como una improvisación.
Notas
^ JIMÉNEZ, José. 2006. Teoría del arte. Madrid: Tecnos/Alianza, p. 219
^ BAUDRILLARD, Jean. 2002. Contraseñas. Barcelona: Anagrama, pp. 67-68
Segunda parte del artículo Interaccions Sonores. A raíz de este proyecto han surgido diversas cuestiones sobre la relación entre improvisación y música escrita. Se analizan diversos aspectos conectando estas prácticas musicales a través de diversos conceptos etimológicos, en referencia a la libertad, la aleatoriedad, la forma musical, etc. Presentamos ahora la sección 2.3. de este bloque.
La separación de composición e improvisación como muchas otras cosas en nuestra sociedad contemporánea, responde a la división y especialización del trabajo. Es decir a un planteamiento interesado, funcional y por tanto arbitrario. Así diagnostica Weber «la modernidad, la Ilustración, es un proceso progresivo e irreversible de racionalización de todas las esferas de la vida social, proceso que comporta, a la vez, la progresiva funcionalización e instrumentalización de la razón, con la consiguiente pérdida de sentido y libertad.»[1] Las separación de las disciplinas posibilita un mejor aprendizaje de ellas, pero también una pérdida de referentes y unidad originarias. Esta idea se puede vislumbrar entre palabras cuando Marcel Dupré en su libro Cours Complet d’Improvisation à l’Orgue, escribe «para ser un buen improvisador no basta con haber adquirido agilidad y seguridad técnicas, sino también saber de armonía, de contrapunto y fuga, y no ignorar el canto llano, ni la composición, ni la orquestación.»[2] Básicamente parece decir Dupré, lo que un «buen improvisador ha de saber, es también a componer». Todas las disciplinas típicamente académicas que se enseñan en el conservatorio, el improvisador a de estudiarlas igual. Y a la inversa, todo compositor que estudia las disciplinas más académicas, al final ha de aprenderlas entre otras cosas para improvisar. En el fondo, la cita de Dupré significa que la improvisación como la composición no son muy diferentes y están estrechamente unidas. Su separación es debido a criterios muchas veces exteriores a la propia música. Es común decir que la mejor música «escrita, es la que suena como la improvisada» (en referencia a la naturalidad y espontaneidad de la improvisación, frente a la pedantería y retórica de cierta música escrita). Por el contrario también podría decirse, que «la mejor música improvisada, es la que suena como escrita» (por la claridad y estructuración formal que permite la reflexión en y durante el tiempo, contraria al instante arbitrario). Casi podría decirse que la diferencia entre improvisación y composición, está en la conciencia.
En una figura de la histórica de la música como Vinko Globokar, las diferencias y clasificaciones se diluyen. Él es un improvisador-compositor que empieza con el jazz tocando el trombón, luego pasa por la improvisación libre, compagina la composición plenamente escrita, mixta con improvisación, conoce y practica la música electrónica (es profesor en el IRCAM), como se basa y utiliza la música popular de los balcanes de carácter improvisatorio, etc. Esto quiere decir, que está fuera del imperio centro-europeo, pertenece a una zona multicultural, tiene un gran conocimiento del sonido electroacústico, estudia un instrumento de viento frente a la omnipresencia del piano y la cuerda, etc. En otras figuras de la música contemporánea reciente, las barreras entre improvisación y composición son difíciles de delimitar. Es el caso de algunas obras de Pierluigi Billone, por ejemplo PA Omaggio a Evan Parker, justamente dedicada a uno de los grandes de la improvisación libre. Como Brian Ferneyhough, quien en algunas de sus obras rigurosamente y complejamente escritas, el resultado sonoro es muy similar a una «espontánea» improvisación libre, llevando al intérprete al límite de sus capacidades como si fuese un improvisador.
PREJUICIOS
Esta dificultad de separar ambas prácticas permite dilucidar algunos prejuicios. Como el de pensar que un improvisador no quiere hacer una «partitura». Si fuese así, tampoco haría un CD sobre su improvisación, que es otra forma de «escribir una partitura». Un improvisador que pensase que la improvisación sólo puede ser vivida personalmente, tampoco actuaría con otros músicos y se quedaría en una actitud solipsista. De la misma manera que un compositor que quisiera fijar la música de forma plena en una partitura sin ninguna posibilidad de cambio, no haría una partitura. Sino simplemente haría una grabación en audio y no dejaría que nadie imitase lo que suena allí, lo único posible sería su reproducción discográfica. Ni los mismos implicados en el proyecto podrían volver a reproducirlo, porque habrían cambios (aunque puedan ser mínimos). Un compositor que quisiera fijar plenamente su pensamiento sonoro en una partitura, tendría que acompañarla también de un libro (posiblemente mucho más largo y detallado que la partitura), para explicarlo todo. Ya que el material sonoro y sus posibles lecturas resultan mucho más ambiguas que los conceptos (que también son imposibles de fijar al 100% aunque ese sea el sueño de la «filosofía-científico positivista»). Tanto la música improvisada como escrita, crea espacios diversos y plurales, en los que tanto sus actores como espectadores, tienen y deben poder crear sus propias experiencias, que ellos mismos pueden en su sentido más general y ambiguo «improvisar o escribir». «Quien conoce al lector no hace nada por el lector.»[3]
Es un absurdo decir que no existe el error en la improvisación, si fuera así tampoco existirían grados de calidad para la improvisación, todas serían buenas o malas, además no sería posible el aprendizaje. «Hay que fijarse en el error sin despreciarlo: la universalidad de los seres humanos no habría creído en él si no hubiese tenido tanta relación con la verdad y tantos auténticos puntos de coincidencia con ella.» [4] El error no se diferencia mucho de los juicios de valoración, ya que implica una «desviación» (aunque más radical) de la «propuesta real o verdadera» de una obra. Cuando una obra es mala, significa que se aleja de un «supuesto canon» (aunque ideal, imposible de delimitar y relativo históricamente) y por tanto somos capaces de compararla y por tanto de juzgarla. Por eso también se dice que una obra es errada, cuando es mala. Ya que su calidad, implica su estatuto de verdad. Si es posible diferenciar una obra buena, de otra mala, es porque ambas existen y se pueden comparar. Este canon es totalmente relativo a las estéticas de cada época, pudiendo ser el más académico y rancio canon de belleza, como una propuesta en términos de perfección, complejidad, simpleza, inteligencia, etc. Un sólo sonido puede ser la mejor obra en cierto contexto, como la peor. Como una obra de gran complejidad e inteligencia, puede ser la mejor o la peor. Cada propuesta artística será posible juzgarla dependiendo de las estéticas del momento y sus contextos. Donde no existe el error, existe la aleatoriedad, donde existe la aleatoriedad, no existe la libertad. Por eso uno es «libre» de buscar o hacer un «error», tanto en una obra escrita como improvisada. Que este error se busque y no venga de «sorpresa por un despiste o deficiencia técnica», puede ser entonces que este error ya no lo sea y pertenezca a la propuesta de la obra. Esta operación de conversión del error (la «falsedad» de la obra) en acierto (la «verdad» de la obra), puede realizarse tanto en la improvisación como en la composición. Cuando no se diferencia entre error y acierto, entonces la propuesta es aleatoria y no responde a ningún criterio. Es lo que es y por tanto no tiene sentido juzgarla, ya que únicamente sería el mismo azar la que la podría juzgarla y eso no tiene sentido. En el momento que el ser humano entra en el terreno de la voluntad (es decir de la libertad), es capaz de juzgar y por tanto de decidir qué hacer o no hacer, y el azar es justamente lo contrario a esto. Sirva un «humorístico ejemplo» para aclarar esta idea. Un músico improvisando o interpretando una composición escrita contemporánea, de repente se pone a toser. En un primer momento nadie diría que ese sonido (que hoy en día puede ser un material sonoro perfectamente legítimo para ser usado en música), pertenece a la obra. De todas formas si el músico empezara a crear un «discurso coherente» con él (sírvase de ejemplo un desarrollo, un contraste, una oposición, una imitación con otro sonido que se parezca, etc.), automáticamente el oyente (que obviamente entienda esta intención) captaría la tos, como perfectamente inscrita en la música que se está haciendo. En una obra aleatoria sería absurdo decir esto, ya que toda forma de diferenciación implicaría una voluntad, y por tanto dejaría de ser aleatoria en un sentido general y amplio del término. Sería así un tipo de «aleatoriedad más controlada».
EL PUNTO LÍMITE
La improvisación libre parece ser un cúmulo de corrientes: el jazz en algunas de sus modalidades, como la música contemporánea tanto en su vertiente aleatoria, como la new complexity, la música de texturas y construcción directa de los sonidos, como también la música electroacústica en el límite de la «artificialidad o realidad» del sonido, etc. Todas estas corrientes parecerían reunirse y a su vez contradecirse, en el «estilo de la improvisación libre» que las sintetiza a todas, o los aniquila. Una música que choca con el límite para parecer un punto final y muerte de ella, o a su vez un renacimiento y un camino futuro y nuevo. Una música que lleva a su culmen hasta los límites la investigación sonora realizada durante las últimas décadas y que parece crear sólo dos alternativas posibles. O su continuidad en los infinitos posibles caminos de la investigación y/o «reconstrucciones» y reelaboraciones de su amplio expandido material legado. O por el contrario, su abandono y conversión de la música en algo que ya no sea sonoro. Para el que escribe el artículo, la primera opción al menos ahora, resulta más interesante y coherente con el legado de la historia de la música. La segunda, implicaría el abandono de lo que hasta ahora se ha entendido como música y también en cierta forma como esa práctica común a todas las culturas del mundo y épocas pasadas, al menos desde el punto de vista actual. En el futuro es posible que este debate parezco superfluo y otras formas posibiliten nuevos entendimientos de lo que se ha podido llamar hasta ahora el arte del sonido en su más amplio sentido y sus límites.
La improvisación libre (no cualquier tipo de improvisación) parece haber llegado a un grado de escritura y lectura cero, o su posible límite. Aunque sólo el futuro podrá decirlo. No hay posibilidad de «lecturas ni escrituras exactas» para una música como la de la improvisación libre. Como tampoco hay en la actualidad tecnologías que ayuden a suplir esta carencia de forma eficiente. Ni existen robots que transcriban improvisación libre o la practiquen, ni prótesis que ayuden a una super-lectura e interpretación de una música compleja que pueda reproducirse de forma siempre similar, como ocurre en la música ordinaria. A lo mejor ahora, el músico se enfrenta a sus límites y sólo es posible «conocer estos y jugar con ellos», parafraseando a Wittgestein. Un ser humano con una tecnología «tan rudimentaria» como un saxofón es posible que genera procesos y pensamientos «mucho más complejos» que cualquier tecnología o escritura sofisticada. Puede ser que cuando se cree un robot que haga improvisación libre (y por tanto pueda codificar plenamente esta música y practicarla), entonces a lo mejor podemos acercarnos a una nueva idea de reproducir y leer partituras ultra complejas, definir perfectamente los diversos grados y juegos que se realizan y son posibles entre la improvisación libre y la composición (escritura) de esta. etc. Pero si esto llega a suceder (que viendo los intereses del capital y sus intenciones en la fabricación de robots, resulta bastante cómico y utópico (incluso puede ser que a todos nos iría mejor y el capital se volvería algo interesante y ser digno de tomarse en cuenta)), el concepto de ser humano utilizado aquí (con sus capacidades y limitaciones) tendría que cambiarse. Donde existe ese tipo de codificación capitalista que encierre la improvisación libre como otras música en números, significará que esos números también son precios. Por tanto no interesará «pues poco valor tiene todo lo que tiene un precio».[5] Y «La equiparación mitologizante de las ideas con los números en los últimos escritos de Platón expresa el anhelo de toda desmitologización: el número se convirtió en el canon de la Ilustración. Y las mismas equiparaciones dominan la justicia burguesa y el intercambio de mercancías. […] La sociedad burguesa se halla dominada por lo equivalente. Ella hace comparable lo heterogéneo reduciéndolo a grandezas abstractas. Todo lo que no se agota en números, en definitiva en el uno, se convierte para la Ilustración en apariencia.»[6]
La improvisación libre es un acercamiento o destrucción del límite de la música. Una meta-improvisación que engloba todos sus sonidos posibles. Ya no son posibles ningún tipo de jerarquías y limitaciones (por ejemplo como existían aún en el jazz, entre melodía/acompañamiento, tono/ruido, etc). La música escrita, nunca podrá llegar a ese estatuto ontológico porque su escritura depende de su contención. La improvisación libre es como el límite del pensamiento musical, y la posibilidad o imposibilidad de su escritura.
LA OTREDAD
En la música occidental una música que no tenga en cuenta sus prácticas improvisatorias en todas sus modalidades, es una música que no quiere pensarse a sí misma. Una música que quiere fijarse como un dictado y no aspira a la libertad de la diferencia y la otredad. Una música escrita sin improvisación es una cáscara muerta y vacía. Una improvisación sin ninguna referencia a alguna forma de escritura, es una música amorfa y caprichosa. La Otredad de la improvisación es la composición, como la Otredad de la composición es la improvisación. «Siempre estamos destinados al otro, es un intercambio, una forma dual y no, contrariamente a la concepción común, un destino individual. El destino es un intercambio simbólico entre nosotros y el mundo que nos piensa y que nosotros pensamos, donde se desarrollan tanto la colisión como la colusión, tanto el enfrentamiento como la complicidad de las cosas entre sí.»[7] Aunque el libro de Galiana se llama y versa sobre la Improvisación libre, el autor por su práctica y experimentación también en la música escrita, no se queda en posturas «autocomplacientes y chovinistas», afirmando que hay (como en todo lugar) «riesgos e incertidumbres» en la improvisación libre. Así se pregunta: «13. ¿Cuánto hay de improvisación en la libre improvisación musical? […] 16. ¿Se puede hablar de éxito o de fracaso en la improvisación libre? 17. ¿Cómo se sustrae un improvisador libre de todo el peso de la historia de la música? […] 34. ¿Saber leer música es una ventaja o un impedimento para improvisar?»[[8] Sin duda estas preguntas se pueden entender y responder de muchas maneras. El lenguaje como los sonidos (que se pueden englobar en el término general de las imágenes), tienen un contacto «perturbador: son una vía de transgresión de lo real, tal y como está culturalmente constituido. Las imágenes nos reflejan y prolongan. Nos dicen lo que somos, pero también lo que quizá podríamos llegar a ser, si nos atreviéramos y se dieran las condiciones materiales para ello. Productividad o creatividad, conocimiento o saber: riego. Pero también placer. La experiencia estética es un entrecruzamiento continuo de niveles propiciados por la imagen.»[9] Entrecruzamientos o interacciones que imposibilitan la diferencia categórica entre improvisación (libertad) y composición (escritura y fijeza de esa libertad). Aunque en este artículo se han reunido diversas ideas, casi como retazos escritos y relacionando muchas «fuentes y disciplinas» dispares, en ningún caso pretende homogeneizarlas y reducirlas. Son el punto de partida para entender y profundizar en las variadas e interesantes manifestaciones culturas que el ser humano ha podido lograr y alcanzar en sus más que diferentes épocas, culturas y pueblos. Sin duda estas han de preservarse y expandirse para poder sobrevivir a los horrendos excrementos culturales que desde la omnipotencia de los diversos poderes y sus intereses se nos tiene acostumbrados y acorralados. Una resistencia posible, alternativa, contradictoria y ambigua, nos ayuda a ir creciendo en la compleja y atractiva creación artística fuera de sus clasificaciones ordinarias. «La obra de arte posee aún en común con la magia el hecho de establecer un ámbito propio y cerrado en sí, que se sustrae al contexto de la realidad profana. En él rigen leyes particulares. Así como lo primero que hacía el mago en la ceremonia era delimitar, frente al resto del entorno, el lugar donde debían obrar las fuerzas sagradas, de la misma forma en cada obra de arte su propio ámbito se destaca netamente de lo real.»[10]
¡IMPROVISADORES Y COMPOSITORES DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!
La cultura occidental desarrolló formas tecnológicas muy complejas, y la escritura es una de ellas (ejemplificado en los actuales códigos de la informática). Su música por igual, se concibe como una tradición del sonido escrito. Esto implica una historia de su recuerdo gracias a su fijación, pero también de su olvido al proyectar aquello que dejará de estar presente en la cultura viva y pertenecerá al pasado fosilizado, cosificado y mercantilizado. La tecnología (en sentido general) puede convertirse de esta forma en la ruina de toda cultura viva, o en su posible fundamento para conservarla. En otras culturas del mundo, el legado musical no fue y está «mediatizado por las tecnologías de la escritura» y sigue manteniéndose como parte estructural de la cultura y memoria colectiva. En la «historia de los compositores» (esos «músicos» que se «dedican a escribir el sonido de la forma más exacta y precisa» que su época les permite, para que se conserve su música y legado tanto en el presente, como en el pasado y el futuro), han de existir «puentes» entre las diversas formas de organización del sonido. Ya sea este un «sonido improvisado», sea este un «sonido escrito», o lo que sea. La síntesis de las diversas formas de transmisión de la cultura sonora como sus diversas tradiciones, no sólo enriquecen el pensamiento de cualquier persona, sino le posibilita la riqueza de lecturas y conexiones que toda obra digna de respeto merece. Por eso todos los grandes músicos citados y muchos otros, tuvieron una estrecha relación con la(s) música(s) improvisatoria(s), como la(s) música(s) escrita(s), desde puntos de vista muy diferentes y variados. Posibilitando un continuo replanteamiento y reflexión sobes ella(s). Improvisación y composición, no son tan diferentes como parecen. Nada de todo esto tiene ningún sentido ocultarlo o rechazarlo por pre-juicio (el que previene y teme el juicio). Por eso en la música contemporánea, una vez más, la unión de estos dos prácticas está y debe estar muy viva.
NOTAS
^ HORKHEIMER, Max y ADORNO, Theodor W. 1998. Op. Cit., p. 23
«Como un rumor se inicia la obra, una lejanía que parece estar dentro de nuestras propias cabezas. Un estado suburbano de conciencia se va resolviendo en actividad insectívora, como si nuestras ideas rasgaran la tumba de nuestro cráneo, revolviéndose y resonando en nuestro canal auditivo. Finalmente, la bestia kafkiana escapa de su pequeña cárcel gris, se encuentra en un nuevo espacio, más amplio y reverberante, donde otra criatura golpea, chilla y se frota contra paredes de hierro. Es ella misma, se reconoce, y se agazapa temerosa.Escarcea por los rincones, ocultándose en recovecos de ese espacio más amplio, más cerrado. ¿Hay más seres desbocados? Repentinamente… recuerda algo de su ser, se reconoce saxo…» Así empieza esta experiencia sonora entre dos maestros… que vosotros continuaréis… al escuchar sin prejuicios.
Una obra compuesta entre la improvisación y la estructura que consigue aunar de forma natural multiplicidad de recursos y medios. Un sabio y arriesgado equilibrio, ilusionado por su propio sonido y sustentado en la abstracción más aterrada y conmovida. Una historia bien contada, basada en hechos reales…
En palabras del compositor Enrique Sanz Burguete:
Se trata de un trabajo desde la madurez musical, tanto de técnica interpretativa como de ese estilo compositivo-improvisatorio que Josep Lluís Galiana ha ido creando a lo largo de su carrera y que es, sin duda, su «sello».
Otra cosa que llama la atención desde el minuto uno es la perfecta simbiosis e integración de la electrónica con el sonido en vivo: nunca se sabe, en general, donde empieza y/o acaba uno u otra (no se sabe, como debe ser, si se han tomado “muestras” y están procesadas, o si los procesos son en tiempo real, o si se“dispara” alguno de ellos, etc.). Es decir, verdaderamente es un «todo», tanto a nivel de “plantilla”, por así decir, como estilísticamente por el tipo de “materiales” compositivos.
En cuanto a la obra en sí, me gusta mucho la apertura, que es, me lo parece, un claro homenaje a Grisey y su «Partiels», tanto a nivel de “orquestación” virtual como por la textura y los armónicos.
Formalmente, las estructuras están muy bien graduadas y sobre todo “enlazadas” para que haya una “continuidad convincente” que diría E. Carter (en lugar de estructuras “separadas”, que se perciben en muchas obras estructuralistas como un muestrario de técnicas y procesos…). La electrónica es muy “fina” y contribuye a lo dicho. Me ha gustado el clímax que existe en una “cadencia” intermedia de Galiana (donde suenan materiales más de “notas”, por así decir) que adelanta la cadencia final antes del cierre de la obra (cita del futuro que diría Boulez) dando cohesión a la obra. El cierre, ya sobre un do agudo, del final, enlaza con el inicio dando esa sensación perceptual. El «cuerpo» de la obra se estructura a partir del registro, de grave al agudo, y con buenos contrastes de materiales de cada estructura que le dan variedad a la pieza.
Desde el punto de vista estético, me parece que se enraíza ( de manera lejana, claro) en parte con un cierto «bruitismo energético», esa línea poco transitada que va desde Varèse, a algunas obras de Xenakis o del primer Penderecki, por no hablar también de ˝nuestro˝ Ramón Ramos, aunque sobre todo con las corrientes improvisatorias a partir de los ’70 tanto de la llamada música contemporánea centroeuropea como del free jazz, etc. Como decía, me “pierdo” en muchos de los idearios más rabiosamente actuales que toman cierta faceta del “sonido” y del “ruido” cageano, sonidos “urbanos”, etc. como puntos de partida…
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